Primero fue Sergio Ramos y ahora es Leo Messi. LaLiga puede perder dos pesos pesados en cuestión de días. Si bien la situación del astro argentino es bien distinta a la del ex capitán del Real Madrid, la incertidumbre predomina en las oficinas del Camp Nou. El ‘10’ quiere permanecer en la Ciudad Condal, pero aún no hay un acuerdo para su continuidad.

La llegada de Joan Laporta a la presidencia del Barcelona presuponía que las negociaciones con Leo Messi serían más fáciles de lo que están resultando. La situación ahora mismo está enquistada, ya que al estancamiento se le suma la disputa de la Copa América por la que el astro argentino pelea junto a su Selección.

Messi desea seguir en el Barça y Laporta quiere que la leyenda culé permanezca en su sitio natural. Sin embargo, el escenario económico del conjunto azulgrana torpedea el diálogo entre las dos partes, a pesar de que el ‘10’ sabe que no puede cobrar lo mismo que en su anterior contrato – 555 millones de euros por cuatro años -.

El legado de Josep María Bartomeu obligó a su sucesor a pedir un crédito de 500 millones de euros a Goldman Sachs para hacer frente a los pagos inmediatos, entre los que se incluyen las nóminas de los jugadores y trabajadores de la entidad. La tesorería culé está en grave peligro.

Por si la situación en Can Barça no fuera compleja, existe otra arista que condiciona sobremanera la negociación: el Control Económico de LaLiga. La pandemia del coronavirus ha infligido un severo castigo a las arcas de los clubes de fútbol, pero el Barça ha sufrido más de lo que se podía esperar para una entidad de su calado. Por lo tanto, el dinero que el conjunto culé puede destinar a sus jugadores será aún más bajo que los 382 millones de la pasada temporada.

En este escenario se está moviendo Joan Laporta, haciendo un complicadísimo encaje de bolillos para evitar que su leyenda coja el petate y se marche a otro equipo que sí pueda hacer frente a sus exigencias salariales.

Una de las fórmulas que maneja el máximo mandatario culé es sufragar el salario de La Pulga en diez años, vinculando al astro argentino a la entidad durante la próxima década. Esta alternativa aseguraría la presencia de Messi en el pasto del Camp Nou las próximas dos temporadas, pues las dos siguientes se marcharía a Estados Unidos para dar los últimos gambeteos de su carrera.

No está siendo sencillo convencer al futbolista, ni tan siquiera encontrar un método que transgreda las normas salariales de LaLiga. De hecho, para que el acuerdo sea factible, Laporta deberá hacer malabarismos para reducir considerablemente la masa salarial del Barcelona, que supera todos los límites debido a los contratos firmados por Bartomeu.

El presidente culé pretende renegociar los contratos mediante diversas vías. Laporta baraja desde ampliaciones (bajando así el salario anual), ventas e incluso entregar la carta de libertad a algunos de sus jugadores. Sin embargo, hay muchos futbolistas de difícil colocación y la única alternativa que manejaba el club era su despido. Este es el caso de Matheus Fernandes, pero la jugada de Laporta podría tener resonancias judiciales. Por lo tanto y de momento, Leo Messi es libre para negociar con quien quiera.