La asociación mayoritaria de la Guardia Civil ha convocado una manifestación, este sábado al mediodía, desde la Plaza de Colón hasta el Ministerio del Interior, para exigir a Fernando Grande-Marlaska, a quien reprochan falta de diálogo, que se equiparen sus condiciones laborales con las del resto de fuerzas de Seguridad del Estado. ElPlural.com ha hablado con su secretario general, Juan Fernández, para conocer de primera mano la situación de los profesionales de este cuerpo, que se caracteriza históricamente por el hermetismo.

P- Ahora que está de actualidad el bloqueo en el Poder Judicial. ¿Cree que sería necesario una mayor independencia en la Guardia Civil del poder político?

R- No solo de la Guardia Civil, si no del resto del conjunto de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado. La situación de bloqueo que está teniendo lugar en el Poder Judicial afecta al conjunto de los ciudadanos, al igual que en muchas decisiones sobre ascensos, estructuras policiales o, por ejemplo, la cuestión por la que la Guardia Civil de Tráfico tendrá que abandonar Navarra a partir del próximo 1 de diciembre. Son cuestiones supeditadas a intereses partidistas, que se toman en función de beneficios o perjuicios en número de votos, más que al propio interés del ciudadano, o en este caso de la seguridad ciudadana.

P-¿Cree que el nombramiento de jefes políticos con cada nuevo mandato de gobierno dificulta el ejercicio de operaciones de investigación?

R- Fue polémico cuando bajo un gobierno del Partido Popular se dio la instrucción de informar al ministro del Interior de las operaciones de investigación cuanto éstas entran en fase de explotación, esto quiere decir, cuando se van a producir detenciones; de la misma manera que fue polémica la destitución del coronel Pérez de los Cobos al frente de la Comandancia de la Guardia Civil de Madrid por el informe realizado sobre las manifestaciones del 8-M al inicio de la pandemia. Por esto, es fundamental la independencia de quienes han de hacer cumplir la ley.

P- En el caso de la destitución de Pérez de los Cobos, la Audiencia Nacional dio la razón al ministro Marlaska y revocó que fuera ilegal...

R- Efectivamente, la Justicia ha dado la razón al ministro, y así lo intuíamos, porque el cese se produce sobre una vacante de libre designación. Y esta normativa se riege por una cuestión muy clara, que se designan y se cesan por una razón de confianza. El cargo lo recibe muy gustosamente la persona, pero cuando se le quita ya no le gusta el mismo sistema por el que fue nombrado. Es libre designación. Lo que se conoce como dedocracia.

P- En cualquier caso, deduzco de sus palabras que cree que deberían dejar de existir los cargos políticos en la Guardia Civil 

R- Es más complejo. Se deben dar pasos hacia figuras compartidas, donde estructuras como la Benemérita no sean compartimentos estanco. Por ejemplo, que la figura del director/a se apoye en un gabinete mixto, con presencia de uniformados, pero también personal civil especializado que pueda asesor y dar una opinión en conexión con la sociedad a quien está al frente de la institución. Con una Guardia Civil “compartida” sería posible una mayor independencia, a la vez que se produciría una mayor conexión con el conjunto de los ciudadanos.

Los guardias civiles son tratados como mano de obra barata

 

P- ¿Por qué una manifestación en la calle, se han agotado las vías de diálogo con la Guardia Civil e Interior?

R- La Guardia Civil es un cuerpo tradicionalmente hermético. Carece de vasos comunicantes con el resto de organismos de la sociedad, y esto se traduce en muchas ocasiones en condiciones abusivas hacia los guardias civiles, que a pesar de contar con el reconocimiento de la sociedad, son tratados como mano de obra barata precisamente por esa falta de derecho.

Desde la Asociación Unificada de Guardias Civiles reclamamos una mayor trasparencia, homologar nuestras condiciones profesionales, sociales y económicas a las del resto de cuerpos policiales y el diálogo para avanzar en estas cuestiones no se produce. El ministro del Interior ha dado la espalda a los guardias civiles al no reconocerles unos turnos de trabajo que permitan conciliar vida laboral y familiar, no retribuir dignamente los servicios nocturnos o festivos o por dar por cumplido el acuerdo de equiparación salarial, a pesar de que aún quedan cláusulas del mismo por ejecutar.  Por estos motivos AUGC ha solicitado recientemente la dimisión del ministro del Interior. No estamos dispuestos a seguir siendo tratados como un cuerpo policial de segunda. 

P- ¿Qué aspectos del acuerdo de equiparación no se han cumplido?

R- El acuerdo de equiparación salarial consta de diez cláusulas, de la cuales quedan tres derivadas pendientes de ejecución. En primer lugar, la revisión de la cantidad establecida, que recordamos era de 807 millones de euros, y que a la finalización de los ejercicios económicos de 2018,2019 y 2020 debería ser revisada para comprobar el grado de equiparación entre miembros de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado y Mossos.

En segundo lugar, la cláusula tercera, por la que se destinarían 100 millones de euros para la incorporación de guardias civiles y policías nacionales veteranos, en reserva sin destino, y que vendrían a reforzar las plantillas en asuntos tan importantes como la lucha contra violencia de género o la seguridad en centros penitenciarios; y por último la cláusula octava, por la que el Gobierno se comprometió a tramitar una ley para que en el futuro no se produjeran nuevamente disfunciones salariales tan discriminatorias a favor de policías autonómicos y en perjuicio de guardias civiles y policías nacionales.Sin embargo, el ministro del Interior da por finalizado este acuerdo, publicado en el BOE y al que se comprometió. Por tanto, Marlaska ha fallado a los guardias civiles y policías.

