La comunidad científica europea ya está en alerta debido a la entrada de una especie invasora de hormiga en el continente. Esta es la llamada hormiga de fuego, un tipo de insecto especialmente dañino y que ha sido localizado en la Isla de Sicilia, al sur de Italia. Según han señalado los expertos esta es una de las hormigas más peligrosas del mundo y supone una gran amenaza para la biodiversidad del entorno en el que se encuentre.
La principal diferencia entre este tipo de hormiga y una convencional es la agresividad instalada en su naturaleza, pudiendo llegar a atacar masivamente a un humano o animal que, por ejemplo, pise uno de sus nidos. Esto hace que los picotazos y mordeduras -mucho menos comunes en otras hormigas- sean frecuentes en los grupos de hormigas de fuego.
¿Qué daño pueden provocar las hormigas de fuego?
Los ataques masivos de esta especie pueden causar gran dolor en los humanos, aunque por lo general no deberían llegar a un estado grave, a excepción de que el individuo presente una reacción alérgica. En este caso sí se podría correr un riesgo más grave que afectaría a la salud, ya que cabe la posibilidad de sufrir una reacción anafiláctica. Normalmente, los síntomas que presentan las personas afectadas por este tipo de respuesta suelen ser los siguientes:
- Intensa picazón
- Brote de ronchas o urticaria
- Complicaciones respiratorias
- Hinchazón en la garganta o la lengua
La situación más extrema derivada de una reacción anafiláctica es en la que esta ataca al sistema digestivo. Esta dolencia podría manifestarse a través de calambres estomacales agudos, náuseas o diarrea. También en circunstancias muy críticas, los afectados podrían llegar a sufrir una caída considerable de la presión arterial, que podría derivar en una pérdida de la conciencia. En estos casos, se requirará de atención médica urgente, pero cabe destacar que no son muy frecuentes y que por lo general no existe una sintomatología grave en los humanos.
Sin embargo, los animales de menor tamaño sí pueden sufrir un mayor peligro si son atacados por un grupo de este tipo de hormigas, pudiendo incluso llegar a morir. También con las plantas estos ataques colectivos pueden resultar letales, ya que es recurrente que este insecto embista a la flora de su entorno si esta se enreda cerca de sus nidos. Además, las hormigas de fuego tienden a construir montículos muy altos que dañan las raíces y acaban asfixiando aquellas plantaciones donde se establecen.
El hábitat de la hormiga de fuego
Este tipo de insecto proviene de América del Sur, pero su presencia se ha extendido por todo el mundo a través de importaciones accidentales, y ahora ya se le puede encontrar en regiones como EE. UU, Australia, China, Filipinas o Taiwán. Debido a ello, esta especie de hormiga presenta una alta capacidad de adaptación a climas extremos de todo tipo, además de poder soportar entornos con temperaturas muy bajas o inundaciones frecuentes. Sin embargo, por naturaleza esta especie prefiere asentarse en zonas cálidas. Ya durante el año pasado se detectaron hasta 88 nidos de la hormiga de fuego repartidos en unas 5 hectáreas cerca de la ciudad de Siracusa (Italia).
Otra alerta por mosquito
Y es que este insecto no es el único que ha hecho sonar las alarmas europeas. Apenas unos días después de inaugurar este mes de mayo, se deba una alerta sanitaria debido a la picadura de un mosquito. En los últimos años, una de las mayores preocupaciones en España a nivel sanitario ha sido la propagación del Virus del Nilo Occidental (VNO), que, en los peores casos, puede producir la muerte de aquellos que se infectan. En este caso las alertas se encontraban puestas sobre todo en Andalucía, en provincias como Sevilla y Cádiz, aunque también en otras áreas de la geografía española como Castilla-La Mancha, Extremadura, Valencia y Cataluña, debido al calor de esas zonas.
Después de recibir la picadura de este mosquito, el periodo de incubación dura entre 2 y 14 días hasta que aparecen los síntomas asociados. En los casos más leves, estos se corresponden con fiebre, dolor de cabeza, fatiga, dolores musculares y articulares, pero, en aquellos casos más graves, puede producir convulsiones, rigidez en el cuello, confusión y debilidad muscular, llegando incluso al daño cerebral irreversible o la muerte.
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