Los incendios forestales que han azotado la península ibérica en las últimas semanas han destruido, por el momento, más de 150.000 hectáreas (según los datos del Gobierno) de terreno entre bosques, tierras de cultivo y pastos. Y esto no es lo peor, ya que queda por delante mucho verano. Para poner en perspectiva esta cifra, hay que recordar que, a lo largo de todo el pasado año, se quemaron 87.879 hectáreas.

En los datos que traslada el Ministerio de Medio Ambiente (ahora Ministerio de Transición Ecológica) destacan tres ejercicios por las cifras registradas: 1978, 1989 y 1994. 1978 fue el peor de ellos. Se quemaron un total de 439.526 hectáreas en 8.471 incendios distintos a lo largo de todo el territorio español.

El siguiente peor año para España en esta cuestión fue 1994, cuando se reportaron 437.635 hectáreas calcinadas. Esta vez hubo más de 19.000 fuegos; y en 1989 las cifras fueron muy similares, con 20.811 incendios declarados y 426.693 hectáreas quemadas.

Desde entonces, nunca se han contado tantas hectáreas calcinadas en 12 meses. Bien es cierto que ha habido años con más de 200.000 hectáreas quemadas, como es el caso de 2016, cuando se quemaron más de 216.000. Fue un periodo complicado, en el que se rompió la tendencia a la baja de este tipo de tragedias.

2018, año en mínimos

Esto contrasta con 2018, año en el que se computó el mínimo histórico. Se quemaron 'solo' 29.900 hectáreas en España.

Dejando de lado la pérdida de vegetación y bienes, las víctimas mortales son aún más graves. El incendio más grave en este aspecto fue el de Riba de Saelices (en Castilla-La Mancha, concretamente en la provincia de Guadalajara), en 2005, provocado por una barbacoa. En este incidente, once miembros del equipo de emergencias perdieron la vida intentando apagar las llamas.