Mucho ruido y pocas nueces es el título de una de las obras más famosas de escritor William Shakespeare, pero también podría ser el título del enésimo capitulo del culebrón judicial que estamos viviendo desde hace unos años. La apertura del año judicial se preveía como la inauguración de Los juegos del hambre. Sin embargo, la llamada a las barricadas y al boicot contra el fiscal general del Estado, Álvaro García Ortiz, se ha quedado en un quiero y no puedo. Se ha quedado en eso, en mucho ruido y pocas nueces.
No voy a negar que ha habido mucha cara larga y bastante tensión ambiental pero, sobre todo, mucha tontería de patio de colegio, donde determinados magistrados y fiscales se parecían más a la vieja del visillo con sus comentarios a los periodistas, que todos unos señores y señoras togados. Esa, y no otra, es la realidad de lo que se ha vivido en el Tribunal Supremo este viernes.
Pero les voy a decir una cosa, lectores, aquí quien suscribe estas lineas, que para su desgracia tiene más años que un bosque, está harta de ver volar los cuchillos en este tipo de actos. Vamos, que tampoco es una novedad que se pongan a parir los unos a los otros, si bien es cierto que este año había un protagonista único, que era García Ortiz, con un ’special guest star’ llamado Pedro Sánchez. Pero en fin, tampoco nos vamos a volver locos, ya que esta ha sido la tónica que llevamos viviendo desde antes incluso de la renovación del Consejo General del Poder Judicial. La institucionalidad y el saber estar hace ya mucho tiempo que ni están ni se las espera. Qué le vamos a hacer.
Los motivos del pinchazo son varios, pero probablemente uno de los más importantes sea que, literalmente, se han hecho popó a la hora de montar el cirio delante de Felipe VI. Y es que una cosa en protestar en comunicados o por lo bajini, y otra totalmente diferente liarla delante del Rey de España. Para eso hacen falta unos arrestos que brillan por su ausencia.
Y es que el facherio togado, al igual que la mayor parte del patrio, no están acostumbrados a eso de manifestarse para reivindicar derechos. Bueno, no están acostumbrados a manifestarse y punto. Son más de llevar a la criada a que aporree por ellos las cacerolas cuando acuden a una manifestación, si es que acuden. Y los jueces y los fiscales de derechas no iban a ser muy diferentes de los `Cayetanos´ que pueblan el cercano barrio de Salamanca. Estos también tienen miedo del qué dirán y de que se les desgasten los castellanos.
Eso sí, ser unos cobardes que van por detrás embarrando un lodazal que ellos mismos han creado se les da de narices. Porque puños en alto y gritos contra el fiscal genera no hemos visto, pero intentos de intoxicación a los periodistas los ha habido a patadas. Esto último tampoco es nada nuevo. Pero es que además tampoco es necesario, pues determinados medios han entrado en una guerra ideológica sin necesidad de que les intoxiquen. Es triste, y sobre todo muy peligroso, pero es así.