Es una de las personas más famosas de España. Lleva 20 años frente a los focos de televisión, donde le ven millones de personas cada día, y va camino de siete sobre los escenarios. Jorge Javier Vázquez se ha convertido en una de las figuras mediáticas más importantes del país. Y en todo un líder de opinión. Desde su ya mítico programa de "rojos y maricones" a sus críticas feroces a Vox, el presentador cada vez tiene menos pelos en la lengua.

Y es que según cuenta, ya hay cosas que no le afectan. Sobre eso y de la vida habla en 'Desmontando a Séneca', un monólogo que parte de Séneca y su 'De la brevedad de la vida' y que estará hasta el próximo 13 de marzo en el Teatro Reina Victoria de Madrid. Una comedia en la que desata las risas del público desde el primer momento y en la que habla del sentido de la vida, el porvenir y el ictus que sufrió en 2019 y que le hizo "click" en la cabeza.

El presentador nos recibe en su casa, ubicada en una urbanización a las afueras de Madrid. "¿Queréis tomar algo?", pregunta según se cierra la puerta de la entrada. Mientras tanto, y mientras mira el móvil, ya que en los próximos minutos tiene que empezar a prepararse para iniciar el lunes en Sálvame, juguetea con sus perros, de los que se deshace en halagos. Tanto, que incluso se llega a subir a una de ellas, Luna, que le acompaña durante media entrevista en el sofá. "No queda muy José Luis Moreno, ¿no?", pregunta cuando el foco se enciende.

PREGUNTA: Jorge Javier Vázquez, actor, presentador… Iba a decir bienvenido, pero es que estamos en tu casa.

RESPUESTA: (Risas) Bienvenidos, bienvenidos, bienvenidos.

P: Estás con la obra ‘Desmontando a Séneca’ en el Teatro Reina Victoria con texto también de Juan Carlos Rubio. ¿Cómo va la obra?

R: Pues mira, es una obra que, fíjate, me estoy dando cuenta de que llevo ya entre ensayos y parón por la pandemia y representaciones dos años. Me doy cuenta de que a mí me está cambiando la vida y me está removiendo muchísimo para bien.

Y luego lo que lo que veo es que al final también para el público es algo que le escala. Ayer vino mi compañera Marta Flich y puso un tuit que me encantó. Yo fíjate que cuando me preguntan sobre la obra, yo sé perfectamente lo que es, pero no sé cómo explicarlo. Escribía que no podía explicar en un mensaje lo que es la obra. “No he llorado, me he reído, me he emocionado. Es un viaje precioso”. Y es que es justo eso, un viaje emocional a través de muchos sentimientos.

P: También durante la obra hablas mucho del ictus que sufriste. ¿Te sirve un poco de terapia hablar de ello?

R: Bueno, en la función se habla en general de la vida, de lo que significa estar vivo, de si aprovechamos bien la vida y de qué significa la vida con textos de Séneca intercalados con experiencias mías. Y se habla del ictus. Se habla de ello como momento que a mí me impactó mucho. Fue un momento vital.

Creo que tampoco le he dado la importancia que tenía porque no tuve ninguna secuela. Fue a posteriori cuando empecé a valorar lo que había supuesto tener un ictus y todo esto. Se habla del ictus y se enlaza también ahí con la historia de si aprovechamos la vida o si estamos viviendo de verdad.

P: ¿Y por qué Séneca?

R: Pues mira, te podría decir que porque es un autor de cabecera mío, pero no, la verdad es que no (Risas). Es que es una propuesta que me hizo Juan Carlos Rubio, que es la persona que me ha hecho las dos obras anteriores.

Siempre digo que cuando me la propuso dije ‘madre mía, que coñazo’. Además, me dijo ‘no, y va a ser un monólogo’ y yo pensé que qué aburrimiento un monólogo. Yo venía de hacer ‘Grandes éxitos’, que la tuve que cancelar por el ictus y éramos ocho personas en el escenario, entre ellas cuatro músicos en directo. Era divertidísima, con luz, alegría.

