CaixaForum Madrid acoge la exposición 'Arte y naturaleza. Un siglo de biomorfismo', fruto de su colaboración con el Centro Pompidou, institución de referencia en el arte moderno y contemporáneo. La propuesta reúne más de 80 piezas de diversas disciplinas artísticas (pintura, escultura, fotografía, videoarte, diseño, arquitectura…), con obras de artistas clave de la primera mitad del siglo XX, como Picasso, Kandinsky, Le Corbusier, Raoul Hausmann, Jean Arp, Paul Klee, Georgia O’Keeffe o Alvar Aalto, hasta llegar a otros más recientes, que aportan puntos de vista comprometidos, como Pamela Rosenkranz, Jeremy Deller o Neri Oxman, con la emergencia medioambiental como telón de fondo.

La propuesta combina distintas disciplinas como la pintura, la escultura, la fotografía, el cine, el diseño y la arquitectura. La exposición está organizada en torno a cuatro ámbitos: 'Metamorfosis', 'Mimetismo', 'Creación' y 'Amenaza'. En conjunto, hablan de la atracción por las formas orgánicas, el descubrimiento de nuevas formas microscópicas, la creación con elementos naturales y el peligro de un cambio irreversible que termine con la diversidad y la belleza. Los visitantes podrán disfrutar de 'Arte y naturaleza. Un siglo de biomorfismo' desde este lunes, 19 de marzo, hasta el 9 de junio de 2024.

La muestra permite una nueva aproximación a grandes artistas como Picasso, Kandinsky, Le Corbusier, Raoul Hausmann, Jean Arp, Paul Klee, Georgia O’Keeffe o Alvar Aalto, en diálogo con artistas como Pamela Rosenkranz, Jeremy Deller o Neri Oxman

De la contemplación al arte activo

Durante el primer tercio del siglo XX, la fascinación por la naturaleza adquirió un nuevo sentido gracias a las técnicas de la fotografía microscópica, que desvelaron una dimensión de la vida desconocida hasta ese momento. Fotógrafos, artistas, arquitectos y diseñadores descubrieron nuevos modos de observar y mostrar la naturaleza. La hoja de un helecho, un salto de agua, el fondo marino… se presentaban en composiciones casi abstractas como formas puras, más próximas a la idea que a la materia. 

Ya en la segunda mitad del siglo XX, la naturaleza empieza a formar parte de la obra y surgen movimientos como el arte povera italiano o el land art estadounidense, que juegan con los elementos naturales. De la contemplación se ha pasado a un arte activo en los últimos años. Las nuevas tecnologías científicas y la biotecnología han irrumpido en la creación artística para hacer que emerjan nuevas formas de ecología política y social. Los artistas crean obras con biomateriales o materia orgánica y trabajan con procesos naturales para crear obras de arte conceptuales que evolucionan como organismos vivos. En sus obras resuenan la problemática medioambiental y la necesidad de preservar nuestro entorno.

El art nouveau, el modernismo, el modern style y el estilo liberty situaron las formas naturales en primer plano. Antonio Gaudí, en España, utilizó formas de plantas, animales y estructuras geológicas en sus proyectos de arquitectura y decoración. Pero es en torno a los años veinte y treinta del siglo XX cuando se produce un boom de formas naturales en el arte, la arquitectura y el diseño.

La exposición arranca en torno a 1920, cuando surge el concepto de biomorfismo, que fue introducido tardíamente por Alfred H. Barr, primer director del MoMA, en una exposición de 1936 dedicada al arte abstracto para diferenciar las obras que no encajaban en las características del arte abstracto y geométrico propias de aquella época. 'Arte y Naturaleza' está dividida en cuatro ámbitos temáticos, tejidos a través de una base cronológica y temática. Arranca con los artistas surrealistas y llega hasta nuestros días. 

Una escultura de bronce de Henri Laurens, Métamorphose [Metamorfosis], de 1940, da la bienvenida a los visitantes. La metamorfosis de hombres en plantas y animales es un tema presente en todas las culturas, con un peso importante en la Antigüedad grecolatina. En el arte moderno, la metamorfosis implica la hibridación de las formas vegetales, animales y humanas en función de la apariencia o la estructura. Laurens crea una figura que no es propiamente humana ni animal, que expresa dinamismo y transformación, y que se presenta como un símbolo de la capacidad del arte moderno para transformar nuestra conciencia de las cosas. 

