Entre las incógnitas que aún persisten en medio de la vacunación masiva está el tiempo de inmunidad que proporcionan las dosis de los fármacos de Pfizer, Moderna, AstraZeneca y Janssen. Solventes estudios han concluido hasta el momento que la infección de SARS-CoV-2 puede generar en la mayoría de las personas una inmunidad protectora por mucho tiempo y cabe esperar que la generada por las vacunas sea duradera.

La inmunidad de Pfizer

En lo que concierne en particular a las vacunas, según diferentes investigaciones fijan la inmunidad de la vacuna de Pfizer en al menos seis meses con una eficacia del 90%. El CEO de la farmacéutica, Albert Boula,  sin embargo, puntualizó que existe una alta probabilidad de que sea necesario inocular una tercera dosis a los doce meses de la segunda para alcanzar la inmunidad. Bourla afirmó que con esta tercera dosis se podría reforzar la respuesta de los anticuerpos entre 10 y 20 veces.

La vacuna de Pfizer fue una de las primeras en aprobarse para proteger a la población contra el coronavirus. El fármaco presenta un eficacia del 95% a los 14 días de la segunda dosis, según los ensayos clínicos previos. Sin embargo, se ha constatado que su efectividad ha variado a medida que han ido surgiendo nuevas cepas del coronavirus y se ha reducido a un 94%. A la nueva variante Delta es, incluso, menos resistente, pues se sitúa entre el 70% y 75%.

Moderna establece dos dosis

La vacuna de Moderna fue la segunda que se ha aprobado durante esta pandemia para hacer frente al coronavirus. También de dos dosis, presenta una eficacia del 94% tras 14 días del segundo pinchazo.

Los ensayos evidencian que los anticuerpos permanecen hasta 6 meses después de completar la pauta completa. El consejero delegado de Moderna, Stéphane Bancel,anunció que habrá que dar una tercera dosis de recuerdo a las personas que ya fueron vacunadas, empezando "desde el final del verano" con los grupos de riesgo a los que se les inoculó a comienzos de año, y en particular con las personas que viven en residencias. Bancel advirtió de que "dos o tres meses de retraso supondría numerosas hospitalizaciones y muertes".

AstraZeneca, tras la polémica por las trombos

El fármaco de AstraZeneca ha sido uno de las que más controversia ha ocasionado, debido a la aparición de varios casos de trombos en personas que habían recibido sus dosis. Las investigaciones determinaron que esta vacuna tenía una eficacia del 76% a los 15 días de la segunda dosis. La Agencia Europea del Medicamento (EMA) ha fijado su inmunidad en un 80% a los cuatro meses.

Los estudios demuestran que dejar un intervalo de 45 semanas entre pinchazos o dar una tercera dosis permite un aumento de hasta 18 veces en la respuesta de anticuerpos.

La única dosis de Janssen

La vacuna de Janssen solo necesita una dosis y su eficacia puede variar entre el 70% y el 85% entre dos semanas o casi un mes tras la inoculación, dependiendo de cómo sean los casos de coronavirus. Los estudios indican que el fármaco generó anticuerpos contra distintas variantes.

La empresa ha asegurado que la persona puede estar inmunizada durante al menos ocho meses, lo que ha comprobado a partir de la investigación realizada a 20 voluntarios por el doctor Dan Barouch, del Centro Médico Beth Israel Deaconess y la Facultad de Medicina de Harvard.

Por el momento, Johnson & Johnson ha descartado una segunda dosis de la vacuna de Janssen, aunque siguen haciendo pruebas para saber si esto podría aumentar la eficacia frente a las nuevas variantes.

Lo que dicen los estudios sobre la inmunidad

Los epidemiólogos creen que la infección por SARS-CoV-2 puede generar en la mayoría de las personas una inmunidad protectora por mucho tiempo y que la que proporcionan las vacunas dan una protección igualmente duradera. El Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias (CCAES), más cauto, cree que el corto periodo de relación del SARS-CoV-2 con el ser humano hace que se desconozca aún la duración de la memoria inmune.

Manel Juan, jefe de Servicio de Inmunología del Hospital Clínic, lo más probable “mientras no se demuestre lo contrario (y no cabe esperar que sea distinto)”, es que la inmunidad generada por las vacunas sea duradera.

En mayo, una publicación en Nature también concluía que la inmunidad a largo plazo es una realidad. El estudio, con 88 personas, concluyó que incluso las que han superado la infección con síntomas leves generan defensas “robustas duraderas”. 

“Esto es lo habitual en todas las infecciones exitosas, donde la respuesta inmunitaria puede eliminar al patógeno”, explica Manel Juan. “Cuando el patógeno desaparece, la cantidad de anticuerpos disminuye, pero no la memoria inmunitaria. Esta memoria permite incluso adaptar la respuesta a variantes del patógeno que inicialmente no sean del todo reconocidas por el sistema inmunitario. Por esta característica, el sistema inmune específico también se llama adaptativo”.

Células productoras de anticuerpos neutralizantes

El reciente trabajo en Nature describe por primera vez la presencia de las llamadas “células plasmáticas en médula ósea de larga vida” tras la infección del SARS-CoV-2, también a los 11 meses de la infección. 

Según el presidente de la Sociedad Española de Inmunología (SEI), Marcos López Hoyos, “son células que se producen tras la primoinfección, son productoras de anticuerpos neutralizantes y con gran capacidad protectora frente al virus, que anidan en médula ósea y que, aunque hasta ahora se han detectado once meses después, es muy probable que sobrevivan durante años y quizás toda la vida”, añade.