Luego, como siempre, Juan Carlos tiene razón y me hizo una comedia que la verdad es que no quiero que se acabe y que la disfrute la mayor gente posible. Fíjate, después de dos años cada vez le sigo encontrando matices nuevos, viajes y momentos nuevos.

P: En la obra se habla mucho del tema de perder el tiempo. ¿A ti te da tiempo a perderlo?

R: Me lo pongo casi como obligación el perder el tiempo. Me encanta perder el tiempo y ser consciente de que lo estoy perdiendo.

P: ¿Por ejemplo?

R: En chorradas. Me encanta no tener esa sensación siempre de ser productivo, de tener que hacer algo por algo. Tirarte en la cama y decir ‘qué bien se está sin hacer nada’ o coger el móvil sin complejo de culpa de decir me la voy a perder viendo Instagram que me divierte y siendo consciente.

Hay que aburrirse. Estas navidades me fui dos semanas a la playa, y es que no tuve ningún plan porque me fui a un sitio muy que no había absolutamente nada, ni vida nocturna. Y la sensación de irte a la cama a las siete de la tarde… cómo me iba, qué bien. No tenía nada que hacer, ningún compromiso, nada, sólo dormir. Y me encanta perder el tiempo. Me parece muy productivo para la mente, para descansar.

P: ¿Qué feedback estás viendo del público con la obra?

R: Mira, no hay momento, no hay día, en el que el público no se ponga de pie. Espero que ahora no pase en Madrid. Pero sobre todo me dicen que se sorprenden mucho, que no esperaban ver algo así. Es que claro, el título tampoco te lleva mucho.

En Donosti me acuerdo que al salir del teatro un señor me dijo ‘mira, yo tuve también un ictus y todo lo que cuentas de las emociones y las sensaciones que se cuentan, la verdad es que lo has clavado’.

P: También tienes mucha interacción con el público y hay mucha improvisación, ¿Cómo es eso?

R: Eso a mí me encanta. Me gusta mucho jugar con el público, pero siempre y cuando participe en él, tampoco me gusta poner en un aprieto a nadie. Bueno, tú que la has visto no pongo a nadie contra nada. Cuando voy al teatro y dicen desde arriba ‘vamos a sacar a alguien’, yo me muero. Entonces no, yo quiero que la gente que venga se lo pase bien y que no se vea en ningún momento amenazada.

P: ¿Y qué se siente al estar solo en el escenario? No deja de ser un monólogo donde estás tú solo contra el público.

R: Soy feliz. Ya no quiero compartir escenario con nadie (Risas). Ahora ya quiero llevármelo yo. Todos los aplausos a los cual nada, nada. Yo no quiero nada. La gente te pide solo para mí (Risas).

Me dijo Juan Carlos, el director, ‘ya verás que te lo vas a pasar muy bien’. Yo no pensaba que te lo podías llegar a pasar también. Como en el escenario no puede pasar nada malo, a veces, porque tuve un contratiempo el sábado, pero como está todo tan perfectamente estudiado y organizado, es un sitio en el que eres siempre feliz.

P: Hablas de que el teatro en este país, y lo has dicho más de una vez, lo levantan las mujeres y los maricones. ¿Por qué dices eso?

R: Porque yo no conozco a ningún grupo de hombres heterosexuales que queden para ir al teatro. No lo conozco, sinceramente. Habrá heterosexuales que vayan al teatro, claro que los habrá, pero la gran mayoría van acompañando a sus mujeres, a sus novias. No conozco a ningún grupo de heterosexuales que queden para ir al teatro, solo para ir a tomar unas cañas, al fútbol o a algún concierto.

Y yo lo veo en el patio de butacas: chicas jóvenes, señoras que van en grupo, que quedan un fin de semana entre semana para ir al teatro. Pero vamos, ¿quién va a los clubs de lectura? Pues es que es eso.

P: En la obra también te ríes un poco de eso.

R: De que los señores que vienen al verme un poco al teatro van como si fuera lo peor que les ha pasado en la vida y luego salen encantados. Pero vamos, creo que no estoy descubriendo la sopa de ajo.

