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El Calderón disfruta de sus últimas horas de fútbol justiciero con alegría y con todo tipo de cánticos únicos que hacen que las gargantas de los 50.000 hinchas se resientan el lunes en la oficina o en el colegio.

Menudo golazo de Griezmann. Hubo momentos de toque de balón por parte del Atlético, que recordaba a los años dorados del otrora olvidado tiki taka. ¿Quién lo iba a decir?

Sampaoli y el Sevilla siguen en barrena desde que Nzonzi fallara el penalti en Leicester y dijeran bye bye a la Champions. Injusto final para un equipazo como el sevillista, pero la Champions es lo que tiene, si no te crees que dura por lo menos 180 minutos, puedes tener sorpresas. A lo mejor es que la cabeza de Sampaoli ya está más en Barcelona que en Sevilla... veremos.

Del Madrid en San Mamés, nada fuera de lo extraordinario. Ronaldo sigue desaparecido y se enfadó cuando le sustituyó Zidane al exclamar: ¿por qué a mí? ¡fodase!. (¿qué será fodase? Seguro que nada bueno). Los Leones empequeñecidos. Williams que no se acaba de creer que esto vaya con él. Efectividad blanca espectacular y Casemiro haciendo de Ramos. ¿En qué pensaba la defensa bilbaína cuando dejó totalmente solo a Casemiro?

Aunque parezca que el cero cerísimo con el que acabó el Leganés y el Málaga, pudiera suponer que el partido fuera aburrido, no fue así. Nos lo pasamos la mar de bien gozando de buenas ocasiones para ambos equipos y Herrerín, hizo un milagro ante Camacho, para que el Málaga finalmente no se llevara el pato al agua. 

Por su parte, Rubén en el Betis vio puerta después de dos meses y medio sin marcar, ¡por fin!. Ganaron, ya no miran abajo de la tabla y hundió más al pobre Osasuna, que solo ha ganado un partido en toda la Liga. ¡Uno!. No me cabe dudas que mientras hay vida hay esperanza, pero digo yo, que si empezaran a ganar algún partido, ayudaría a levantar los ánimos, ¿no?

Mientras, el Eibar y el Español con un pírrico empate a uno, se quedaron lejos de la séptima plaza. Un partido cansino, aburridote, perezoso y lento. Pero bueno, no todo es oro, ¿verdad?. Ninguno de los dos quiere ir a Europa. Están contentos con la octava y la novena plaza y a vivir que son dos días.

En Vitoria, Rulli fue el héroe de la Real. Le sacó dos buenas pelotas a Deyverson. Sin embargo, no pudo con una tercera y ahincó la rodilla permitiendo que el Alavés tumbara a la Real. Parece que los de San Sebastián tampoco quieren asegurarse ir a Europa el año que viene y les gusta hacer temblar a sus aficionados. 

Los que están a punto de explotar son los de Las Palmas y menos mal que ganan. Jesé cabreado no habló con nadie cuando acabo el partido, Livaja tiró su camiseta al suelo mientras, parece ser, otros golpearon las mamparas. Pero, ¿qué le pasa a esta gente?. No es de extrañar que Setién diga "a mí este rollo no me va, que os vaya bien y allí os quedáis".

El derby gallego podría haber sido mejor, sin duda, pero siempre es un derby y los derbies, derbies son.

Iago Aspas, el incombustible, dio la victoria al Celta y ¿qué hizo?, si pensaste por un momento que se fue al banquillo a celebrarlo con los suyos, olvídate, se señaló el escudo y se fue directo a por la afición del Depor. Si es que, Iago, un poco de cordura hombre que no está el horno para bollos.

En el Sporting Granada, y después de una primera parte soporífera, Ignason nos despertó con el típico golito de área pequeña picarón y resultón a favor del Granada. Y esto desató el vendaval sportinguista.

En siete minutos tres goles como tres soles, Traoré empató a bocajarro, dejando al Bebo Ochoa desamparado. Poco más tarde, el Sporting parecía un huracán de fuerza ocho ya que Babin remontó y por respeto no lo celebró y, por fin, Carmona remató la faena. Si el Sporting jugara todos los partidos como esta segunda parte, sería equipo de Champions.

Por último y como partido estelar, el Barcelona sufrió de lo lindo para noquear a un Valencia fallero. Tuvo que aparecer un magistral Messi para poner las cosas en su sitio porque primero se adelantó el Valencia, luego empató el Barça gracias a Luis Suárez, después Mangala se expulsó porque el penalti no era necesario, seguidamente Munir, ex del Barça, empató a los dos minutos (este hombre solo mete goles a su ex equipo, por lo que parece) y así siguió el partido hasta que Messi y Andre Gomes lo finiquitaron. A todo esto, Iniesta dice que no a 38 millones de euros que le ofrecen en China (con un par de narices). Te imaginas, querido lector, que una empresa te ofrece 38 millones de euros para cambiarte de trabajo y tú dices: “ya si eso, como que no”. Sería bueno poder decirlo, al menos, una vez en la vida.

La liga está que arde, esta semana tenemos parón de selecciones, pero el final de marzo y todo abril, va a ser como subirse a una montaña rusa.

Seguiré informando.