La hinchazón abdominal es un síntoma común que afecta a una gran parte de la población. A menudo, está rodeada de mitos y concepciones erróneas sobre sus causas y tratamientos, mientras que las certezas y realidades para combatir esta dolencia a veces son ignoradas.

Frente a muchas creencias populares, la hinchazón abdominal puede tener causas simples y cotidianas, muchas veces relacionadas con los hábitos alimenticios o la dieta seguida.

Una de las causas es la ingesta de aire, que se produce cuando comemos rápido o con ansiedad, y que también puede producirse si tragamos demasiado aire sin comer, que puede producir una acumulación de aire en el intestino. Una situación a la que se puede sumar la digestión complicada de algunos alimentos flatulentos. Y que puede ser más recurrente si sufrimos de intestino irritable, lo que provoca que el intestino se contraiga ante estímulos externos como el estrés, lo que fomenta que los gases se queden atrapados en esas contracturas, causando molestia o dolor.

Una sensación que es muy similar a lo que conocemos como “flato”, tal y como nos explica Clotilde Vázquez, jefa del departamento de Endocrinología y Nutrición del Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz. “Todos tenemos experiencias de cómo algunas veces al correr, cuando se respira también por la boca, por estar ya muy al límite de fuerzas o por tener los orificios nasales poco despejados u obstruidos, comienza a doler un costado del abdomen, que a veces es fuerte y nos obliga a parar. La cultura popular lo ha denominado ‘flato’, muy certeramente, porque responde a aire atrapado en el ángulo del colon u otro tramo de intestino, distiende las paredes y produce dolor”.

Las recomendaciones para prevenir estas situaciones son evitar tragar aire -comiendo con tranquilidad y tratando de no respirar por la boca- y dejar de lado alimentos flatulentos. Más allá de la prevención, cuando se sufre hinchazón abdominal, se alivia con un masajeo suave en la zona afectada, con algunas posturas que faciliten el movimiento del aire atrapado (el yoga tiene muchas de ellas) y con aplicación de calor suave en el intestino para expulsar los gases.

Sin embargo, avisa nuestra experta, cuando la hinchazón abdominal es un síntoma de todo un conjunto, con cambio en el ritmo intestinal importante, aparición de diarrea o estreñimiento importantes, mal estado general, dolor persistente… hay que acudir al médico y estudiar las múltiples posibles causas”.

Uno de los mitos más extendidos en redes sociales sobre la hinchazón abdominal es el uso de la clorofila y su inclusión en supuestos planes detoxificantes. “Mucha moda, poca ciencia en humanos todavía y algunos intereses”, es el “resumen” que hace la doctora Vázquez de esta moda. “Frases como ‘desinflama y detoxifica’ se han ido empleando para numerosísimas sustancias que se van poniendo de moda gracias a la prensa y redes sociales. Hace unos años era el aloe vera, los germinados, los ‘superalimentos’ como las algas, el ajo, la alfalfa, el brócoli…”, ilustra la experta en endocrinología y nutrición.

“La clorofila es un pigmento que está contenido en los productos vegetales de color verde, con propiedades antioxidantes, anticancerígenas, antinflamatorias, neuroprotectoras… y su enriquecimiento en los alimentos  podría ofrecer beneficios, por lo que hay mucho interés en investigación, pero de momento esta no ha pasado de investigación básica o en modelos animales”, resume la doctora Vázquez, que recomienda, pese a ser “un fitoquímico muy prometedor”, que a día de hoy lo mejor es ingerir la clorofila incorporada en los propios alimentos.

“Para sentirnos menos hinchados y hacer un detox no necesitamos consumir clorofila disuelta en agua; sólo con incorporar a nuestra dieta verduras de hoja verde ya obtenemos grandes beneficios”, explica la experta de la Fundación Jiménez Díaz.

“No debemos decidir por nuestra cuenta tomar un suplemento del tipo que sea sin consultarlo con el médico, sino que debemos informar al especialista sobre cualquier suplemento que queramos tomar, incluso aunque sea natural”, explica la doctora, porque “esto no significa que sea inocuo”. Y pone como ejemplo que, “ante cualquier interacción o efecto secundario con medicamentos, nuestro especialista podrá verificar si puede estar ocasionado por el consumo de clorofila”.

“No hay productos milagro ni que detoxifiquen por sí mismos”, resume la doctora Vázquez. “Desintoxicarse es dejar de comer mal y comer una alimentación ‘plant-based’, es decir, aquella en la que no entren productos ultraprocesados y que esté basada fundamentalmente en verduras, hortalizas, legumbres, frutas, frutos secos, harinas no refinadas y condimentos naturales y especias junto a proteínas de buena calidad, sin olvidar el aceite de oliva virgen extra como grasa para cocinar y aliñar”, señala la experta en nutrición y endocrinología.

“Esto significa tomar grandes cantidades diarias de productos de la tierra, ricos en fibra, clorofila, vitaminas, antioxidantes y muchos otros fitoquímicos. Y significa no tomar azúcar ni bebidas azucaradas ni alimentos procesados que tienen sal, azúcar, grasas de mala calidad y demasiados aditivos”, añade. “Estoy hablando, claro está, de dieta mediterránea, que no es sólo el pescado y el aceite de oliva. La dieta mediterránea detoxifica y tiene una enorme cantidad de evidencia científica que demuestra sus propiedades saludables, preventivas y curativas”, insiste la doctora Vázquez.

“La dieta mediterránea es hoy por hoy el mejor seguro de buena nutrición y de operación detox. Pero, al ser Patrimonio de la Humanidad, está huérfana de actores que la pongan de moda… Pero es nuestro mejor patrimonio y el que podemos legar a siguientes generaciones”, concluye la doctora.