Activistas han congregado a la entrada del club de prensa de Canberra para pedir la libertad de Julian Assange. Los manifestantes portaron pancartas y consignas por la libertad inmediata del fundador de WikiLeaks, mientras que la abogada defensora y la esposa del inculpado por la Judicatura estadounidense temen que el encarcelado pueda quitarse la vida.

En el interior del salón, Stella Assange leyó varios folios sobre algunas de las vicisitudes del calvario al que estuvo sometido su marido durante muchos años desde que se refugió en la embajada ecuatoriana en el 2012. En sus explicaciones a los periodistas puso el énfasis en "la necesidad inmediata de conseguir la libertad debido al mal estado de salud que se encuentra su marido". 

A continuación, remarcó que "si no sale de la cárcel de Londres podría quitarse la vida". Respondiendo a los periodistas sobre el trasfondo político que implica el caso del fundador de WikiLeaks, Stella Assange replicó que había llegado la hora del punto final. Y añadió: "Esto es un tema político cuya solución está en manos de los gobiernos de Australia y Estados Unidos"

En este aspecto y a preguntas de los informadores sobre lo que tendría que hacer el jefe del Ejecutivo, destacó que no era su cometido leerle la cartilla al Jefe del Gobierno. Además, subrayó que “lo que está bien claro es que mi marido ha nacido en Australia y, por lo tanto, las autoridades tienen que hacer los esfuerzos necesarios para defender los derechos de sus ciudadanos", sobre todo teniendo en cuenta que Julian Assange no ha cometido ningún crimen ni nada parecido. Es más, subrayó que fue interpelado por la justicia por defender los derechos de los periodistas a informar en libertad sobre los acontecimientos de cada día.

Para terminar, en su comparecencia en el Club de Prensa, la esposa de Assange recibió un fuerte aplauso de periodistas, editores y personalidades de los medios de comunicación.

La abogada se compromete a resolver el asunto junto a la Justicia

Jennifer Robinson, letrada que defiende la inocencia de Julian Assange, dijo que estaba dispuesta a resolver el hecho haciendo un trato con la Justicia. En este sentido, señaló que el asunto podría resolverse de común acuerdo por ambas partes si la abogada admitía la culpabilidad del detenido a cambio de la libertad, pero que al mismo tiempo tendría que aceptar una nueva sesión judicial en la que el presidente de la audiencia podría imponer castigos carcelarios.

Un caso parecido sucedió cuando el australiano David Hicks fue acusado de terrorismo por el estamento militar del Estados Unidos en el año 2002. Después de sufrir el castigo de cinco años en la temible prisión de Guantánamo Bay logró librarse gracias a un trato que hicieron los abogados del inculpado con la judicatura norteamericana, admitiendo los cargos contra el reo. Al final del proceso, Hicks logró llegar a Australia para comparecer ante un tribunal judicial que le castigó a solo unos meses de cárcel.

La abogada y la mujer de Julian Asange llegaron esta semana a Australia, procedentes de Londres, para ensalzar la gravedad de los hechos y poner de manifiesto la situación desesperada y angustiosa del inculpado si es juzgado por un tribunal en Estados Unidos.

Gobierno y oposición coinciden en la libertad de Assange

El primer ministro, Anthony Albanese, y el líder de la oposición, Peter Dutton, mantuvieron su compromiso de hacer lo posible para que Julian Assange sea puesto en libertad.

El jefe del ejecutivo manifestó que en los recientes mítines en foros internacionales que compartió con el presidente Joe Biden explicó a los medios informativos que le había transmitido su preocupación sobre el caso de Assange de ser trasladado a Estados Unidos.

Por lo que se refiere a Peter Dutton, éste también se solidarizó con la causa y remarcó que el inculpado recluido en la prisión de Londres había sufrido demasiados años de castigo como para dejarle en paz y evitar la extradición al país americano.

La prensa internacional clama en la misma dirección

Diversas organizaciones de medios de comunicación han clamado también por la liberación del detenido. En este sentido, The New York Times, Le Monde, Der Spiegel y el diario El País hicieron un llamamiento al gobierno de los Estados Unidos para que los cargos contra Assange fueran retirados.