Manuel Vilas (Barbastro, 1962) conmovió a sus lectores y la crítica internacional con ‘Ordesa’, en la que el autor exploró desde la emoción la relación con sus padres y su papel como hijo. Apenas un año después vuelve con ‘Alegría’, una especie de segunda parte de aquella que le ha convertido en finalista del Premio Planeta 2019. En esta ocasión vuelve a desnudar su alma para contar al mundo y a sí mismo los sentimientos que despiertan en él sus hijos.

El hilo conductor de la novela son los viajes del narrador por todo el mundo que le permiten, desde la habitación de su hotel, hablar de la soledad, de la vejez, la muerte y la paternidad.

¿Qué supone ‘Alegría’ para usted?
De entrada, con ser finalista del Premio Planeta va a ser leída por muchas personas y entrar en muchos hogares. Supone una responsabilidad. Tendría miedo a defraudar o decepcionar como escritor. Es un paso adelante del libro anterior que escribí, ‘Ordesa’, que tuvo mucho éxito tanto en España como fuera y fue recibida por los lectores con muchísima emoción. Estaba un poco abrumado como escritor para ver qué hacía, qué nuevo paso daba. ‘Alegría’ es ese nuevo paso adelante. Ambos libros tienen cosas en común, pero hay diferencias notables.

"Ordesa y Alegría son primas hermanas"

¿Se puede entender como una segunda parte de ‘Ordesa’?
Sí, es una segunda parte, pero independiente. El tema que abrí en ‘Ordesa’ de la memoria familiar no lo iba a cerrar con una sola novela porque es un territorio muy amplio y fértil. ES una continuación que no obliga a haber leído antes ‘Ordesa’. Son primas hermanas.

¿Quién es el narrador? ¿Es una novela autobiográfica?
Sí, las novelas de carácter autobiográfico siempre tienen ese ingrediente de hasta qué punto lo son. Más o menos sería lo siguiente: yo regalo mi vida a un narrador y ese narrador se la lleva y hace lo que le da la gana. Es una novela de inspiración autobiográfica pero es novela. Hay ficción, hay invención y hay subjetividad. Sería como esas películas inspiradas en hechos reales. La interpretación de esos hechos es subjetiva.

Cubierta Alegria

"Alegría ​No es una novela de entretenimiento, es para que el lector para que piense en su propia vida"

En la búsqueda de la Alegría, desnuda su alma y las relaciones con su familia ¿es una suerte de terapia? ¿Resulta fácil hablar de uno mismo de esta manera?
Tenía que hacerlo. Para mí tenía un sentido de honestidad. Soy humano porque tengo sentimientos hacia otras personas. Esta es la idea fundamental de mi literatura, tanto aquí como en ‘Ordesa’. Yo necesitaba escribir los sentimientos que me producen mis hijos, igual que en la novela anterior lo hice con mis padres. Le doy eso al lector para que piense si le pasa lo mismo, si la historia de amor de un padre hacia sus hijos y su pareja es también para ellos importante en su vida. Es sólo eso, muy sencillo. No es una novela de entretenimiento, es para que el lector para que piense en su propia vida.

¿Qué nos cuenta este narrador?
Lo que cuenta es muy sencillo. Es un hombre que quiere sentir alegría y tiene un enemigo que es su propio abatimiento, representado en Arnold. Es un abatimiento convertido en depresión contra la que tiene que luchar. ¿Cómo lo hace? Recordando el amor que tuvo a su padre y a su madre, recordando cómo su padre le quiso tanto, viendo cómo quiere a sus hijos, cómo está profundamente enamorado de sus dos hijos y cómo tiene una nueva mujer con la que comparte su vida. Es una historia sencilla, más o menos lo que la gente hace en la vida: tener unos padres a los que recuerda, porque ya no están vivos, tener una pareja, tener un par de hijos o los que sean y salir adelante.

Has dicho que intentar entender por qué tu padre te había querido tanto es el motor de tus obras ¿Por qué?
Es el enigma de mi vida, uno de los recuerdos más profundos que tengo. Yo hablo de mi padre y de mi madre porque están muertos y por eso son tan obsesivos. Para mí el amor que me tuvo mi padre es un misterio que se agranda y ensanchece con el paso del tiempo. Si no fuese escritor, viviría eso en soledad, como lo lleva mucha gente, dentro de forma silenciosa. Como soy escritor me puse a hablar de eso y he sabido que, para mucha gente, es importante lo que pasa que no hablan de ello. Lo que yo digo en mis libros mucha gente lo lleva en el corazón.

Todos somos hijos de alguien, pero no todo el mundo es padre. ¿A quién va dirigida la novela?
A la gente que tiene hijos, a los padres y a las madres.

