Casi el número de habitantes que tiene España es el mismo que la cantidad de personas que sufren demencia en todo el mundo: unos 47,5 millones de personas, y se descubren 7,7 millones de nuevos casos cada año. Un crecimiento que ha llevado a la Organización Mundial de la Salud (OMS) a anunciar que en 2030 habrá 75,6 millones, y en 2050, unos 135,5 millones, el triple que actualmente. Entre el cinco y ocho por ciento de la población general de 60 años sufre esta enfermedad mental en algún momento, y entre el 60-70 por ciento de estos casos son enfermedad de Alzheimer, que es el tipo de demencia más común. La demencia implica deterioro de la memoria, el coeficiente intelectual y hasta el desarrollo físico para realizar actividades cotidianas. Afecta sobre todo a las personas mayores, las personas con discapacidad y dependencia. Crecimiento asociado a las rentas bajas ¿Y a qué se debe esto? Pues a que, según ha explicado este organismo internacional, poco más de la mitad de las personas que sufren esta dolencia (el 58 por ciento) vive en países de ingresos bajos y medios, y buena parte del incremento previsto para los próximos años "puede achacarse al hecho de que en los países de ingresos bajos y medios el número de personas con demencia tenderá a aumentar cada vez más", según la OMS. Más costes médicos y de seguridad social ¿Y qué consecuencia tendrá este incremento? Pues tendrá importantes repercusiones sociales y económicas en lo que respecta a los costes médicos directos, los sociales y los referidos a la atención prestada fuera del ámbito institucional. En 2010, el coste social total de la demencia a nivel mundial era de unos 604.000 millones de dólares (unos 539.000 millones de euros), lo que equivale al 1 por ciento del producto interior bruto (PIB) mundial, o al 0,6% si solo se tienen en cuenta los costos directos.