P: Es la realidad

R: Lo que pasa es que la gente no lo dice.

P: Por cambiar un poco de tema: la crisis de Sálvame. ¿Cuántas veces ha respondido sobre el tema?

R: (A su perra) Fíjate, Luna, lo que me preguntan: la crisis de Sálvame. Pues la crisis de Sálvame, es que es como el gobierno de coalición que está en crisis, pero ahí sigue y sigue, ganando reformas. No lo sé.

Yo creo que en la televisión también vamos a tener que acostumbrarnos a que cada vez más las audiencias estén más fragmentadas. La semana pasada tuvimos una muy buena semana. Esta semana esperamos repetirla y, fundamentalmente, lo que yo digo es que tenemos ganas de continuar después de doce años. O sea que vamos a continuar. Lo siento mucho por la gente que quiera enterrarnos, pero no va a ser así. Vamos a continuar.

P: Anabel Pantoja ha sido el motivo del resurgir esta semana, ¿es la nueva Belén Esteban?

R: A mí Anabel cada vez me gusta más porque es un auténtico despropósito emocional.

P: ¿Cómo es?

R: Ella es muy dramática, todo lo vive con esa intensidad, siempre lo digo. Tú le dices que está lloviendo en Rusia y se pone a llorar. ‘Ay, por favor, los rusos’ (Risas). Es como Rosa Benito, perdona, la viuda de Rocío Jurado.

P: Esta semana se incorpora Adela González.

R: Es un encanto.

P: ¿Qué papel va a tener?

R: Pues mira, no sé. Pero a mí me encanta porque es del norte, ella es de Guipúzcoa, ahora está viviendo en Bilbao, según me dijo.

Le dije ‘mira, Adela, tú y yo nos vamos a llevar muy bien porque esta gente es muy folclórica’ y a mí me encanta porque ella tiene ese punto de distancia, que yo también lo tengo. A mí me gusta mucho. Me gusta que aparezca gente que venga a revitalizar y de la que aprender.

P: ¿Es bueno tomar distancia de los colaboradores?

R: Pienso que tienes que estar un pasito de distancia viendo lo que hay en general, lo que está sucediendo. Pero luego lo que tienes que hacer es no verlo con esa distancia. Yo lo hago porque me gusta y porque disfruto con lo que hago.

P: ¿Crees que el documental de Rocío Carrasco ha podido influir en la crisis?

R: Hombre, desde luego el documental lo que ha dejado al descubierto es que hay dos facciones muy marcadas: los que están a favor y los que están en contra.

P: Pero al fin y al cabo es un poco como en la sociedad.

R: Mira, yo no sé si nos ha pasado factura o no. Supongo que tendrán que estudiarlo los que tengan que estudiarlo. Pero en cualquier caso, es que esto no es una cosa de estar a favor o no estar a favor. Esto es una cuestión de que la sociedad dé un paso más adelante o que siga inmóvil aceptando comportamientos que ya son intolerables. Si es que no hay otra cosa.

P: ¿Y la charquita azul? ¿Crees que ha hecho daño?

R: La charca que debe caber ya en un bidé de los que quedan. Hostias, qué vida deben tener para tener como como ídolo al ex de Olga Moreno. ¿Qué vida deben tener?

P: Hace unos días decía la periodista y guionista Paloma Rando con toda la polémica del Benidorm Fest que alguna gente ha descubierto Eurovisión como descubrieron 'Sálvame' durante la pandemia y decía que hablaban de ello como si fuera la Conferencia de Yalta. ¿Tú crees como ella que la solemnidad mata la diversión?

R: Salvo excepciones como estas cosas de las amenazas de muerte y demás, es muy positivo que no nos tomemos en serio bobadas.

Yo desde muy jovencito y durante muchísimos años he sido muy fan de Paloma San Basilio. Yo la seguía por toda España. Ese grupo, esas emociones, ese amor y ese enfadarse cuando alguien la criticaba o no la valoraba A mí me parece que está muy bien.

