El verano está íntimamente ligado con las vacaciones, el calor y la playa, pero también con los insectos. Aprovechan la ligereza de ropa, sobre todo cuando se está en contacto con la naturaleza. ¿Cómo se pueden evitar las picaduras de mosquitos, chinches, garrapatas o tábanos? Aquí os dejamos algunos consejos para esquivar estos molestos bichos.

Mosquitos, tábanos y mosca negra

Estos insectos son excesivamente molestos cuando entra el verano a escena. Muchos ayuntamientos intentan evitar poblaciones excesivas, pero resulta imposible controlarlos y, con el calor, se multiplican. De hecho, con las condiciones actuales de los inviernos, cada vez más leves en cuanto a temperaturas frías, su período de actuación se extiende.

La opción más evidente se encuentra en los insecticidas, tanto eléctricos como en su versión spray. Sin embargo, hay que prestar especial atención a la etiqueta y seguir minuciosamente las recomendaciones de uso, seguridad y ventilación que se indican en el dorso de estos productos.

Los mosquitos están capacitados para detectar nuestra presencia en la distancia. Además, en ocasiones, es indiferente tener la ventana abierta de par en par, como en verano, o la persiana echada. Son capaces de colarse por un resquicio y allanar el dormitorio. Para evitar que se cuelen, se recomienda la instalación de mosquiteras, amén del uso de repelentes antimosquitos en las partes del cuerpo expuestas.

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En el caso de los tábanos, otro de los insectos que amenazan nuestra piel, se recomienda el uso de repelenet en base de DEER. No obstante, esto no lo ahuyenta del todo, pues podrían acercarse igualmente y picarnos.

Cabe señalar que las picaduras de los tábanos son especialmente dolorosas y propensas a la infección. Incluso podrían desembocar en pus varios días después. Por tanto, su evolución se podría complicar y tardan más en curarse que las picaduras de mosquito.

Otro de los dípteros que se está haciendo un hueco entre nosotros en varias comunidades son los simúlidos. De hecho, la OCU alerta de que empiezan a constituir un problema para la salud pública. Se trata de una pequeña mosca de unos tres milímetros, de menor tamaño que un mosquito y a la que se conoce comúnmente como mosca negra.

Esta mosca predomina en los ríos, donde completa su ciclo vital. Su método de actuación no se basa en una picadura, sino en una mordedura que resulta bastante dolorosa. El remedio para evitarles también es la prevención a través de un repelente.

Chinches

En este último caso es necesario contactar con un profesional para erradicar su presencia. La situación podría complicarse si la plaga reside en el interior de una vivienda. En varias ciudades, la chinche se ha extendido y se constituye como un grave problema para la higiene y la salud pública.

A mediados del siglo pasado, el DDT provocó prácticamente su desaparición. No obstante, es precisamente este insecticida u otros organofosforados los que han provocado su regreso.

Viven en cualquier resquicio colindante a las camas. Se pueden llegar a esconder entre las costuras del colchón o incluso en el rodapié, aunque también se han encontrado en los enchufes -un caso verdaderamente extremo-.

Durante el día permanecen en su escondrijo a la espera de que caiga la noche para proceder. Buscan nuestra piel para picarnos. Para evitar estos ataques, se puede limpiar exhaustivamente el colchón y el resto de las piezas que componen la cama con una vaporeta. No obstante, también se puede usar alcohol o incluso meter la ropa de la cama en un congelador durante tres días para erradicarlas.

Prevención para las garrapatas

Al contrario que los mosquitos, este tipo de insectos no pica al instante, sino que se encuentran en el campo – por ejemplo – se enganchan a la ropa cuando pasamos y van desplazándose por el cuerpo hasta llegar a zonas íntimas como las axilas, ingles o el cuero cabelludo. En este último sitio, de hecho, se encuentran más protegidas y aprovecharán para picarnos.

Se pueden detectar a tiempo si se está pendiente. Sin embargo, en caso de no hacerlo, las garrapatas podrían transmitirnos agentes nocivos y, para ello, necesitan pegarse a la piel durante más de 24 horas.

Para evitar que esto ocurra, tras un paseo por el campo, deberíamos pasar por la ducha e inspeccionarnos todo el cuerpo para eliminarlas.