El cáncer de próstata es el tumor sólido más frecuente en los hombres.  Cada año se diagnostican en España cerca de 30.000 nuevos casos, y aunque el grueso de pacientes suele estar por encima de los 60-65 años, se están detectando casos en edades más tempranas, con tumores más agresivos que los que suelen presentarse en décadas posteriores.

Pero no todos los tumores son iguales. “Hay pacientes a los que no es necesario hacerles nada más que observar y vigilar”, explica a ELPLURAL.COM el doctor Miguel Sánchez Encinas, jefe del Servicio de Urología del Hospital Universitario Rey Juan Carlos de Móstoles (Madrid). Otros, no obstante, pueden ver comprometida su vida si no se trata a tiempo.

Por norma general, la sospecha de un cáncer de próstata parte de la elevación de un marcador tumoral, el Antígeno Prostático Específico (PSA), que se detecta a partir de un análisis de sangre,  realizado de forma rutinaria. “Actualmente, se aconseja que los hombres se hagan un control de PSA entre los 40 y 45 años si tienen antecedentes familiares de cáncer de próstata y entre los 45 y los 50 si no los tienen”, destaca este especialista.

“Un PSA sanguíneo por encima de 4 nanogramos por mililitro no significa que haya siempre un cáncer, pero si hace necesario determinar qué lo hace estar alto”, subraya. “En un tacto rectal puede determinarse si existe tumor, pero en ocasiones no se aprecia nada. Es entonces cuando surge la duda. Puede tratarse de un aumento del tamaño prostático o de la consecuencia de un  proceso infeccioso o inflamatorio, pero hay que descartar que haya tumor”.

El siguiente paso es la biopsia prostática. “Se realiza una toma de muestras, 12 en total, de forma aleatoria, seis de cada lado”, detalla el jefe de Urología de este hospital madrileño. Pero la  rentabilidad diagnóstica de esta prueba no llega al 45%, lo que significa que puede ser negativa y haber tumor.

Una resonancia magnética de próstata multiparamétrica (Rmmp) permite determinar si hay una lesión significativa, es decir, que pueda condicionar la vida del paciente. Y es en este punto es en el que entra en juego el sistema que ha puesto en marcha el Servicio de Urología que dirige el doctor Sánchez Encinas. Se trata de una novedosa técnica combinada que permite aumentar la precisión del diagnóstico a niveles próximos al 100%, lo que sitúa al HURJC a la altura de los más prestigiosos centros internacionales que trabajan en este campo.

Se fusionan las imágenes tomadas en la resonancia magnética con las que en tiempo real se están obteniendo de la ecografía transrectal”, narra a este medio este especialista. “Ambas se superponen de manera que se puede coger la muestra de la biopsia de los tejidos realmente sospechosos”.

La rentabilidad del diagnóstico es muy elevada, lo que permite no pasar por alto tumores potencialmente letales que van a requerir tratamiento quirúrgico o radioterapia.

Los pacientes que más pueden beneficiarse de esta biopsia de fusión son aquellos diagnosticados de cáncer de próstata de bajo riesgo que están bajo vigilancia activa, los que puedan ser candidatos a terapia focal y los que cuentan con una primera biopsia negativa, con sospecha de existencia de un tumor.