En el ámbito de la salud masculina, la próstata ocupa un lugar central, no solo por su función en el sistema reproductor, sino también por ser el foco de diversas condiciones médicas, algunas de las cuales pueden ser graves. Puede que a uno mismo, o a un amigo o familiar, en algún momento se le prescriba la realización de una biopsia de próstata y que tengamos dudas de cómo es el proceso y cuál es el objetivo, aunque hay que tener en mente que este procedimiento es crucial para evaluar con efectividad la salud de la próstata.

Una biopsia de próstata es un procedimiento médico que implica la extracción de pequeñas muestras de tejido prostático para su análisis y que sean sometidas a estudio, lo que ayuda a diagnosticar un proceso de enfermedad prostática y a monitorizar diversas condiciones, especialmente el cáncer de próstata. A través de este análisis, los médicos pueden obtener información vital sobre la naturaleza de cualquier anomalía presente, lo que es fundamental para un diagnóstico preciso y la planificación del tratamiento.

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Habitualmente, la decisión de realizar una biopsia de próstata se toma tras haber detectado un nivel elevado de antígeno prostático específico (PSA), tras un examen físico que revela anomalías en la próstata, como endurecimiento o bultos, cuando el urólogo ha realizado un examen rectal digital (tacto rectal-TR) de la próstata, o después de resultados sospechosos de imágenes diagnósticas, como ultrasonidos o resonancias magnéticas.

Por lo general, las sospechas van dirigidas a un posible cáncer en la glándula, aunque la biopsia de próstata también puede usarse para estudiar con más profundidad casos de prostatitis, inflamación de la próstata, y la hiperplasia benigna, un agrandamiento de la próstata habitual en los hombres a partir de una edad avanzada.

Además, existe una circunstancia extraordinaria en la que el uso de la biopsia de próstata es recurrente. “Ante ciertos diagnósticos de un determinado cáncer de próstata de bajo riesgo, a algunos pacientes se les incluye en un programa de vigilancia activa y la biopsia de próstata forma parte de las actuaciones de seguimiento de este protocolo”, explica la doctora María Cañadas, de la Unidad de Cáncer de Próstata del servicio de Urología del Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz.

Los tipos de biopsia de próstata

Existen diferentes métodos con los que realizar una biopsia de próstata. El método más común es la Biopsia Transrectal, en el que se utiliza una aguja delgada guiada por imagen ecográfica de ultra sonido que se inserta en la próstata a través de la pared del recto. La Biopsia Transperineal también se realiza con una aguja, pero el método de la vía de acceso es a través del perineo, la piel entre el ano y el escroto. Es un método menos común reservado para algunas situaciones específicas.

Un método adicional es la Biopsia Transperineal por fusión o Biopsia Fusión Próstata. “Está guiada por las imágenes de la Resonancia Nuclear Magnética que se ha realizado unos días antes”, explica la doctora Cañadas. “Con esta exploración de la Resonancia Nuclear Magnética se habrá identificado una zona nodular específica, una "lesión diana", que es donde principalmente irá dirigida la biopsia sin evitar biopsiar el resto de la glándula”, subraya la uróloga.

Prevenciones para acudir a una biopsia de próstata

Antes de la biopsia de próstata, se deben tomar algunas prevenciones. Se debe acudir en ayunas el día de la intervención y conviene realizar una preparación intestinal, con la aplicación de un enema, para asegurar que recto esté limpio y no se encuentren obstáculos. Conviene informar a nuestro médico sobre cualquier medicamento que se esté tomando, especialmente anticoagulantes. De igual manera que puede ser necesario suspender ciertos medicamentos, es habitual la prescripción de antibióticos antes del procedimiento para prevenir posibles infecciones posteriores.

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La biopsia de próstata generalmente se realiza de manera ambulatoria. Dependiendo del tipo de biopsia, el procedimiento puede variar ligeramente, pero todos comparten un objetivo común: obtener muestras de tejido de manera segura y eficaz. La duración del procedimiento puede variar, pero generalmente es rápido, llevando aproximadamente 30 minutos.

“El paciente se coloca en una camilla o mesa de examen, en posición de litotomía, es decir boca arriba, con las piernas flexionadas y separadas”, ilustra la doctora Cañadas, “la de litotomía es similar a la posición ginecológica para las mujeres”.

“Para la visualización de la próstata el urólogo utiliza un ecógrafo que posee una sonda especial de ultrasonidos que permitirá guiar la realización de la biopsia”, señala la uróloga de la Fundación Jiménez Díaz, que “proporciona imágenes de la próstata en tiempo real e identifica las áreas que van a ser biopsiadas”. “Las imágenes de ultrasonido son ‘fundamentales’ para guiar con precisión el procedimiento”, recalca Cañadas.

Opciones anestésicas

Para garantizar la comodidad del paciente, se pueden ofrecer diferentes opciones de anestesia, que incluyen anestesia local, para adormecer el área específica, la sedación, que relaja al paciente pero lo mantiene despierto, o la anestesia general, en casos menos comunes, donde el paciente está completamente dormido.

Mientras que en la Biopsia Transrectal se administra anestesia local en las paredes del recto para que el paciente esté cómodo y tranquilo, en la Biopsia Transperineal también se infiltrará con anestesia local la zona del periné a la vez que el anestesista realiza una sedación profunda lo que facilita la toma de las muestras. “Por esta razón, y ante este tipo de sedación, el paciente debe de pasar una consulta preanestésica cuando se indica este tipo de biopsia”, explica la especialista.

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“De manera protocolizada se toman múltiples muestras, generalmente entre 12 y 18, de diferentes áreas de la próstata. El número de muestras varía según la situación clínica y la orientación del urólogo”, aclara la experta de la Fundación Jiménez Díaz. “En el caso de que la biopsia sea fusión, es decir cuando se unen las imágenes de la RNM realizada días antes), y se ha identificado el ‘nódulo’ se toman unas 3-5 muestras específicas de esta lesión sospechosa e identificada en la RNM”, señala la doctora Cañadas.

El post de la biopsia

La biopsia prostática es un proceso ambulatorio tras el que el paciente vuelve a su casa y puede experimentar algunas molestias de carácter leve y que desaparecen a los pocos días. Puede haber riesgo de infección, de ahí la importancia de la prescripción previa de antibióticos, pero también hay posibilidad de experimentar dolor en la zona biopsiada, sangrado en la orina, sangrado rectal o en el semen.  Aunque la desaparición de las molestias llega pronto, el sangrado en el semen es el que más tiempo puede durar, varias semanas, aunque no hay riesgo para el paciente. Sí es importante seguir algunos consejos, como evitar la práctica de deporte o de actividad física y beber agua con asiduidad para eliminar la sangre en la orina.

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