Supone la eterna pregunta de los españoles encerrados en su casa. Es un tema que está permanentemente en la mesa del Consejo de Ministros, en la mente del Mando Único y especialmente en la cabeza de Pedro Sánchez. Aliviar la cuarentena, relajar el confinamiento, medidas escalonadas, pisar algo la calle ¡respirar aire de la calle!

En su comparecencia para anunciar que va a proponer la ampliación del estado de alarma hasta el día 26 de abril, Pedro Sánchez ha avisado, hasta tres veces, de que esta prórroga no significa que el confinamiento terminará definitivamente ese día. Lejos de eso ha dejado claro que “vendrán más días aunque no serán los mismos que ahora, serán distintos, habrá que hacer una transición y recorrer el pasillo recuperando poco a poco algo de nuestras vidas en lo económico, en lo social y en lo personal Pero ¿cómo será el “recorrido de ese pasillo” que señala el presidente del Gobierno?

El “recorrido del pasillo” hasta la normalidad

Nada se hará, nada se modificará mientras los asesores técnicos y científicos adviertan de que determinadas medidas laxas en esa materia podría hacer revertir la bajada de la curva. “se trata de vidas y de deshacer el camino andando”, nos dice un ex alto cargo de Sanidad con el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero al que hemos consultado previamente al anuncio de Pedro Sánchez.

El rumor cada vez más extendido de que los niños, tal vez los más impacientes e inquietos en pisar suelo que no sea el de la casa, puedan salir en periodos cortos y organizados por zonas, es un caso en estudio, probable sí pero no posible de un día a otro.

El calor podría ser aliado contra la pandemia

A la toma de decisiones acompañará sin duda dos cambios: el de la gráfica de contagiados y el del tiempo. Queda la duda, aunque con esperanza, en que una subida de las temperaturas debilitará al coronavirus y los contagios además de por las medidas adoptadas, descenderán. Así ha sucedido siempre con otros virus como la gripe siendo las altas temperaturas un buen aliado para combatirlo pero en esta nueva pandemia no se sabe a ciencia cierta.

En todo caso sí parece lógico y eso nos comenta, que las medidas serán escalonadas, progresivas. Habrá previsiblemente territorios, capitales y regiones en la que la apertura limitada será distinta unas de otras. No será igual en Madrid -el Wuhan español- que en Huelva, Almería o Baleares territorios con bajo número de contagios y positiva evolución de la pandemia.


Cafeterías, bares, gimnasios, academias, restaurantes… tardarán


En cuanto a sectores económicos y servicios no habrá similitud para aquellos que signifiquen concentración de personas o acercamiento entre ellas que para los que puedan desarrollarse en un escenario de dispersión. Cafeterías, discotecas, pub, bares, gimnasios, academias, restaurantes, cines, teatros tardarán más en abrir. También pisar la calle será un proceso selectivo según edades. La cuarentena podrías ser más rígida para los adultos mayores por ser población de riesgo, les va la vida en ello. Más fácil lo tendrán jóvenes y personas que han superado el contagio del virus. El miedo a un nuevo brote de contagios impera en la mente de quien debe decidir la apertura como una guillotina que pende sobre sus cabezas. Pedro Sánchez solo decidirá flexibilizar el confinamiento siempre y cuando ello no signifique un paso atrás en este combate que ya se va ganando y que conlleve el grave peligro de generar una nueva ola de contagios.

En definitiva, volver a la cotidianeidad perdida será un proceso escalonado y progresivo, diferenciando por ocupación profesional, por región o localidad, o por grupo de edad, dependiendo de la evolución de la pandemia y de la climatología.

Que personas habituadas al ejercicio deportivo puedan hacerlo pronto es otra de los hipótesis que se baraja haciéndolo en zonas amplias al aire libre y esparcidos unos de otros. Nada de pararse a saludarse, nada de abrazos si esa medida se diera.

No veremos en la Puerta del Sol el beso de Time Square


Y quien utópica o románticamente piense en un “Día D, Hora H” como representó la mítica foto del beso en el neoyorquino Times Square plagado de gente simbolizando el fin de la II Guerra Mundial, deberá alejarlo de sus ilusiones. El beso apasionado -además de espontáneo- de un marinero a una enfermera celebrando el fin de la II Guerra Mundial besando, tendrá que esperar. Desgraciadamente no veremos en la Puerta del Sol el beso de Times Square pero podemos aplazarlo y escenificarlo en su momento ¡Me apunto!

No será así por más que ardamos en deseos de abrazar, felicitar y saludar efusivamente a todos los profesionales de la sanidad. Ese gesto llegará pero también escalonado. Pero regresarán los besos, eso sí, seguro. Llegarán en su momento. Veremos seguro ese beso explosivo de júbilo y en colectivo en la Plaza Mayor de Salamanca o de León, en las Tendillas o en la de Trujillo, en calle Larios, en La Llana de Burgos, en el Húmedo, en la calle Laurel, en el Obradoiro, Plaza Nueva, en el Pilar, en el Zocodover y en el Barri Gòtic, Parque de Arriaga y en las playas de Las Canteras, Las Catedrales, Mundaka o Malvarrosa… en todos los lugares, en todos. Es cuestión de esperar los besos arrebatados hoy que llegarán mañana multiplicados. Acumulados quedan, duplicados serán.