El mago Mahdi Gilbert nació sin pies y sin manos hace 34 años en Toronto (Canadá) y desde hace 12 se dedica de forma profesional al mundo del ilusionismo. Ha sido la estrella del 20 Festival Internacional Vive la Magia que se celebra en León hasta el 1 de enero, al protagonizar la gala unipersonal (primera parada de estas jornadas) con su espectáculo ‘La Voluntad Interior'.

En una entrevista a Servimedia, Gilbert explica cómo lejos de disuadirle, su discapacidad le empujó hacia el mundo de la magia. “Nadie esperaba que naciese sin manos ni pies”, apunta, “y lógicamente fue un impacto muy grande para mi familia”.

Mahdi recuerda una infancia llena de “barreras y con dificultades, también económicas, que de algún modo le hicieron aspirar a “lo imposible”. “Por puro instinto de supervivencia sabía que necesitaba la magia en mi vida”, confiesa, porque "había muchos obstáculos que superar".

El punto de inflexión llegó cuando Mahdi tenía 11 o 12 años y vio en televisión a un mago británico que “embaucaba a todos con su discurso”. “Esto sí es lo mío, pensé. Yo no tengo manos, pero sí tengo una boca y una lengua. Puedo ser como él”, relata.

Mahdi se puso a estudiar y a desarrollar sus propias técnicas. Pasaba mucho tiempo en su cuarto buscando cómo adaptar los trucos y efectos convencionales a su discapacidad. “Los vídeos y los manuales clásicos no me servían”, recuerda, “así que tuve que ir diseñando mis propias técnicas y formas de hacer”.

A decir verdad, se trató todo de prueba y error. “Probaba cien cosas y nada me salía”, rememora, “hasta que de repente daba con algo que sí funcionaba y lo incorporaba al repertorio”.

Así fue como un Mahdi adolescente se animó a mostrar su primer espectáculo en una reunión familiar. Poco a poco se aventuró a hacerlo en fiestas escolares y con amigos.

Conexión española

Sin embargo, la primera gran oportunidad a nivel profesional de Mahdi ocurrió tiempo después y lejos de su Toronto natal.

Sucedió en España, cuando tenía 22 años, "durante el cumpleaños del gran Juan Tamariz”.

“Juan y yo nos conocimos en Estados Unidos en una convención de magia”, explica Mahdi, y “trabamos buena amistad”. “Meses más tarde me invitó a participar en un festival que quería organizar con otros magos por su cumpleaños, y aquí me vine”.

Desde entonces, la proyección de Mahdi ha sido imparable. Se maneja como pez en el agua con los juegos de cartas y se mete al público en el bolsillo con las historias sobre su propia vida que intercala en el espectáculo.

Dejarse llevar

Al principio, los espectadores "se fijan en mi discapacidad", admite, pero enseguida la olvidan para dejarse llevar por la ilusión, por la magia. Tal fue el caso de los asistentes al espectáculo que el mago ofreció esta semana en el teatro auditorio Ciudad de León, donde combinó la cartomagia con anécdotas y experiencias personales.

Además de un proyector de cámara, Gilbert actuó acompañado de un mago intérprete, que tradujo su discurso y puso voz en castellano a su pasión por la vida. A su juicio, “es muy importante que el público capte esa fuerza interior de la que habla el espectáculo, “esa voluntad indestructible” que es el motor de la vida de Mahdi.

“Ahí está la clave de la auténtica magia”, defendió, más que en la habilidad manual o en la espectacularidad de los efectos. “Si consigo que mi emoción les llegue el hechizo se habrá consumado”, concluyó.