La música es un lenguaje universal que provoca emociones compartidas. Da igual quien seas o de donde vengas, la música rompe barreras y nos llena a todos de emoción. Sin embargo, para la llamada España despoblada, asistir a un concierto de música clásica es un sueño lejano. Por ello, Telefónica y la Escuela Superior de Música Reina Sofía, uno de los más prestigiosos centros de formación del mundo, han unido fuerzas para llevar a músicos de primer nivel a tres de los pueblos más bonitos de España. Albarracín (Teruel), Atienza (Guadalajara), y Sepúlveda (Segovia).

Estos cinco jóvenes músicos del Quinteto de viento Cosan llenaron de emoción las calles de Albarracín, Atienza y Sepúlveda
Estos cinco jóvenes músicos del Quinteto de viento Cosan llenaron de emoción las calles de Albarracín, Atienza y Sepúlveda

 

Ciclo de conciertos 'Rincones Musicales'

Los músicos que han llenado de emoción plazas y lugares emblemáticos de estas tres localidades, todas ellas pertenecientes a la Red de Pueblos Más Bonitos de España, son alumnos de la Escuela Superior de Música Reina Sofía, que este año celebra su 30 aniversario. Estos jóvenes músicos -un dúo de cuerdas y un quinteto de vientos-, vienen de diferentes partes del mundo y han podido vivir en su propia piel la conexión que produce la música. “Somos una pequeña familia”, expresan.

Su repertorio de música de cámara está pensado para que los espectadores puedan experimentar en su propia piel estas emociones compartidas. La violinista Paula Mejía (Madrid, 2002)  y el violonchelista Wilard Carter (Wells, Reino Unido, 2002), forman el dúo Ravel e interpretaron en este ciclo la Sonata para violín y violonchelo, M.73, de Maurice Ravel.

La violinista Paula Mejía y el violonchelista Wilard Carter interpretando a Ravel en una plaza de Atienza
La violinista Paula Mejía y el violonchelista Wilard Carter interpretando a Ravel en una plaza de Atienza

“Cuando toco, quiero transmitir la historia y las emociones que siento a las personas que me escuchan”

 “Llegar con la música a personas que no están acostumbradas a acudir a conciertos de música clásica o a escuchar este tipo de música, ha sido increíble. Me hace feliz pensar que, para algunas personas, hemos podido ser los primeros músicos de música clásica que han escuchado”, asegura Wilard. Este joven músico recibió en el curso 2019/20 el Diploma de alumno más sobresaliente de su cátedra. Aunque ha actuado en sitios emblemáticos como el Teatro Real de Madrid, este ciclo ha sido importantísimo para él. “Cuando toco, quiero transmitir la historia y las emociones que siento a las personas que me escuchan”, añade. En su caso, la conexión empezó siendo apenas un niño de 4 años gracias a su hermana pequeña, que es autista y acudía a un centro donde ayudaban a los niños con TEA a través de la música.

La multiculturalidad es una de las características principales de la Escuela Superior de Música Rina Sofía, que recibe cada año a 150 alumnos de más de 45 nacionalidades diferentes. “Todos queremos expresarnos a nosotros mismos”, argumenta Paula que ha podido cumplir su sueño de ser violinista y conectar a través de la música con los demás. “Quiero transmitir mi mensaje a quienes me escuchen y poder crear una conexión entre las personas y la historia que toco”, explica.

Estos jóvenes músicos se sienten felices de poder conectar con su música entre ellos y con el público

El resto del repertorio estuvo a cargo del grupo Cosan, un quinteto de viento que interpretó ‘Cuadros de una exposición’ de Modest Músorgski. Está formado por Larisa Cunha (São Paulo, Brasil, 1997), flautista; Fidel Fernández (Cuenca, 1998), oboísta; Pablo Díaz (Madrid, 2003), clarinetista; Willmer Torres (Miranda, Venezuela, 1999), fagotista e Ignacio Sánchez (Buñol, 2002), trompista.

“Tocar en grupo es indispensable para cualquier músico"

Aunque conforman un grupo compacto y en perfecta harmonía, el camino que recorrieron no fue fácil. Entre otras cosas, tuvieron que buscar nuevas formas de conectar cuando, debido a la pandemia del coronavirus, tuvieron que confinarse y estudiar solos. “Tocar en grupo es indispensable para cualquier músico”, enfatiza Fidel. Por su parte, Larissa explica que cuando comenzaron a dar los primeros pasos dentro de este grupo, era algo nuevo para todos. “Al principio era complicado coordinar todos los sonidos”, confiesa.

La receta de su éxito ha estado en aprender los unos de los otros. Algo que también han aplicado en este ciclo tan especial de ‘Rincones Musicales’.  Todos coinciden en valores similares para describir la experiencia: compañerismo, profesionalidad, desarrollo artístico… “Hemos cumplido un sueño”, aseguran sobre esta “increíble” experiencia. “Tocamos juntos y sentimos la conexión entre nosotros y el público”, concluyen.