Nuestro país es uno de los más longevos del continente europeo, según los datos. Gracias a nuestros buenos hábitos de alimentación y un buen sistema de salud, la esperanza de vida en España es muy alta, aunque ninguno podremos evitar la muerte. Y, aunque nosotros ya no estemos aquí para verlo, hay que reconocer que morirse es caro económicamente. Si no lo pagamos en vida, mediante algún seguro de vida, ya lo harán nuestros familiares y amigos cuando ya no estemos.

Según informa el periódico La Razón, hay estudios recientes que se enfocan en la satisfacción de los familiares con la funeraria, y solo el 43% de los encuestados se mostraron satisfechos, en contra del 13% que no estaba satisfecho del todo. Dividiendo los resultados por comunidades autónomas, se ha podido averiguar que los más satisfechos con las funerarias son los vecinos de Murcia y Andalucía, y los que menos están en Cataluña y Castilla y León.

Estos resultados se han realizado de manera discreta, sobre todo teniendo en cuenta que hay gente que no adquirió seguro de decesos, y en estos casos toca pagar. De igual manera, está visto que la incineración es cada vez más habitual en las funerarias, ya que es la opción con el precio más bajo, en comparación con otras como la sepultura o el nicho. La diferencia de precio puede alcanzar hasta los 1.000 euros€.

El coste medio de una incineración es de 1.300 euros, frente a un entierro que en nuestro país rondaría desde los 2.600 euros, llegando algunos incluso a los 6.000 euros. Dentro de ese presupuesto estarían las flores, esquelas, oficio religioso, transporte para familiares y amigos, y hasta servicio adicional de tanatoestética para mejorar el aspecto del cadáver (unos 95 euros) o tanatoplastia (250 euros).

Además, y teniendo en cuenta que lo excéntrico no choca necesariamente con la muerte, la última tendencia en funerales son los entierros de época: carrozas funerarias tiradas por caballos, altas chisteras entre los que portan el féretro y plañideras. Y eso no es todo, sino que también hay entierros retransmitidos por internet en tiempo real. Aunque todo esto sea tendencia ahora, hay algo que tiene en común con los entierros tradicionales del pasado: la muerte.