Fin al culebrón religioso. El Juzgado de Instrucción Número 12 de Barcelona ha acordado este miércoles el sobreseimiento de la denuncia interpuesta por el sindicato ultraderechista Manos Limpias contra Pere Rusiñol y Darío Adanti, los editores de la revista Mongolia, acusándoles de cometer una ofensa a los sentimientos religiosos a raíz de una publicación satírica sobre el portal de Belén. El juez sostiene que la portada está amparada por el derecho a la libertad de expresión dado que se trata de "una crítica a una festividad de gran relevancia social".

El juez exculpa a 'Mongolia'

La justicia da cerrojazo al caso Mongolia. El juez de Barcelona Sergio Escalona ha archivado el caso contra los editores de Mongolia abierto a raíz de la querella del sindicato ultra Manos Limpias contra esta revista por su portada satírica que tiene como objeto protagonista un belén de navidad. Y es que el magistrado no solo considera que este medio no ha incurrido en un delito contra los sentimientos religiosos, como les acusó la agrupación, sino que va más allá.

A su juicio tanto la portada como el contenido de la revista que hacía una sátira con la religión católica "están amparados por el derecho a la libertad de expresión al estar relacionados con una crítica a una festividad de gran relevancia social". La revista, según el juez, pretendió mediante esta burla "criticar, negar o relatar la irracionalidad intrínseca a lo que son dogmas de fe, con mayor o menor acierto y acerbos términos", por lo que debe quedar al margen del Código Penal.

"Derecho a la libertad de expresión"

El auto termina de esta forma con más de seis meses de procedimiento judicial contra Rusiñol y Adanti, a los que el sindicato ultra ha acusado de haber "publicado reportajes y artículos, que atentan gravemente contra el catolicismo". Con todo, el juez reconoce el "carácter chabacano, burdo e insulso" de la ilustración de Mongolia que cambiaba la figura de Jesucristo en el belén por una caca, pero sí sostiene que no tiene la intención de ofender sino "criticar la irracionalidad que son los dogmas de fe".

Fue el pasado mes de noviembre cuando Adanti acudió a declarar al juzgado de Plaza de Castilla de manera telemática pero se tuvo que volver a casa sin prestar declaración por "problemas técnicos" en la videoconferencia. El juez le emplazó entonces a una nueva cita para declarar, esta vez en Barcelona en julio de 2023. "Esto te pilla siendo un humorista autónomo y te terminas autocensurando", afirmaba con cierto sarcasmo el editor. Manos Limpias no acudió a la sede judicial.

Manos Limpias no acudió a juicio

"Los querellantes contra la revista Mongolia, la entidad ultraderechista Manos Limpias, ni siquiera se han presentado hoy a mi declaración ante la juez. Es increíble tener que hacer este paripé por una entidad cuya cúpula fue condenada en la Audiencia Nacional por extorsión", escribió entonces Rusiñol, que también ha deslizado que esta entidad solo pretendían que Mongolia dedicase tiempo y dinero en abogados.

Este caso ha servido para volver a poner sobre la mesa el debate sobre el uso interesado de la Justicia que llevan a cabo en los últimos años asociaciones ultras, que emplean delitos históricos como la ofensa a los sentimientos religiosos -un tipo penal que muchos juristas tildan de desfasado y contrario a la libertad de expresión- para perseguir opiniones diferentes a la suya. De hecho supone un ejemplo de "acoso jurídico" ante el que entidades defensoras de los derechos humanos -como Amnistía Internacional- han mostrado su apoyo.

Además de Manos Limpias, otras agrupaciones como la asociación ultracatólica Abogados Cristianos, la entidad ultraderechista Hazte Oír e incluso un grupo carlista, se han llegado a querellar con este delito como excusa contra la citada revista por esta portada. Un polémico número de diciembre del año pasado en cuyo frente aparecían José, la virgen María y una ilustración de una caca sonriente en representación del niño Jesús.

La sátira en el mundo de los medios

Mongolia, revista de humor fundada en el año 2012, siempre ha destacado por su tono satírico al tratar la actualidad política y social. Sus contenidos provocadores y no aptos para todos los públicos han desatado, desde sus inicios, reacciones contrarias y controversias que, en más de una ocasión, han acabado en los juzgados.

En 2013 se repitió un episodio de las mismas características que el de ahora, con la Virgen María y el Niño Jesús, aunque también se han dado polémicas con tintes políticos, siendo el ejemplo de 2015, cuando recibió una denuncia del Gobierno popular de Mariano Rajoy por una caricatura y por el que se generó otro amplio debate sobre los límites de la libertad de expresión.

Sobre la Casa Real también han recaído controvertidas imágenes por parte de los editores, quienes en 2020, y con el telón de fondo de la pandemia de coronavirus, decidieron mostrar al rey emérito Juan Carlos I en actitudes fuera de tono, lo que generó una fuerte respuesta de Zarzuela.