Un guardia puede ir a una prisión militar por una discusión con un jefe

 

P-¿Cuáles son las diferencias reales entre la Guardia Civil y otros cuerpos?

R- Las diferencias son notorias y nadie sabe dar una explicación convincente de por qué se produce esta discriminación hacia los guardias. Para empezar, carecemos del derecho de sindicación, el cual puede limitarse o exceptuarse, tal y como marca la Constitución, sin embargo el legislador ha optado por la formula más restrictiva, excluyéndonos de este derecho, y esto hace que nuestras condiciones laborales y económicas sean peores.

No podemos ejercer el derecho de petición de manera colectiva, no disponemos de turnos de trabajo con cadencias fijas, somos el único servicio de emergencia que sufre este agravio, y así un guardia civil no sabe cual será su servicio para el mes de octubre, siendo imposible conciliar vida laboral y familiar. La consecuencia es mayor absentismo laboral en detrimento de la eficacia. Además, se nos aplica el Código Penal Militar, una norma por la que un guardia civil puede acabar en una prisión militar por una mera discusión con un jefe.

Otro de los asuntos que supone un agravio se conoce como “la productividad”. Unos complementos salariales, que, con diferentes excusas, son asignados por la propia cúpula del Cuerpo, y por tanto repartidos en las partes más altas del organigrama. Y claro, la consecuencia es que a un guardia civil se le retribuye una hora festiva de servicio a 1,42 euros, y una hora nocturna a 0,71 céntimos de euro. Estos abusos no se producen en el resto de cuerpos policiales.

P-¿Qué ha significado la llegada, por primera vez, de una mujer al frente de la Guardia Civil? 

R-Se vivió con mucha expectación. Como decía anteriormente, se trata de una institución hermética. Mientras en la sociedad las mujeres suponen más del 50% de la población, en la benemérita las mujeres apenas alcanzan al 7% y esto suponen un problema.

La llegada de María Gámez despertó la esperanza para muchos, pues parecía que llegaba aire fresco y ganas de modernizar la institución. Sin embargo, ha sido un azucarillo en un vaso de agua, pronto se ha visto que su capacidad de decisión es muy limitada, prefiriendo dejarse llevar en lugar de aspirar a implantar cambios, por mínimos que estos sean, que pongan solución al conflicto interno que se vive en la Guaria Civil.

P-¿Cuál es la realidad de unidades de élite de la Guardia Civil, como la UCO, que se ocupan de casos de gran repercusión mediática?

R- Los ciudadanos, en general, desconocen el sacrificio que realizan los compañeros y compañeras que prestan servicio en unidades de especiales de intervención o investigación. Detrás de cada investigación, de cada actuación o intervención hay muchas horas de trabajo que se realizan sin mirar el reloj por no hablar del riesgo inherente a nuestra profesión.

Ellos nos demandan constantemente disponer de mejores medios para poner a disposición judicial a "los malos” como les denominamos en el lenguaje interno a quienes forman parte de la delincuencia organizada. Es muy difícil, porque ellos “los malos” cuentan con medios de primer nivel, sin embargo, nosotros tenemos que ir a su detención en desventaja, por eso es primordial contar con medios materiales y tecnológicos que den mayores garantías, porque esa desventaja la tiene que suplir el guardia civil mediante su propia pericia y riesgo.

Cualquier parecido con una serie de televisión es pura ficción

P- Pero doy por hecho que una unidad como la UCO cuenta con las herramientas más modernas...

R- Solo hay que echar un vistazo al parque móvil que tenemos para ver en qué estado se encuentran los vehículos patrulla con los que hemos de perseguir a delincuentes de bandas organizadas que circulan de manera temeraria en coches de alta gama. O las dependencias en las que desarrollamos nuestro trabajo, donde atendemos al ciudadano o los vestuarios en los que nos cambiamos al iniciar o finalizar el servicio. Cualquier parecido con una serie de televisión es pura ficción. Pero, además, existe material policial como las pistolas Taser, que utilizan descargas eléctricas, y no son lesivas, cámaras de seguridad, medios tecnológicos que supondrían gran cantidad de ahorro en horas de servicio con métodos que hemos de realizar manualmente.

P-¿Cómo debería ser la Guardia Civil del siglo XXI?

R- Moderna, democrática, transparente y con los mismos derechos que el resto de ciudadanos, siendo estos derechos limitados tan solo en el estricto ejercicio de las misiones que tenemos encomendadas como agentes. Así ocurre en el resto de cuerpos policiales, y no entendemos a qué se debe esta discriminación permanente que sufren los guardias civiles.

Hay reformas que deben ser atendidas, como por ejemplo dar una solución al despliegue operativo de los agentes de la España vaciada, donde en pleno siglo XXI ya no es viable el modelo de seguridad diseñado en el siglo XIX. Reducir los tiempos para acudir ante una emergencia, mayor presencia policial y proximidad al ciudadano solo es posible si se avanza hacía unidades operativas con mayor potencial de servicio.