Las memorias de Juan Carlos I, publicadas esta semana en España bajo el título ‘Reconciliación’, han abierto un fuerte debate político e institucional por el tono crítico del rey emérito hacia el actual Gobierno, varios presidentes democráticos y, de forma implícita, hacia su hijo, Felipe VI. El libro, de más de 500 páginas, se presenta como un ejercicio de autojustificación que entra en abierta contradicción con el papel de neutralidad, arbitraje y moderación que la Constitución atribuye a la Corona.

Un rey no debe tener una ideología política”, ha admitido el propio Juan Carlos de Borbón en el texto, aunque a lo largo de la obra vierte numerosas opiniones políticas, juicios sobre decisiones judiciales y reproches directos al Ejecutivo, al que acusa de debilitar las instituciones y de aprovechar los ataques contra su figura. “Mi padre siempre me aconsejó que no escribiera mis memorias”, ha relevado. 

Juan Carlos I también ha criticado abiertamente las normas de transparencia y los códigos éticos aplicados a la Corona, lamentando que hoy se exija justificar regalos millonarios que, en su opinión, antes se aceptaban sin reparos. Asimismo, ha definido como “un grave error” aceptar la donación de 100 millones de dólares del rey Abdalá de Arabia Saudí, aunque ha insistido en que “no podía rechazarla”. 

Hoy en día se nos exige total transparencia y que nuestras cuentas sean auditadas. Hace 30 años, eso no importaba a nadie. Hoy tenemos que justificarlo todo. Este no es el mundo en el que yo crecí”, ha aseverado. 

Del mismo modo, ha expresado su malestar porque Patrimonio Nacional vendiera los dos Ferrari regalados por el jeque Mohamed bin Zayed y ha criticado que la residencia de La Mareta, en Lanzarote, sea utilizada actualmente por presidentes del Gobierno “que no dejan de criticarme y de debilitar a la Corona”.

Nunca di rodeos con ningún presidente del Gobierno, e incluso a veces he sido muy directo y he mantenido con ellos intercambios acalorados. Reconozco que he tenido berrinches ante lo que consideraba errores peligrosos para nuestro país”, ha apuntado el rey emérito.

El rey emérito ha presentado su salida de España en 2020 no como una decisión personal para proteger a la Monarquía —tal y como afirmó entonces—, sino como una imposición del Ejecutivo con el consentimiento de Felipe VI. En esa misma línea, ha atribuido a presiones de La Moncloa la retirada de la asignación pública que recibía tras los escándalos financieros. “Supongo que también él se enfrentaba a presiones del Gobierno”, ha afirmado en referencia al actual monarca, antes de preguntarse si un cambio político facilitaría su regreso a La Zarzuela.

“El Gobierno convirtió estas investigaciones judiciales [contra él] en una caza de brujas, en un juicio moral que afectaba a todo mi reinado y a mi acción política”. “¿Cambiarán las cosas con un Gobierno diferente? ¿Se me facilitaría el acceso a La Zarzuela?“, ha apostillado.


La visión del franquismo y la Guerra Civil

Uno de los aspectos más controvertidos del libro es su visión del franquismo. Juan Carlos I ha elogiado reiteradamente al “general” Franco —al que nunca se refiere como dictador— y ha sostenido que el país se benefició de las “aportaciones importantes del franquismo”. Defiende además una lectura equidistante de la Guerra Civil y ha cuestionado las leyes de memoria democrática, a las que acusa de “reavivar viejas heridas” y alimentar el “espíritu de venganza”, al tiempo que lamenta un clima político “extremadamente polarizado”.

Hoy se recuerdan más las muertes de un bando que las del otro. Los vencidos exigen reparación, pero los vencedores tampoco quedaron a salvo. Desde luego no podemos ignorar la dura represión a los vencidos después de la guerra. Nadie sale indemne de un combate armado. (...) Compruebo con pesar, y a mi costa, que ese pasado sigue persiguiéndonos, como lo demuestra el actual ambiente político extremadamente polarizado, los recurrentes y perniciosos ataques a la Corona y las ‘leyes de memoria’ que se suceden, reavivando viejas heridas y el espíritu de venganza”, ha apuntado.

El rey emérito también ha entrado en el terreno electoral al afirmar que, de no haberse producido los atentados del 11-M, el PP habría ganado las elecciones de 2004. En su relato, minimiza la gestión informativa del Gobierno de José María Aznar y responsabiliza a la izquierda de instrumentalizar políticamente la tragedia.

“Estábamos en plena campaña electoral y Mariano Rajoy se presentaba como sucesor de José María Aznar, que contaba con un excelente historial económico. (...) En un momento en que el terror embargaba a todos, Aznar consideró a ETA responsable de esas atrocidades, antes de que las reivindicara Al Qaeda. La izquierda acusó a la derecha de utilizar la tragedia con fines electorales. (...) Las elecciones dieron por resultado algo impensable la semana anterior: la derrota del PP y la victoria del PSOE, con el voto a favor durante la investidura de los ecologistas, la extrema izquierda y los nacionalistas catalanes. Sin aquel atentado, el resultado habría sido muy distinto”.

Súmate a El Plural

Apoya nuestro trabajo. Navega sin publicidad. Entra a todos los contenidos.

hazte socio