María Montserrat González Fernández, de 55 años, sale de la comisaría de León en el coche de la derecha en dirección a los juzgados para prestar declaración. Archivo/EFE

 

 


Cinco días después del asesinato de Isabel Carrasco, la excelente investigación policial tiene prácticamente todos los cabos atados: la autora de los disparos (la madre) y la cómplice (la hija) y también tiene claro los motivos. Madre e hija del  ya ex comisario jefe de Astorga y ambas del PP, odiaban hasta la sicopatía a la presidenta de la Diputación y de su partido, a la que consideraban culpable de destruir la vida de Triana Martínez porque no la dejó triunfar en política, no la volvió a contratar en la Diputación después de que no aprobara las oposiciones y encima la llevó a los tribunales para exigirle que devolviera el dinero de unos complementos específicos. No podían mantener su elevado nivel de vida ni sus apariencias ni sus aspiraciones sociales, a pesar del contrato que Triana Martínez había logrado con el Gobierno navarro.

La pistola y el piso
Apareció la pistola y ese fue el detonante para que la madre se declarara culpable y explicara donde la compró, en Asturias; a quien, un toxicómano fallecido hace un año por sobredosis; y cuanto pagó, 2.000 euros por pistola porque compraron dos. Se supo que llevaban planificando el asesinato desde hacía dos años y que lo habían intentado al menos en cinco ocasiones, porque al registrar el piso que Triana había comprado en una zona 'bien' de León, los policías se encontraron con un escenario que parecía copiado de una película policíaca Hollywodiense, con mapas de rutas y fotos de la víctima. También encontraron medio kilo de marihuana preparada en bolsitas para su venta. Inimaginable en un ama de casa y su hija conservadoras y mujeres 'bien' en una ciudad de provincias. Obviamente fracasaron en el plan de fuga y fueron detenidas apenas unos minutos después de cometer el crimen, pero la pistola no aparecía y hasta se llegó a reducir el canal del río Bernesga para encontrarla. Nadie se esperaba que 30 horas después del asesinato una policía municipal de León, Raquel Gago Rodríguez, se fuera a presentar en comisaría a entregar el arma homicida.

No se creen la versión de la municipal
Como adelantó ELPLURAL.COM la policía municipal y Triana Martínez, hija de la autora material de los disparos, eran (son) amigas íntimas. León es una ciudad pequeña y todo el mundo se conoce. Era habitual ver juntas a las amigas por la ciudad e incluso la agente había utilizado el Mercedes de Triana para ir al trabajo. Lo que ha declarado la policía municipal Raquel Gago es lo siguiente: estaba haciendo unas compras por la zona (centro de León), sobre las 17.30 horas estaba junto a su coche, charlando con un agente de la ORA cuando apareció Triana Martínez, se saludaron, charlaron brevemente y se fue. Poco después era detenida en las inmediaciones de la sede de Comisiones Obreras, donde habrían aparcado el Mercedes, donde había quedado con su madre y donde fueron detenidas.

La agente local declaró a la policía que al día siguiente, martes, al abrir el maletero de su coche para meter una bicicleta, se encontró una bandolera negra y dentro de ella el revólver. A las 22,20 horas del martes, cuando habían pasado 30 horas del asesinato, Raquel Gago -acompañada por el novio de su hermana que es policía nacional- entregaba la pistola en la comisaria. Fue detenida, se le tomó declaración y puesta en liberta a disposición judicial.

¿Metió la pistola en el maletero y la policía local no la vio hacerlo?
Comenzamos con una de las certezas en el relato de los hechos: la madre asesina a Isabel Carrasco en la pasarela, la hija le espera al comienzo de la pasarela. Nada más matarla, la madre se dirige hacia la hija y le entrega la pistola para que se deshaga de ella, después ambas son detenidas cuando se dirigían al mercedes que habían aparcado al lado de la sede de Comisiones, en las inmediaciones de la céntrica Plaza de la Inmaculada.

En su ruta hacia el coche se encuentra con la policía municipal y aprovecha la ocasión para meter la bandolera con la pistola dentro del maletero del coche de su íntima amiga sin que ésta se enterara. ¿Es posible que alguien meta un objeto en el maletero de tu coche delante de ti sin que te enteres? ¿Tenía Raque Gago el maletero de su coche abierto?. Es probable que la respuesta a estas preguntas se aclare en las próximas horas, cuando la policía local concluya su declaración ante el juez.

Un controlador de la ORA presenció en encuentro
Hay un testigo del encuentro entre las dos amigas, un controlador de la ORA, que a priori, ratifica la versión de la policía municipal. Precisamente por el tiket de la ORA se sabe que la policía municipal, Raquel Gago, había aparcado su coche en la calle Lucas de Tuy, a escasos  250 metros de donde tuvo lugar el asesinato. El agente de la ORA que patrullaba la zona se paró a charlar con la policía municipal, se conocían porque en Léon se conoce todo el mundo, y mientras conversaban apareció Triana Martínez. El controlador de la ORA ha declarado a la policía que mientras charlaban apareció una joven pero no puede concretar si era Triana Martínez porque no le prestó atención. Si ratifica que la hija de la asesina y la policía local se saludaron afectuosamente y que Triana no le entregó nada, nunca vio la bandolera que luego apareció en el maletero del coche de Raquel Gago. El agente de la ORA también declaró que la parecía que la policía municipal estaba en “actitud de espera”.

¿Por qué no contó que había estado con Triana?
La policía municipal estaba de compras, pero tras el asesinato se movilizó a todas las fuerzas del orden del León, policía municipal, nacional y Guardia Civil. Raquel Gago también fue avisada para que se incorporara al servicio y participó en el dispositivo de control del velatorio de Carrasco. Supo inmediatamente que su amiga había sido detenida como sospechosa del asesinato,  por eso una de las dudas que tiene la policía es por qué no informó que había estado hablando con ella poco antes de que fuera detenida. El ayuntamiento de León le ha abierto un expediente disciplinario y la ha mandado a casa con sanción de empleo y sueldo durante dos meses. Se espera  que todos estos interrogantes se disipen en su declaración ante el juez.