Tengo 51 años, esas emociones ya han bajado, pero hay gente que la gente lo vive con tanta intensidad. Me hace mucha gracia

P: Tiene un punto que es…

R: Ridículo. Tiene un punto ridículo que al final es lo que nos hace gracia. Pero vamos, total apoyo a Chanel. Yo me siento muy solidario con Chanel, porque es que a mí cuando me dieron el Ondas también se armó una con gente diciendo que si no se lo merece, que si tal, que si cual. Una cosa tan bonita como es ganar algo, que por cuatro miserables es que te lo destrozan. Porque al final esta chica tampoco ha ido allí con una punta de pistola diciendo 'voten que si no me los cargo’.

La chica ha ganado una cosa de estas, ¿no? Pues ya está. Si la ha ganado, felicidades. Me encantaría saber qué saben hacer los que critican a Chanel. Ponte ahí encima a ver qué sabes hacer. Cómo cantas, cómo bailas, cómo te has preparado como ella, cenutrio. No se puede estar en esa crítica permanente. La entendería si fueras capaz de hacer lo que hace esa persona.

P: Ahora que han pasado 12 o 13 años del Ondas, ¿cómo lo ves?

R: Ahora creo que ya me deberían dar el segundo. Te lo digo de verdad, creo firmemente que me lo deberían dar, que no hay otra persona que se lo merezca más que yo, porque después de tantos años aguantando, aguantando y aguantando. Un Premio Ondas a la resiliencia, sí, deberían. Y este lo disfrutaría muchísimo más. Porque es que vamos, cualquiera que dijera algo me lo iba a pasar por el mismísimo.

P: ¿Lo pasaste mal con el primero?

R: Sí, fue un rollo con rollo. Me pilló más jovencito, fui el presentador más joven de toda la historia que ha recibido uno. O sea, que ya tiene que venir el segundo, que se dejen de tonterías.

Y luego ya te digo una cosa. Es que deberían dármelo para que tuvieran un poquito más de visibilidad, porque en este año a quién se lo han dado. Ya no te acuerdas. Son unos premios que necesitan un revulsivo, hombre, una salsa. Luego dan tantos. Es que chico, no se pueden dar 32 ondas en una noche, selecciona un poquito.

A mí ya que me den el premio, pero no el de toda una vida. Que me den el mío, porque me lo merezco. Además, es que tampoco somos tantos. Habrá años que deberán rebuscar. Pues chico, repite. ¿No tiene Meryl Streep cuatro o cinco? Me lo merezco.

P: ¿Cómo se hace eso de entrevistar y manejar tanto los silencios y conseguir sacar todo a Aramís Fuster, Anabel Pantoja o Rocío Carrasco?

R: Teniendo interés por lo que cuentan y escuchando, es que la gente lo escucha en la tele porque es que van tan preparados… Van centrados a la pregunta que tienen que hacer, que por mucho que te estén diciendo la entrevistada que estuvo a punto de comprarse una navaja barbera y marcarse el cuello y quitarse por ahí las vísceras, están pensando en lo que lo que tienen que hacer luego.

P: ¿Influye el público?

R: Mira, para unas partes está muy bien el público, pero para otras creo que la gente se relaja mucho más si no hay tanta gente alrededor. Pero es fundamental, el público te da esa parte de show.

P: El programa no deja nunca de reinventarse. Hay rostros nuevos delante y detrás de pantalla como por ejemplo Germán González, que es reconocible para el público. ¿Qué crees que aporta gente joven al programa?

R: Creo que nosotros ya empezamos a ser una generación de ciertos años. Echo muchísimo de menos el relacionarme con gente más joven. Porque, claro, yo ya sé hacer una cosa y llega un momento en el que corres el peligro de perderte mucho.

A ver, yo lo que ya lo que no voy a hacer es ser joven. Yo no puedo dirigirme a la gente de 20 años como si tuviera 20 años, porque no los tengo y no quiero hacerlo. Pero me parece muy positivo y fundamental que la gente joven venga y nos traiga propuestas y nos ponga un poco al día. Pero yo ya no puedo pasar por una cosa que no soy.

