Alerta Digital, una web de la ultraderecha española, xenófoba, antisemita y racista, entre otras cosas, se burló sin piedad de Pedro Zerolo cuando el pasado miércoles anunció que padecía un cáncer. Tardaron 24 horas en rectificar la imagen elegida para ilustrar la noticia (un montaje de Zerolo al lado de un chimpancé con un pie de foto en el que aclaraban que el político socialista era el de la izquierda) y no contentos con ello, en un programa de su televisión on line, Armando Robles, el director de este panfleto extremista, entrevistó al sacerdote Jesús Calvo, conocido como el cura falangista, quien no sólo apoyó sus andanadas sino que consideró que el cáncer del político socialista puede ser un castigo de Dios.


Un castigo de Dios
"En la misma teología se sabe que el mismo pecado tiene su sanción. No me extrañaría nada que eso fuera un efecto de la divina providencia que intneta ejemplarizar contra los que se ríen de la virtud", aseguró.


"No cambiaría la vida de mi perro por la de Zerolo"
Pese a que en varias ocasiones el presentador insistió en que no deseaba ningún mal a Zerolo, llegó a afirmar que no cambiaría la vida de su perro por la del político y el sacerdote, sin inmutarse, lo vió "lógico". "La afectividad nos hace acercarnos a quien se lo merece", justificó Calvo. ¿Es esta la piedad que predica el catolicismo?


El cura falangista reclama la pena de muerte...
Jesús Calvo, asimismo, abogó por la pena de muerte, que reivindicó falsamente como parte de la doctrina católica. En su opinión debería utilizarse contra los abortistas: "Hay mucha basura social.Se ha quitado la pena capital desgraciadamente, que es doctrina de la Iglesia católica y habría que eliminar a mucha gentuza de esa que está haciéndole la vida imposible a los inocentes”.


...en contra de los postulados del Papa Francisco
Este sacerdote debería saber que el pasado mes de junio, el Papa Francisco dirigió un mensaje a los participantes del 5º Congreso Mundial contra la Pena de Muerte que se celebró en Madrid (España), en el que reiteró el empeño de la Santa Sede por "la abolición de la pena capital" como parte de su defensa de la dignidad de la vida humana, y como "una valerosa reafirmación de la convicción que la humanidad puede enfrentarse con éxito a la criminalidad" sin necesidad de recurrir a la supresión de la vida.