Los jóvenes de nuestro país cada vez tienen un contacto más temprano con el sexo. Los datos reflejan que, de media, a los 15 años de edad comienzan a tener relaciones sexuales pero es a los 12 cuando se encuentran por primera vez con contenidos digitales de carácter sexual. El porno invade todo, especialmente las redes sociales. Esto hace que la Generación Z -los nacidos entre el 1994 y 2010, nativos digitales- se hayan visto más expuestos a aprender comportamientos alejados de la realidad y más cercanos a películas. Son los más abiertos y liberales con respecto a la sexualidad, pero también los más influenciados por el machismo y la violencia intrínseca de los contenidos que predominan en la pornografía.

Todo esto se produce de forma imparable y en paralelo al avance del feminismo a todos los niveles, también en el porno -aunque a otra velocidad-, y en medio de los primeros intentos por contener la extensión masiva entre los menores de estos productos. Eso sí, no libre de polémica. Un informe del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) ha dejado entrever el sentir con el trabajo feminista de parte de los hombres, que aseguran sentirse discriminados. Por su parte, el Gobierno de Pedro Sánchez ya ha puesto en marcha un proyecto de ley para poner coto al acceso indiscriminado de los jóvenes a la pornografía en las aplicaciones y plataformas digitales. Entre tanto proliferan conceptos como sexting, OnlyFans o porno de venganza, y el avance de la Inteligencia Artificial.

Sin protección, con violencia sexual

Según un estudio de Save The Children, que marca la edad de contacto con el porno mucho antes a iniciar la vida sexual propiamente dicha, más del 68% de la juventud consume estos contenidos frecuentemente. Algunos expertos adelantan la media incluso a los 8 años. Esto trae aparejados muchos problemas si no se lleva a cabo una buena educación sexual en paralelo desde esas edades, tal y como denuncian muchas organizaciones, especialmente en una sociedad cada vez más libre -solo el 50% se identifica como heterosexual, según la Universidad de Carolina del Norte- pero también más hipersexualizada. Este extremo afecta especialmente a las mujeres, mostradas como objeto pasivo y exagerado de unas acciones en las que, en la mayoría de las historias, no participan con agrado.

De esto también se extrae menos protección pero más violencia. Un informe elaborado en febrero de 2023 -el Barómetro Juvenil de 2021 y del Ministerio de Sanidad- revela que 1 de cada 4 jóvenes de la Generación Z no utiliza preservativo en las relaciones sexuales, principalmente motivados por la creencia de que afecta a la sensibilidad y el disfrute. La transmisión de las enfermedades es un problema secundario para una amplia mayoría y cercan la protección a, en todo caso, métodos anticonceptivos hormonales. Esto va ligado a una educación sexual vinculada al porno como fuente principal de aprendizaje, que también conlleva un trasbordo de los comportamientos que se pueden ver en esas grabaciones a la realidad.

Alteración del imaginario sexual

El 40% de los jóvenes reconoce la pornografía como principal fuente de conocimientos en materia de sexo, según la citada ONG. Las conductas machistas, e incluso violentas, se han trasladado a las relaciones físicas. De hecho uno de cada cuatro jóvenes consume porno con violencia física o verbal, según el estudio Juventud y pornografía en la era digital de Fad Juventud. Muchos de ellos se enmarcan claramente en la cultura de la violación bajo polémicos títulos como "violando a una mujer secuestrada", "sexo con una mujer dormida", o con mujeres "borrachas". La pornografía crea una imagen en los jóvenes de lo que es el sexo, hasta el punto de formar el interiorizar estereotipos, mitos y mentiras, pero también comportamientos vinculados con forzar a otras a mantener relaciones o incluso las agresiones en grupo.