P ¿Crees que se va a escuchar a la gente joven en la tele?

R: Pues creo que deberíamos tener más presencia de gente joven. No sé de qué manera, pero también hay una cosa y es que en un programa como Sálvame también importa mucho que la gente tenga una historia. Y la gente joven a veces no la tiene y es normal. No han vivido.

P: Preparando la entrevista busqué Jorge Javier Vázquez en Google y había 300.000 titulares con mucho clickbait. ¿Cómo lo llevas?

R: Lo único que me importa es que la gente sepa que el 80% de lo que se publica es mentira. Pero contra eso no puedes hacer nada y ya tienes que pensar que la gente va a saber diferenciar, porque no es imposible rebelarse contra eso. Antes sí decía joder, tal y cual. Pero ahora ya me da bastante igual.

P: Hace poco, cuando el tema de la infanta y Urdangarin te reías de los digitales que siempre se hacen eco de noticias.

R: Es que hay gente que no da una puta noticia en su vida. Hay compañeros y compañeras que se limitan a recontar lo que hemos contado. Nosotros ya lo hemos contado.

P: Hay como una especie de pacto de silencio entre cadenas. A ti te pasó hace poco cuando el tema de las novelas turcas y demás, de no hablar del producto del otro. ¿No crees que es un poco absurdo por decirlo de alguna manera que a la competencia sabiendo que está?

R: Nosotros mencionamos.

P: Pero hay veces que desde otros lados no se habla de Sálvame o si se menciona a la competencia hay un momento de silencio porque se ha hablado de otra cadena.

R: Lo que no vamos a hacer nosotros a las seis de la tarde es decir tierra amarga. A mí las novelas ni me llaman, es que yo ni sabía que estaban Divinity. Yo no tenía ni idea. Lo de cuando le dije a Lolita que no hablara, que se lo dije de broma… y luego también los digitales diciendo “un alterado Jorge Javier”.

P: Tiene su punto que te digan eso.

R: Bueno, me rio mucho con mi amigo Adrián y cuando hablan del poder, que si he vetado a tal o cual, si te digo la verdad es que cada vez me hace más gracia. A mí me dice que es que es mentira, que me están construyendo una leyenda tan grandiosa que no se corresponde con la realidad.

P: Hace unas semanas estabas tú paseando por delante del Congreso y apareció un grupo de negacionistas. ¿Cómo fue aquello y cómo lo viviste?

R: Pues no entendía nada porque había quedado para almorzar. De golpe apareció uno y luego otro. No entendía qué era eso. Se empezaron a sumar varios chillando y tal. Y yo estaba en el Colegio de Médicos.

P: Encima.

R: No sabía, no tenía escapatoria e intenté meterme en el colegio que tenía la puerta ya cerrada. Y yo intentando abrir la puerta y los otros ahí. Fue una situación muy ridícula. Y luego ya nada, me metí en el Hotel Palace (Risas).

P: ¿Te ha pasado antes?

R: Cuando el ex de Olga Moreno me citó a un juicio, a la salida me pusieron también una cosa de éstas que le apoyaban. Que yo creo que algunos de ellos estaban condenados por maltrato.

Fíjate qué bonito, ¿no? Pues me hablaban y me preguntaban y tal, y yo no contestaba muy digno. Pero claro, con lo de los negacionistas no sé muy bien lo que se hace. Pero aguanté con dignidad. Ahora digo ‘joder, podría haber aprovechado para promocionar la función’.

P: También hace unas semanas hiciste una entrevista en Onda Madrid, en El taxi de Onda Madrid con Carlos Padilla y hablaste de que tienes una relación complicada con Madrid ahora mismo.

R: Madre mía, lo que dio de sí esa entrevista. Tengo que escribirle porque me encanta, me gusta mucho como lo hace. Es una relación complicada, pero es más cosa mía y le sucede a la gente de mi generación también.

