Para sus detractores, era un bandido que mataba a policías y robaba armas y caballos. Para sus seguidores, que le apoyaban a pies juntillas, era un espíritu libre que luchaba a ultranza para defender a las gentes oprimidas. Hablamos de Ned Kelly, el legendario bandolero australiano y activista político que ha protagonizado los relatos de historiadores y directores de cine. Anécdotas a favor y en contra de este Curro Jiménez de las Antípodas o Robin Hood del hemisferio sur.

Hace más de 120 años que el controvertido legendario ha servido de inspiración a artistas, músicos y escritores, en un contexto más amplio, ha motivado la creación de dos ballets, una ópera de rock, y una ristra de películas, incluyendo un film de 1906, The Story of the Kelly Gang, que tuvo resonancia mundial por convertirse en el primer largometraje dramático de la historia. Por si fuera poco, a la lista habría que añadir la publicación de 150 libros, dos de ellos muy recientes.

La exposición de Ned Kelly

La imagen del famoso bandolero australiano vuelve a estar de moda en Melbourne. Tanto es así que, la semana pasada, los principales responsables del edificio monumental de la Biblioteca de la ciudad del Yarra decidieron montar una exhibición sobre la vida de Ned Kelly.

Una exposición en una sala donde reluce la imagen del polémico y legendario bandolero australiano vestido, de pies a cabeza, con la clásica indumentaria de metal y, a su alrededor, numerosos paneles que describen las distintas facetas del mítico personaje.   

Sin embargo, faltaban las corazas; las armaduras que utilizaron en tiempos pasados. Quizás, por esa razón, apenas había público en la sala, aunque, según un portavoz de la biblioteca, el mes próximo la exhibición será complementada con una remesa de útiles y artefactos. 

En todo caso, da la sensación de que la falta de visitantes no dice mucho del interés de la ciudadanía por conocer a fondo la historia de Ned Kelly, o al menos no se corresponde con la atención que le están prestando los medios de comunicación.

Charlotte Waters, australiana de pura cepa y empleada en la histórica biblioteca de Melbourne, señalaba a ElPlural.com que muchos australianos no mostraban excesiva admiración por Kell. Quizás porque las instituciones y autoridades que custodian la seguridad de este país reciben, por tradición, mucho respeto por parte de la ciudadanía en general. Una opinión que, en cierto modo, comparte Geoff Kendrick, australiano de sexta generación, quien, preguntado por ElPlural.com, puso mucho énfasis diciendo que Kelly y sus secuaces eran una banda de bandidos.

Libros enfrentados

El autor David Dufty es el autor de un libro titulado Nabbing Ned Kelly (Atrapando a Ned Kelly) que narra la historia de los enfrentamientos protagonizados por la policía de Victoria para apresar a la banda de Kelly y sus secuaces. Una banda que, en opinión del autor, estaba inmersa en una carrera criminal. Una carrera ininterrumpida para robar y matar a sus enemigos. 

Dufty, preguntado por los medios, negó que él hubiera tenido ningún tipo de relación con los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado de Victoria y que su postura al respecto era objetiva.

Por otro lado, el segundo libro recientemente publicado, y cuyo autor es Peter Fitzsimons, se sitúa en la orilla opuesta de la obra de Dafty.

En lugar de poner el foco en las tareas de las fuerzas policiales, el autor Ned Kelly: The Story of Australia most notorious legend (Ned Kelly: La historia de la leyenda más sobresaliente de Australia) ha arrasado en las redes sociales. Muchos lectores destacan su solidez y el anclaje del autor y sus conocimientos sobre el tema, así como la investigación exhaustiva que ha hecho en la preparación del libro.

El asedio al refugio de Kelly y sus compinches

The Washington Post es uno de los diarios más reconocidos del mundo hoy día por su empeño en investigar a fondo historias controvertidas nacionales o de ultramar Pero resulta llamativo que, en 1906, es decir, hace más de un siglo, el periódico norteamericano se enredara con la historia de Ned Kelly.

Una historia muy personal, muy aterradora e insólita, que a la postre fue conocida bajo el sobrenombre de Gonzo journalism. Es decir, aquella en la que el periodista de turno se hace pasar como parte de la noticia o historia que está investigando. Y fue eso mismo, lo que hicieron los periodistas elegidos, según reveló en su día The Washington Post.

Phillip Adams, periodista australiano de la cadena estatal de Radio National, sostiene que los policías encargados de borrar del mapa al famoso bandolero urdieron una trama para invitar a cuatro reporteros o periodistas australianos, y por este orden fueron elegidos: Joseph Dalgarno adjunto al diario The Argus, George Vesey y Allen, de los periódicos The Melbourne y Daily Telegraph; John McWhirter del rotativo The Age, y el dibujante Francis Thomas y el periodista Dean Carrington del Australasian Sketcher.

La invitación a los periodistas fue de lujo, según cuenta Phillip Adams, de Radio National, y además con todo tipo de facilidades para hacer una labor que diera suficientes argumentos y razones a los agentes de la seguridad.

La idea, pues, era que los lectores de sus respectivos periódicos quedaran bien complacidos por el buen trabajo del estamento policial. O, como decía, Adams en su programa de radio, los periodistas de turno hicieron todo lo contrario de lo que enseñan tutores y profesores de periodismo en las universidades o instituciones académicas australianas. 

Sin embargo, no todos están de acuerdo o aceptan las versiones del periódico norteamericano.

La profesora australiana Kerry Davies, académica y profesora de periodismo en la Universidad de Nueva Gales del Sur, en entrevista con Phillip Adams, dijo que sí era cierto que las fuerzas policiales estuvieron envueltas con algunas polémicas, pero, en general, hicieron una buena labor para perseguir a Ned Kelly y sus secuaces en su último refugio de la localidad Glenrowan.

Ned Kelly fue finalmente ajusticiado por la muerte del policía Thomas Lonigan y murió ahorcado en la penitenciaria de Melbourne en 1880.