"Las investigaciones están confirmando que el porno tiene efectos de alteración del imaginario sexual, de influencia en actitudes machistas y, por supuesto, de mayor probabilidad de desarrollo de conductas no basadas en el consenso”, asegura Lluís Ballester, doctor en sociología en la Universidad de las Islas Baleares y autor de Nueva pornografía y cambios en las relaciones interpersonales. Este experto confirma el punto anterior y señala que "además, influye en la reducción del uso del preservativo, deteriora el placer a medio plazo y genera efectos adictivos". También podría traducirse en una disfunción eréctil derivado de un sentimiento de no cumplir con los estándares que marca la pornografía.

Sánchez contra el porno

No hay nada que ponga freno a estos contenidos -aunque cada vez hay más movimientos y directoras que están fomentando y creando porno feminista, en el que la mujer tenga un papel activo en el disfrute y sea respetuoso-, tan solo la aceptación digital de una mayoría de edad a los 18 años para poder ver las imágenes. Por eso, el Gobierno de Pedro Sánchez quiere limitar el acceso de los menores a los contenidos pornográficos involucrando a las plataformas tecnológicas con un proyecto de ley que ya ha sido aprobado por el Consejo de Ministros en su reunión del pasado martes. Se trata de una de las primeras medidas impulsadas en esta nueva legislatura.

El plan contempla, entre otras cuestiones, la implantación de un nuevo mecanismo de verificación de edad que en la práctica obligará a todos los usuarios, incluyendo a adultos, a rellenar un cuestionario con su DNI, pasaporte, tarjeta sanitaria o carné de conducir a la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre para acceder a las páginas que se etiquetarán como inadecuadas para niños y adolescentes. Por tanto, no se podrá visualizar el contenido de estos sitios web sin facilitar los datos solicitados. ¿El objetivo? Impulsar un sistema que haga efectiva la obligación para las compañías a tener que delimitar los mecanismos de verificación de edad ya incluidas en la legislación hasta ahora operante en la Ley General de Comunicación Audiovisual.

El Ministerio de Justicia, Presidencia y Relaciones con las Cortes, encabezado por Félix Bolaños, tutela un proyecto -el de la verificación de edad- que ya está en marcha en los trabajos de las carteras implicadas. La previsión del Ejecutivo es que este nuevo mecanismo, desarrollado por la Agencia Española de Protección de Datos (AEPD) en coordinación con la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre y la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC), esté disponible para su implantación este verano. Cuando se integre en la rutina en la red, obligará a cualquier web que ofrezca contenidos para adultos, incluyendo redes sociales o cualquier buscador, a verificar la edad del usuario a través de un sistema de lectura electrónica y doble sistema de verificación que hará más complicado sortear la laxitud de la pregunta actual.

Hombres discriminados por el feminismo

Y entre la limitación y el avance del feminismo, los hombres aseguran sentirse discriminados. Según la encuesta sobre las Percepciones sobre la igualdad entre hombres y mujeres y estereotipos de género del CIS, un 44,1% de los hombres y el 32,5% de las mujeres entrevistadas considera que la afirmación "el feminismo discrimina a los hombres" es verídica, mostrándose "muy o bastante de acuerdo" con que "se ha llegado tan lejos en la promoción de la igualdad de las mujeres que ahora se está discriminando a los hombres". Además, los resultados reflejan que un 81,2% de las mujeres asegura que "no lograrán la igualdad a menos que los hombres también luchen por los derechos de las mujeres", a pesar de que la cifra baja hasta el 74,2% entre los hombres que apoyan la misma idea.

Consentimiento, diversidad y representación equitativa

Mientras tanto, el porno feminista se abre hueco en la industria. La pionera en este movimiento es Erika Lust, cineasta, guionista y productora sueca, quien lleva desde 2004 reivindicando el papel de la mujer en la sociedad y su protagonismo también en películas pornográficas. La cineasta ha expresado en alguna ocasión que "el porno producido de manera ética se basa en principios de consentimiento, diversidad y representación equitativa" y considera que es importante incluir el porno ético y feminista en los mecanismos de verificación, puesto que, de esta manera, "se promueve una industria del porno más responsable". "Pagando por el porno que consumes, haces que haya dinero para que todas las personas involucradas en la producción puedan trabajar de manera favorable y, por lo tanto, ética", defiende.