Yo llegué en el 95. Y llegué con 25 años, con la maleta cargada de ilusiones, de sueños. Madrid para mí había sido siempre la ciudad mitificada y estaba todavía muchísimo más por encima de lo que había mitificado. Me lo pasé muy bien y fui muy feliz. Me parece Madrid una de las mejores ciudades del mundo para vivir, pero conforme van pasando los años la relación con la ciudad va cambiando también y encuentras que eso que antes te gustaba a los a los 40, a los 50 ya te gusta menos.

Hemos pasado dos años muy duros de pandemia, encerrados, pero quiero volver a recuperar la ilusión que yo tenía por Madrid, porque yo creo que es una de las mejores ciudades del mundo para vivir, sin lugar a duda.

P: ¿Y con los dirigentes de Madrid?

R: Pues a mí no me gusta ninguno de los dos; ni la presidenta, ni el alcalde. Ninguno de los dos me gusta, pero es lo que ha votado la gente y hay que respetarlo. Pero no me gustan.

P: Otros que tampoco te gustan: Vox. Te han llamado “millonario progre que hace telebasura”.

R: Pues fíjate qué descubrimiento (Risas). La mediocridad intelectual de la gente de Vox… Es que yo no sé por qué se empeñan continuamente en quedar tan expuestos. Chico, di algo más que no sea tan obvio.

A mí lo que me molesta de Vox, fundamentalmente, aparte de ellos en sí, es lo mediocre de su discurso, lo rancio, el antiguo. Que puto coñazo debe ser. ¿La gente se imagina lo que debe ser con estos señores gobernando? Es que estamos jugando con fuego, vamos, estamos jugando con piras y no nos damos cuenta.

Me parece un aburrimiento todo. Me parecen todos mediocres, todos. Espinosa de los de las mentiras, como dijo Évole, Rocío Monasterio disfrazada de pastorcilla, ahora resulta que Macarena Olona es andaluza… Pero ya cuando ella es andaluza, más andaluza que la Macarena. Es una ridiculez.

P: ¿Cómo crees que serían si gobernaran?

R: A veces me dan ganas de que gobiernen para para que la gente vea, que disfruten de lo votado. A Abascal no le he escuchado algo mínimamente decente en todos estos años que lleva dando por saco.

Esa penuria que rodea, esa penuria de miras que tienen… Equipararnos a Hungría y a Polonia, a los países más vanguardistas de la Unión Europea (Risas). ¿Quién quier ser como Hungría o como Polonia? Pero esto la gente lo sabe. Es acojonante. Y la gente se está comiendo el discurso, tócate las narices.

Me encanta ver a Xabier Fortes. Yo cuando estoy almorzando siempre pongo “Vox ridículo” en YouTube, me salen un montón de cosas. Me encanta cuando los llevas a programas presentados por periodistas que se preparan las entrevistas y quedan tan incapacitados. Es tan bochornoso… Por ejemplo, Diego Losada tiene unos momentos maravillosos. También es tan bochornoso todo lo que hacen, que todos los datos que se cuentan son falsos. Es mentira, es trampa, es manipulación.

Casado está haciendo todo lo posible también para ponerse a su nivel. Lo está consiguiendo ahora con la remolacha. Eso es lo que se llama un suicidio político. Se está haciéndose el harakiri delante de todos nosotros.

Imagínate un gobierno de Vox y además en el que estuvieran Casado, Teodoro García Egea, Cuca Gamarra y Alberto Casero, imagínate ese gobierno.

P: La buena política, ¿no?

R: A mí me dan ganas (Risas). Se presentan y ganan, como cuando la gente estaba tan harta que votó a Chikilicuatre para Eurovisión.

P: ¿Yolanda Díaz o Pedro Sánchez?

R: Pues mira, te voy a decir una cosa, me encanta el tándem que hacen. me gusta lo que está haciendo Pedro Sánchez, me encanta Yolanda Díaz y ojalá sigan muchísimos años. Porque son gente que trabaja.

La verdad es que no veo mucho trabajo últimamente a Pablo Casado. Ahora con la campaña parece que está promocionando Faunia. Y los demás tampoco creo que trabajen mucho. Ayuso está continuamente inaugurando cosas que ya se han hecho. Desde la mañana hasta la noche, venga foto. Yo me pregunto cuándo trabajarán. No dejan de decir memeces contra Sánchez, continuamente. Si esto es lo que ha dicho Sánchez, yo lo contrario.

