En el verano de 2017, Alex Batty, entonces de 11 años, desapareció durante unas vacaciones en Málaga. Seis años después, el joven, ahora de 17, ha sido hallado esta misma semana en la localidad de Revel, cerca de Toulouse (Francia). Presuntamente, el adolescente británico huyó en el momento en el que su madre quiso llevárselo con él a una comunidad espiritual, también en el país galo. Al menos, estas eran las sospechas de su abuela, y a la postre su tutora legal, tal y como reveló en la BBC en el momento de su desaparición.

Se cierra el círculo tras casi seis años de desaparición. Alex Batty ha reaparecido esta misma semana. Un conductor le avistó y, preocupado, lo llevó a una comisaría, según relatan fuentes policiales a la radiotelevisión pública británica. Al chico, ahora de 17 años de edad, se le perdió la pista en 2017, durante unas vacaciones familiares en Málaga. En aquel momento, su abuela y tutora legal contó a la BBC que el niño fue trasladado a Marruecos, dado que su madre, Melanie Batty, quería sacarlo del colegio para que se integrara con ella en una secta.

Así las cosas, el conductor francés se encontró al joven, ahora de 17 años, vagando por la localidad gala de Revel, en Toulouse. La preocupación creció en el individuo al verle solo, por lo que lo trasladó a una comisaría. Según reveló el menor a las autoridades, llevaba al menos dos años en Francia, aunque por el momento no han trascendido todos sus movimientos durante este más de un lustro en paradero desconocido.

No quiso seguir a su madre

A pesar de la rocambolesca historia, Batty no ha indicado que sufriera malos tratos por parte de su progenitora. Además, las primeras exploraciones médicas apuntan a que se encuentra en un buen estado de salud. Según reportó un periodista local a la BBC, fue un repartido el que avistó al adolescente caminando por una carretera aledaña a los Pirineos, en la zona de Aude, cargando con una mochila y un patinete. Al verle, sintió lástima y preocupación por él, por lo que lo recogió y “pasaron tres horas juntos en el coche” mientras el niño “contaba su historia”, cuenta Remi Buhagiar, del periódico La Depeche.

“Dijo que había estado viviendo en una especie de comuna itinerante. No estaba bajo ninguna obligación, pero dijo que encontraba a su madre un poco rara y decidió que no quería este tipo de vida, que quería establecer su propio camino. Por eso decidió irse”, explicó el periodista francés. Batty le preguntó al repartidor si podía utilizar su teléfono para enviar un mensaje a su abuela a través de Facebook y hacerle saber que estaba bien y quería verla.

Es común en la zona de los Pirineos franceses toparse con personas que buscan estilos de vida alternativos. Por fortuna, el joven está siendo atendido ahora por los servicios sociales, quienes han establecido contacto con la policía británica a través de la embajada en París. Según relatan medios del país, un portavoz de la Policía de Manchester, donde residía el joven Batty, ha admitido que se trata de una “investigación compleja” y de “larga duración”, por lo que ha solicitado tiempo para percutir en las pesquisas y los indicios sobre el menor.