Loreto Ochando, jefa de Tribunales de ElPlural.com y autora firmante de esta pieza, ha sido citada en los juzgados en calidad de imputada el próximo 1 de octubre por la publicación de este artículo. Esta imputación por revelación de secretos también ha recaído en periodistas de otros medios de comunicación, como elDiario.es, El Mundo, El País, 20 minutos y El Español.

Esta semana nos llegaba la noticia de que Ángel Hurtado, el magistrado instructor del Tribunal Supremo del caso que investiga la filtración del correo entre el abogado de la defensa de Alberto González Amador, novio de la presidenta de Madrid Isabel Díaz Ayuso y la Fiscalía, emitía una providencia solicitando la copia de una cámara de seguridad de la Fiscalía General del Estado después de que Salvador Viada, fiscal del Supremo perteneciente a la asociación de fiscales APIF, asegurara que había visto al fiscal general del Estado, Álvaro García, y a la teniente fiscal María Ángeles Sánchez Conde “revisando” un móvil durante el registro. Una noticia, lector, que evidencia una de dos cosas: o Hurtado es un vago que no se lee ni los papeles de los procedimientos que lleva, o Hurtado se lee los papeles, pero le dan lo mismo y busca un suculento titular contra el FGE. Como siempre les digo, las conclusiones son suyas. Así pues, empecemos con este sainete jurídico.

El día del registro, en la Fiscalía General del Estado había cuatro agentes de la Unidad Central Operativa de la Guardia Civil realizando el registro. Esos agentes circulaban libremente por el edificio y, desde el primer momento, tenían el móvil de García Ortiz en su poder. Según consta en la propia acta del registro del Tribunal Supremo, acta que está en poder de Hurtado, ojo que este detalle es capital en esta historia, el móvil le fue devuelto al FGE a las 17:55 de la tarde ya clonado su contenido.

Es en este momento cuando Viada entra en escena como special guest star de este capítulo de En los límites de la realidad jurídica. Según un escrito presentado ante el Alto Tribunal por la APIF, la asociación tiene "constancia" de que ese día "la teniente fiscal del Tribunal Supremo y García Ortiz, mientras la UCO de la Guardia Civil llevaba a cabo sus pesquisas, fueron vistos alrededor de las 19:00 horas en el salón noble de la Fiscalía General del Estado (concretamente, en el espacio situado junto una obra del navegante Juan de la Cosa) revisando un móvil aparentemente perteneciente al meritado investigado".

Las horas

Vale que esta gente son todos de letras, pero hasta mi sobrina de cuatro años sabe que las siete de la tarde van después de las seis. Así que, si una niña pequeña sabe eso, cómo no lo va a saber todo un señor magistrado del Tribunal Supremo. Pero, es más, es que es del género absurdo el simple hecho de pensar que dos fiscales, con su toga y sus puñetas, sean tan sumamente tontos como para manipular un teléfono móvil con la UCO de cuerpo presente. 

Igual si su señoría hubiera estado en el registro no tendríamos que ver peticiones tan absurdas como estas. Una petición que da la sensación de que está escrita más para los medios de comunicación que para resolver el misterio de la filtración de los correos, que es lo que realmente debería estar tratando de averiguar este señor.

Ya, por último, y como cierre de la cuadratura del círculo, es de bombero torero pedir que se conserven las imágenes de una cámara inexistente. Porque sí, señoría, dentro de la Fiscalía General del Estado no hay cámaras, las únicas que hay apuntan a la calle. Un hecho que podría haber averiguado con una simple llamada de teléfono. Pero claro, si no se lee ni el acta del registro que usted mismo ha ordenado, como para pedirle que haga el esfuerzo de hacer una llamada.  

Con todo esto sobre la mesa, lectores, decidan ustedes cuál de las dos hipótesis que les planteaba al principio de este análisis les parece la correcta pues bien le explica Cooper a Murph en Interestellar, para llegar a la respuesta correcta “tienes que registrar los hechos, analizarlos, llegar al cómo, el porqué y luego exponer tus conclusiones”.