P: ¿Cómo ves la polarización en la política?

R: Ya me lo he tomado a risa. Ojalá pensemos cuando lleguen las elecciones y tengamos claro que cuando hablan tanto Ayuso y Casado de comunismo y de Venezuela, los que quieren que la sociedad siga igual, que los salarios mínimos no suban y que los ricos sean siempre los de siempre. No quieren que se avance, ni que se produzcan la igualdad en la sociedad. Así ellos siguen liderando el cotarro y protegiéndose. Ellos son la nueva Venezuela.

P: ¿Con qué político te irías a cenar?

R: Pues con Yolanda Díaz. A Pedro Sánchez no lo conozco en persona, aunque haya gente que piense que somos íntimos amigos y que hablamos por teléfono y que le dicto algunas de sus políticas. Pero Yolanda me encanta. Me parece una mujer sensata, lúcida, trabajadora. Además, me encanta también Mónica Oltra, Ada Colau… Me encanta el aquelarre.

P: ¿Y de la derecha?

R: ¡Hostias! Es que me lo pones muy difícil.

P: ¿Ni una Cayetana Álvarez de Toledo?

R: Pues mira, hay una cosa que me sí que me gustaría. Hoy la voy a invitar al teatro. Saca lo peor de mí, pero hay una cosa que me gusta de ella, que dicen que es tímida y yo también soy muy tímido.

P: ¿Por qué lloraste la última vez?

R: Creo que lloro poco por los antidepresivos. Sí que tengo emociones como enmarcadas de pena y de tristeza, pero tampoco quiero contarlas, compartirlas mucho.

¡Por cierto! Y gano bastante dinero y con lo de Abascal, lo de millonario progre, que tiene razón.

P: Lo reconoces.

R: Sí, sí, lo reconozco. Pero vamos, tengo que decirle que lo que he ganado ha sido por mi trabajo, que él no ha hecho ni la mili. Yo soy millonario y progre y ojalá pueda ser más millonario y más progre, porque vamos a ver dónde está escrito que la gente de izquierdas tengamos que vivir en un zulo. Yo lo que quiero es que haya más gente como yo, que le vaya bien y que esté todo más repartido.

Esta idiotez ya tan antigua de que tenemos que vivir en hacinados en pisos y que tenemos que estar quitándonos continuamente los piojos, pues mira, no.

P: La gente de izquierdas también critica mucho a la gente que vive así.

R: Pues ese es su problema. Si la izquierda no acepta que lo que queremos todos es vivir bien, que se nos paguen sueldos justos y adecuados… Pero yo creo que cada vez hay menos prejuicios en la izquierda con ese tema.

P: ¿Cuándo fue la última vez que hablaste con tu madre?

R: Ahora hace poco, porque el sábado tuve un contratiempo en el escenario y me lesioné un poco. Esta mañana me ha llamado para preguntarme cómo estaba.

P: ¿Hablas mucho con ella?

R: A ella le gustaría más, pero es que siempre estoy haciendo algo. Me da mucha rabia porque yo pienso que no sea boba porque tiene 82 años y me digo que esto algún día se acabará.

Tenemos que vernos más. Lo que pasa que es que ella también es muy perezosa para venir aquí. Siempre tiene algo, que no se quiere desprender de la perra.

P: Voy enseñarte un vídeo y quiero que me digas cómo fue este momento.

R: ¡Ay, qué vergüenza! Es que me da mucha vergüenza. Dime qué es que no quiero verlo.

P: Es una canción con Sonia Madoc.

R: Yo te lo digo, que es que me da mucha vergüenza. Me propuso Sonia Madoc cantar el ‘Yo quiero bailar’ y claro, chico, si a uno le proponen algo así cómo va a decir que no, que es un gran tema.

¿Tú le dirías que no a Manuel Carrasco? Pues cómo le vas a decir que no a Sonia (Risas).