Parecía que la fecha del Clásico era ya inamovible. Después de sufrir un aplazamiento, el Barça-Madrid vuelve a estar en entredicho por la crisis catalana y las protestas callejeras. A la amenaza de Tsunami Democràtic de montar el pollo el 18 de diciembre se le suma el aplazamiento de la vista el juez belga sobre la euroorden de Carles Puigdemont para dos días antes del encuentro.

El tribunal belga de primera instancia tendrá que decidir sobre la orden de detención y entrega cursada por el magistrado del Tribunal Supremo, Pablo Llarena, contra el expresident de la Generalitat, pero lo hará a mediados del mes de diciembre, concretamente el 16 de diciembre. Así lo explicó el protagonista a los medios de comunicación.

“La vista ha durado muy poco porque, finalmente, el tribunal ha aceptado nuestra petición de aplazar la vista hasta esa fecha”, señala el político independentista. El tiempo que transcurra hasta la vista servirá para la preparación de los argumentos para la misma, aunque se basará en los que ya ofreció para la anterior euroorden.

El Clásico, en el aire

Por lo tanto, si el juez belga decidiera en esa fecha entregar a Carles Puigdemont a la justicia española, sus consecuencias podrían catastróficas para la celebración del Clásico. El partido entre los dos colosos del fútbol español podría sufrir, de nuevo, un aplazamiento debido a las posibles protestas que se puedan conformar ante esta decisión judicial.

La fecha de disputa del encuentro ya estuvo en tela de juicio tras la publicación del a sentencia del Tribunal Supremo. De hecho, el debate se extendió en el tiempo durante unas dos semanas hasta que se adoptó la decisión de moverlo al 18 de diciembre. La resolución parecía definitiva, hasta que la amenaza de nuevas protestas ha vuelto a sobrevolar.

De hecho, a la posible extradición de Carles Puigdemont se le podría unir la amenaza de Tsunami Democrátic. Este colectivo advirtió con nuevas movilizaciones para el 18 de diciembre e incluso adujeron que viajarían a Madrid para montar el lío en las inmediaciones del Bernabéu si finalmente se invirtiera el orden de factores.

El partido de la polémica

Desde la publicación del fallo del Alto Tribunal han sido muchos los escenarios que se han valorado. Al principio se planteó la posibilidad de invertir el orden establecido en el calendario y que el choque se disputara en el Santiago Bernabéu en lugar de en el Camp Nou el 26 de octubre, la fecha en la que estaba prevista. Sin embargo, esta alternativa fue rechazada de pleno por Real Madrid y Barcelona.

Los blancos optaron por un aplazamiento y el Barça lo secundó. Entonces apareció en el horizonte la posibilidad de que se celebrara el 18 de diciembre. Los dos clubes, junto con la Real Federación Española de Fútbol (RFEF), dieron su visto bueno, pero LaLiga no y su presidente, Javier Tebas, puso el grito en el cielo.

De hecho, el propio Tebas ha asegurado que este aplazamiento es una cuestión de estado. El máximo mandatario de la competición doméstica en España ha pregonado su oposición a la fecha a los cuatro vientos, insistiendo en que la mejor medida era invertir el orden o, en su defecto, alejarlo lo más posible de la fecha original y trasladarlo a marzo.

Opciones que fueron rechazadas por ambos clubes y, por supuesto, por el Comité de Competición, que dio luz verde al acuerdo de Madrid y Barça con la Federación. Pero las amenazas de nuevas movilizaciones vuelven a abrir una herida que parecía cicatrizada.