No se equivocaba, José Martínez Olmos, cuando en plena pandemia me decía en entrevista a este medio que íbamos a estar “meses con limitación de movimientos y de actos de gran concentración”. Tampoco le faltó razón al calificar el Covid-19 como “un virus asesino por lo que no había que confiarse… puede pasar cualquier cosa, depende de cómo lo hagamos en estas semanas”. Y también acertaba al hablar de un futuro inmediato -era el 8 de abril- en el que “estaremos meses con hábitos de prevención e higiene dirigidos a prevenir el contagio del coronavirus con limitaciones y diferentes restricciones a la movilidad social que dificulten el contagio”.
Este médico granadino de Guadix, residente en Córdoba y profesor de la Escuela Andaluza de Salud Pública, es uno de los expertos con más solvencia en la materia y una de las voces más sosegadas a la par de contundentes a la hora de hablar de la pandemia. No en balde ha dirigido más de 50 trabajos sobre salud pública y gestión sanitaria y es autor de 4 libros sobre esta materia. Fue quien como número dos de Sanidad con Zapatero de presidente, tuvo que enfrentarse a otra pandemia, la del Gripe A en 2009. Fue la mano derecha y sombra de cuatros ministros.
Casi seis meses después volvemos a entrevistar al profesor Martínez Olmos y continúa con similares planteamientos coherentes, con talente y afán de diálogo pero también convencido de la necesidad de adoptar medidas firmes, especialmente en Madrid, si no hay acuerdos. Y es que como nos decía hace medio año "Es un virus asesino, no hay que confiarse. Puede pasar cualquier cosa, depende de cómo lo hagamos”.


ELPLURAL.: "Si Madrid no rectifica, el Gobierno ha de pensar en alternativas jurídicas como el estado de alarma", esa afirmación realizada ayer por usted es dura ¿señala que la gestión de la pandemia ahora en Madrid es un camino plagado de errores?

José Martínez Olmos: No haber fortalecido la atención primaria ni incorporado el suficiente número de profesionales para el rastreo y haber hecho la desescalada de forma precipitada, son algunos de los elementos que han condicionado la pérdida de control de la pandemia con las consecuencias sanitarias que estamos viendo. En especial, la presión asistencial se va incrementando de manera preocupante porque cada vez hay más casos y más hospitalizados. También, más fallecidos. Y hay que actuar en consecuencia.


E.P.: Y de no rectificar la Comunidad ¿hasta donde debería llegar el Gobierno Central?
J.M.O.: Yo siempre insistiré en la necesidad de acuerdo entre las autoridades sanitarias. De no producirse, cabe y procede la adopción de las medidas que ha propuesto a la Comunidad por la vía obligatoria.


E.P.: Y si la Comunidad de Madrid no imprime ese cambio radical en el combate contra la Covid y el Ejecutivo central no obliga a virar ¿Qué horizonte sanitario prevé? Sanitarios desbordados, UVIs colmatadas, hospitales repletos, más letalidad?
J.M.O.: No contemplo la hipótesis de no intervenir con mayor determinación frente a la pandemia. Si no se hace, el riesgo para la salud de los madrileños y de ciudadanos de comunidades limítrofes es evidente. Estoy seguro que no se permitirá esa deriva que solo perjudicaría a los ciudadanos.

Cuando dispongamos de la vacuna sabremos si hay o no falsas expectativas. Solo cabe apoyar las investigaciones, exigir transparencia para conocer su seguridad y eficacia y asegurar su disponibilidad para su aplicarla sin discriminar a nadie”.


E.P.: En qué medida una situación de emergencia en Madrid puede extenderse a otras comunidades, especialmente limítrofes?
J.M.O.: En el caso de las comunidades limítrofes (Castilla La Mancha o Castilla y León), es evidente que hay que contemplar las medidas de prevención y control se coordinen con Madrid y con el Ministerio. Lo venían haciendo y hay que intensificar los trabajos conjuntos. Este es otro de los argumentos que avalan las propuestas que el ministerio ha trasladado a Madrid y que la presidenta Ayuso debería contemplar para rectificar su posición.


E.P.: Una parte de la oposición acusa a Pedro Sánchez de que la situación global en España es la peor de Europa. ¿Está de acuerdo en ello? Y si es así por qué?
J.M.O.: La situación epidemiológica en España es preocupante y requiere redoblar el esfuerzo de trabajo conjunto bajo el liderazgo del Ministerio de Sanidad. Acusar al presidente de ser culpable de la situación epidemiológica es una simplicidad. En cualquier caso, es un asunto ubicado el debate político que de por sí, hace que la acusación pierda credibilidad.

Es imposible predecir cuándo volveremos a la nueva normalidad. Necesitamos ser conscientes de que queda una larga lucha hasta disponer de un tratamiento eficaz o una vacuna”.

E.P.: ¿Qué se ha hecho mal tras la desescalada y que se gestionado bien?
J.M.O.: Es complejo porque son varios los factores que han influido pero si tuviera que definir un solo factor diría que la desescalada debiera haber incorporado indicadores epidemiológicos y umbrales que definieran que hacer en situaciones concretas en función de la situación epidemiológica. Ello permitiría respuestas similares ante situaciones similares. Y por otra parte, fortalecer de verdad la atención primaria y sus capacidades de rastreo y detección precoz con test aplicados con criterios científicos, es un elemento a asegurar.


E.P.: Si las cosas comienzan a hacerse correctamente ¿cuándo saldremos de esta situación tan negativa, tensa y que tiene a los españoles en un sinvivir ¿para cuándo la nueva normalidad? J.M.O.: Imposible predecir. Necesitamos ser conscientes de que queda una larga lucha hasta disponer de un tratamiento eficaz o una vacuna.


E.P.: ¿Y para cuándo la vacuna?
J.M.O.: Ojalá sea pronto pero eso no está más que en manos de los científicos.
 

E.P.: ¿Estamos creando falsas expectativas y esperanzas en la llegada de la vacuna tanto en la inmediatez y plazos así como en sus resultados?
Cuando dispongamos de vacuna sabremos si hay o no falsas expectativas. Ahora solo cabe apoyar las investigaciones en marcha, exigir transparencia para conocer con precisión sus características de seguridad y eficacia y asegurar disponibilidad para su aplicación a todos sin discriminar a nadie si la vacuna o las vacunas son finalmente eficaces y seguras. Sobre plazos para disponer de vacuna, que hablen los científicos que investigan.