La muestra exhibe un grupo de obras que abordan la transfiguración del cuerpo humano en flor. Entre ellas destaca Le chapeau à fleurs [El sombrero de flores], de 1940, de Picasso, en el que se da la hibridación entre la mujer y el sombrero de flores. Pero la metarmorfosis también puede implicar un aspecto degradante, como en la obra de Salvador Dalí L’Âne pourri [El asno podrido], de 1928, que introduce a los visitantes en el movimiento surrealista.

Raoul Hausmann, Nu, Allemagne [Desnudo, Alemania], 1931 Centre Pompidou, Paris Musée national d’art moderne – Centre de Création Industrielle © Centre Pompidou, MNAM-CCI/Guy Carrard/Dist. RMN-GP © Raoul Hausmann, VEGAP, Barcelona, 2023.

Los visitantes podrán disfrutar, entre otras cosas, de los desnudos femeninos del fotógrafo Raoul Hausmann entre 1930 y 1934, hechos en gran medida en Ibiza, en la época del descubrimiento de la isla por parte de artistas internacionales. El cuerpo de la mujer, tumbado en la playa, se convierte en una escultura abstracta. La muestra incluye también dos fotografías simétricas del artista hechas en 1931, que muestran una mata joven de diente de león y la misma planta con las hojas desarrolladas y cuatro flores, así como otra, con la flor de un crisantemo en un primer plano sorprendente, de 1930, que remite a la idea de sexo y secreto.

Una de las obras clave de la exposición, 'Cielo Azul', de Kandinsky, (1940) © Centre Pompidou, MNAM-CCI/Bertrand Prévost/Dist. RMN-GP © Wassily Kandinsky, VEGAP, Barcelona, 2023.

La muestra incluye una de las obras maestras del Centro Pompidou. Se trata de 'Bleu de ciel' [Azul cielo], de Vasili Kandinsky. Las formas pintadas sobre el fondo azul, que remite al agua y al cielo, recuerdan organismos microscópicos y pequeñas amebas. 

La sección Amenaza es más breve que las anteriores, pero no menos impactante. Expresa el miedo al efecto de la acción humana en la naturaleza, con obras como 'Skin Pool (Gleen)' [Estanque de piel (relucir)], de la artista suiza Pamela Rosenkranz. Realizada en 2019, muestra un tanque de acero inoxidable con un líquido aparentemente tóxico, de color rosa, que recuerda el tono de una piel blanca, supuestamente sana, tal y como aparece idealizada en la publicidad. La artista cuestiona la forma en que la industria cosmética interfiere en nuestra relación con el cuerpo. Nos habla de la toxicidad a través del color piel, color carne que, a pesar de su apariencia sana, brillante, tersa, nos transmite la sensación de ser algo peligroso.

El artista japonés Tetsumi Kudo plantea un jardín posnuclear con formas fálicas en Pollution-cultivation-nouvelle écologie [Polución-cultivo-nueva ecología], de 1971. La exposición acaba con una instalación audiovisual del artista inglés Jeremy Deller, Exodus [Éxodo], de 2012, que cada día graba, desde las inmediaciones de una gruta, la salida de un enjambre de murciélagos, un animal que hoy en día se asocia al origen de la pandemia de la COVID-19. A pesar de que la instalación genera una angustiosa sensación de bullicio, el artista se confiesa impresionado de la capacidad de estos mamíferos para vivir en comunidad, muy lejos de la idea del vampiro, que forma parte del imaginario negativo al que suele asociarse.

El director corporativo del Área de Cultura y Ciencia de la Fundación ”la Caixa”, Ignasi Miró; la comisaria de la exposición y conservadora del Centre Pompidou, Angela Lampe, y la directora de CaixaForum Madrid, Isabel Fuentes, han presentado este lunes 'Arte y naturaleza. Un siglo de biomorfismo'.