Aproximadamente el 15% de la población occidental sufre migraña, un tipo de dolor de cabeza primario que se produce de forma espontánea y que limita en gran medida el desarrollo de la vida cotidiana.

Afecta más a mujeres que a hombres y, habitualmente se presenta en forma de ‘martillazos’ en la zona de la sien. Es frecuente que quien la padece tanga también náuseas, vómitos y sensibilidad a la luz y al sonido.

Hay distintos factores desencadenantes de este problema, desde hormonales, hasta emocionales y estudios recientes han apuntado cuál podría ser la razón, una acumulación de sustancias neurotóxicas en el cerebro.

“Hasta hace poco se creía que el cerebro carecía de sistema linfático, que es el que se encarga de drenar el exceso de líquido intersticial, el que está contenido entre las células, y los residuos que no se han eliminado por la circulación sanguínea”, explica el Dr. Alex Jaimes Sánchez, especialista de la Unidad de Cefaleas del Servicio de Neurología del Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz de Madrid.

“Se consideraba que se drenaban por difusión través del líquido cefalorraquídeo, el que se encuentra en el interior y alrededor del cerebro”, añade. Pero ya hay investigaciones que han demostrado que este sistema podría ser ineficiente, dado que la velocidad de depuración depende del tamaño de la partícula, y que existe un sistema de depuración más eficiente, el sistema glinfático. “Este debe su nombre a que cumple la función del sistema linfático, pero está tapizado por células gliales”, detalla el Dr. Sánchez.

“En esta vía, el LCR fluye por el espacio perivascular hacia y desde el espacio intersticial, depurando a su paso sustancias tóxicas como el β-amiloide”, aclara.

Cada vez son más las publicaciones que se han centrado en este sistema y que, incluso, lo proponen como una pieza más del puzle de algunas cefaleas y otras enfermedades como el Alzheimer o la hidrocefalia a presión normal.

Este especialista de la Fundación Jiménez Díaz pone como ejemplo el aura migrañosa, durante la cual se produce durante aproximadamente 30 minutos un cierre prácticamente completo del sistema glinfático, lo que retrasa la depuración de las sustancias inflamatorias y provoca una hiperexcitabilidad cortical localizada. “Durante esta fase ocurre un fenómeno conocido como depresión cortical propagada, que se caracteriza por una onda de hiperactividad neuronal seguida de una inhibición prolongada, asociada a una liberación de distintas sustancias al espacio extracelular (óxido nítrico, ácido araquidónico, ATP, glutamato y potasio, productos de la degranulación mastocítica), lo que genera una inflamación neurógena estéril", afirma.

El sueño, un factor clave

El flujo glinfático podría explicar también la relación entre el sueño y las migrañas. El insomnio puede cronificar esta patología, y una sola mala noche de sueño puede desencadenar una crisis de cefalea.

“Durante el sueño (natural o inducido por anestésicos), el flujo glinfático aumenta hasta un 95%, duplicando la depuración de toxinas. Por lo tanto, es posible que, en el contexto de la migraña, la privación de sueño disminuya la depuración cerebral”, concluye el Dr. Jaimes. “Al aumentar la concentración de metabolitos tóxicos, el cerebro se hace más susceptible a un ataque de migraña”, recalca, al tiempo que subraya que esto explica por qué muchos pacientes mejoran después de dormir.

Es importante, por tanto, que las personas que sufren migraña tengan un sueño de calidad y con un horario regular.

La importancia del ejercicio

Otro aspecto fundamental es el ejercicio. Distintos estudios demuestran que 30 minutos de ejercicio aeróbico, al menos tres veces por semana, pueden disminuir la intensidad, duración y frecuencia de la migraña. “Esto puede deberse a que el ejercicio regular aumenta el flujo y la depuración de estructuras cerebrales claves en la fisiopatología de la migraña como el hipotálamo”, indica el Dr. Jaimes, que recomienda la práctica de cualquier ejercicio de estas características como correr, bicicleta, elíptica, etc.

Ansiedad y depresión

Si el sueño y el ejercicio favorecen la depuración cerebral, el estrés, sin embargo, ocasiona el efecto contrario. Puede producir una disfunción del sistema glinfático y hacer que en personas con ansiedad y depresión la migraña se cronifique. Por ello, es importante, que estos pacientes reciban un tratamiento adecuado, ya que así podrán incrementar la depuración cerebral de toxinas y reducir la frecuencia e intensidad de las migrañas.