"Una de mis obsesiones como padre, de matrimonio divorciado, es que tus hijos te quieran"

¿Cualquier generación crees que se puede sentir identificada con ‘Alegría’?
Creo que la mía sí. Cualquiera que tenga un hijo o una hija. Es algo muy profundo, un problema y un acierto a la vez. Es un motivo de alegría y también de preocupación. Alcanzas la serenidad como ser humano cuando ves que tus hijos están bien y les va bien.

Hay otra cuestión, que es que ser padre o madre es una relación que nunca termina. Una relación amorosa o de pareja puede terminar, de amistad también. La única relación que no termina nunca es esta. A mí se me llevaba el alma ser padre. Pensé que era uno de los acontecimientos más importantes de un ser humano y he escrito sobre eso porque a mí me embargaba. Me tiene absolutamente perplejo. Y hay otra obsesión como padre, padre de matrimonio divorciado, y es que te quieran. Es algo tremendo. Quien lo haya vivido lo sabrá. Llegas a pensar que si no te quieren es por tu culpa y todo eso está en la novela.

¿Su entorno, sus hijos, esa pareja de la que habla, se ha sentido retratado?
No lo sé porque todavía la están leyendo.

"Algunos lectores padres se han echado a llorar y es lo más bonito que te puedan decir"

¿Qué es lo más bonito que le han dicho del libro?
Algunos se han echado a llorar, los que son padres. Cuando pasa eso, es que le has tocado el corazón. Es lo más bonito que te pueden decir, en el sentido de percibir una emoción honesta. Es el tipo de literatura que escribo.

Es una novela en la que hay mucha poesía de lo cotidiano. Una obsesión por sacar poesía de todo lo que vivo.

El punto de partida de la novela, como aperitivo, es una cita de José Hierro: “Llegué por el dolor a la alegría…” ¿Es imprescindible que haya dolor para encontrar la alegría?
La alegría de la que yo hablo sí. No es un sentimiento fácil, es algo conquistado desde el descubrimiento del dolor. No es una alegría fácil ni frívola, es una alegría alcanzada con un esfuerzo enorme.

¿Se podría ver como una especie de tratado filosófico?
Hay mucha filosofía dentro de la novela. Hay una manera de ver el mundo, propia, que puede ser muy sorprendente.

Hablas de la alegría diferenciándola de la felicidad. ¿Crees que la felicidad está sobrevalorada?
Entiendo que la alegría es un sentimiento más primitivo, más atávico y biológico. La felicidad es algo más convencional, más de cartón piedra y una construcción social. La alegría que yo describo tiene que ver más con despertarse por la mañana y ver que existe el sol, el viento… y con eso ya es bastante.

"Todos tenemos un antagonista que es el enemigo de la alegría, sobre todo en el mundo en el que vivimos"

¿Tenemos todos la sombra de Arnold Schönberg, su yo depresivo?
Sí, todos tenemos un antagonista que es el enemigo de la alegría, sobre todo en el mundo en el que vivimos, que te invita a no participar de la alegría, más bien de abatimiento, infelicidad, dolor o pesadumbre. En todo el mundo hay una convulsión sociopolítica importante de modo que Arnold tiene muchas razones para estar en este mundo y para invadir el pensamiento del narrador de ‘Alegría’. El narrador lucha contra Arnold con ese sentimiento primitivo de alegría, con lo biológico. Creo que las verdades están en la biología de los seres humanos, en lo más atávico, huyendo de las construcciones socio-históricas.

En 'Alegría' encontramos también un retrato de la sociedad actual y el capitalismo, ¿encontrará algún día la sociedad su propia alegría?
Hay una cosa en la que creo, que son las responsabilidades individuales. Hay una costumbre horrorosa de echar las culpas a la sociedad. El entorno social puede marcar a la persona pero también uno puede decir no, yo me levanto solo. Este tiempo demanda de ese tipo de individualidades, de épica personal con personas que salen adelante con su propio esfuerzo. El mundo puede ser horrible pero tienes la posibilidad de mejorarlo, o al menos salvar tu propia vida.

"El mundo puede ser horrible pero tienes la posibilidad de mejorarlo, o al menos salvar tu propia vida"

¿Insistir tanto en la búsqueda de la alegría puede parecer triste?
Los escritores, pese a que pueda parecer somos grandes vitalistas. Escribir una novela, juntar 350 páginas, es alguien que está diciendo un sí a la vida tremendo. Creo que la literatura es un ejercicio de vitalismo. Todos los escritores, aunque hayan tratado temas terribles en sus novelas, sólo por hacerlo hay un enorme espacio para la esperanza. Ahí hay una gran paradoja en la literatura que está también en la condición humana.