Esta mañana el diario El Mundo ha publicado un artículo basado en datos proporcionados por Gleeden, una app que se define como "el primer sitio de encuentros extraconyugales pensado por mujeres", y declaran que "el que quiere ser infiel busca la manera".

Con la mala reputación que puede conllevar ser una red social dedicada a la infidelidad en la pareja, la aplicación encargó una encuesta al Instituto Francés de Opinión Pública Ifop para corroborar que cada vez hay más mujeres infieles. Los datos señalaron que el 30% de las mujeres españolas han sido infieles a sus parejas en algún momento de su vida, el 14% a su pareja actual. Estas cifras son superiores a las de hace cinco años. Además, Gleeden hizo un Observatorio Europeo de la Infidelidad, elaborado por 5.000 entrevistas a mujeres europeas, de las cuales 1.000 eran españolas, del que sacaron diferentes conclusiones.

Para opinar sobre los datos, han hablado con Francisca Molero, presidenta de la Federación Española de Sociedades de Sexología FESS, quien argumenta que una relación se basa en la atracción, la intimidad personal y el proyecto de futuro, y que “a veces, aunque el resto funcione, no queda cubierta una actividad sexual satisfactoria”, por lo que “hay mujeres que quieren conservar lo demás, pero buscan fuera lo que les falta”.

Excusan los datos de este estudio, y del aumento de mujeres infieles, en “el resurgir del movimiento feminista” que, según dicen, “ha eliminado el tabú de la infidelidad femenina”. También realizan un perfil, con ayuda de la sexóloga, de la mujer infiel española: “Mujer en la treintena, urbana y con un nivel medio de estudios y de izquierdas que se considera “bastante guapa”, “mucho más” que su cónyuge, y ha tenido más de 10 parejas sexuales a lo largo de su vida”. Asimismo, dicen que las mujeres que tienden a ser infieles han utilizado apps para ligar, y suelen realizar menos tareas domésticas. Con todo esto, podríamos decir que atribuyen al estereotipo de mujer infiel muchos de los adjetivos que han perseguido a los hombres infieles hasta ahora. La diferencia es que muchas veces se ve con normalidad el adulterio en hombres, pero como un escándalo en mujeres.

Ante esto, Molero es tajante, y declara que el argumento del empoderamiento es “retorcer mucho el discurso” porque “la infidelidad puede dar placer o satisfacción, pero muchas veces saca a la luz que las cosas no acaban de funcionar”, y resalta que “empoderarse sería dialogar, dejar las cosas claras, no engañar a tu pareja”.

Porque en realidad, fuera de datos y géneros, los cuernos simplemente es la ruptura de un acuerdo con la pareja sobre qué se puede hacer y qué no fuera de la relación. Aunque el disfrute sexual siempre ha estado más ligado a los hombres, el hecho de que las mujeres ahora tengan más acompañantes en la cama, sean sus parejas o no, no es pretexto para culpar al auge del feminismo de que haya más mujeres infieles.

El concepto de infidelidad ha cambiado

Uno de los datos con los que ha comenzado el Observatorio ha sido la diferenciación de los distintos tipos de infidelidad: la psíquica (fantasear con otra persona), la física (tener relaciones sexuales o besar a otra persona) y la virtual (también conocido como sexting). Este último, con el avance de las nuevas tecnologías, es lo que más problemas causa en las parejas, y muchas acuden a la consulta de Francisca Molero en busca de ayuda.

La sexóloga afirma que “es más difícil pillar a una mujer que a un hombre, porque nosotras somos más organizadas”, argumentando que, todo basado en relaciones heterosexuales, son más las mujeres que buscan asesoramiento en ella, porque han pillado a su novio ligando por mensajes: “Lo viven realmente como una infidelidad con todo el dolor que conlleva sentirse traicionada”.

Por otro lado, la mitad de las españolas consideran infidelidad el hecho de que su pareja haya pensado en otra persona mientras mantenían relaciones sexuales, y el 34% considerarían cuernos que su pareja tenga sueños eróticos con alguien de fuera de la relación.

Este artículo también asegura que se han cambiado los estereotipos implantados en la sociedad, y que ahora son los hombres los menos interesados en el sexo y las mujeres quienes quieren cada vez más las relaciones íntimas sin compromiso. En cuanto a esto, la sexóloga explica que “los roles sexuales y de género se van acercando, aunque aún no sean igualitarios, y las cosas que afectaban antes a las mujeres afectan ahora también a los hombres”. “Entramos en un círculo vicioso”, continúa diciendo” y en muchos casos la mujer dice: estoy bien con él, pero no tengo la actividad sexual que quiero, así que la tengo fuera”.