La crisis del coronavirus ha sido un reto para las universidades de todo el mundo, donde las clases y los exámenes se han tenido que hacer de forma online y el sistema de enseñanza ha cambiado. La incertidumbre ante el próximo curso académico pone a trabajar a todos los organismos buscando soluciones para continuar de forma correcta con las enseñanzas universitarias.

Las universidades españolas ya trabajan en un “modelo híbrido” donde se combinará la presencialidad en aulas con la docencia online. Para el próximo curso se quiere apostar por la formación presencial y personalizada diseñando un nuevo plan estratégico para renovar toda la docencia, creando nuevos espacios de trabajo y actualizando el equipamiento tecnológico. La actividad presencial estará condicionada por la aplicación del distanciamiento social, así como el uso de mascarilla, medidas de desinfección y protocolos de limpieza.

La Coordinadora de Representantes de Estudiantes de Universidades Públicas (CREUP) ha solicitado, ante los diferentes organismos, que se garantice la máxima presencialidad posible, siempre respetando las medidas sanitarias establecidas. Los estudiantes opinan que queda mucho por avanzar en el ámbito tecnológico en las universidades y la pandemia ha llevado a tener que acelerar procesos para las que la mayoría aún no estaban preparadas.

Ya se aprecia un descenso en las matrículas para el curso 2020-2021 y, previsiblemente, esta caída de alumnos por la pandemia amenace a los ingresos de las universidades.

Los más afectados serán los másteres esencialmente presenciales y los que tienen estudios extranjeros. Los estudiantes internacionales suponen un 13% en los centros privados y un 3,4% en los públicos, por lo que su alto descenso afectaría en gran medida a la financiación de las universidades.