María del Carmen García Galisteo, nombre real de la artista, Carmen Sevilla, ha fallecido a los 92 años de edad tras haber sido ingresada en el Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz de Madrid. La actriz, que rodó más de 90 películas y participó en populares programas televisivos, sufría Alzhéimer desde hace 14 años. Fue en 2009, cuando le diagnosticaron esta grave enfermedad. Debido al deterioro que le produjo el Alzhéimer, en 2015 fue ingresada en una residencia en Aravaca.
Fotos de su imagen deteriorada que nadie quiso comprar y publicar
Desde esa fecha, tan solo su hijo Augusto y su íntimo amigo Moncho Ferrer le han estado visitando habitualmente. Su familia quiso que se le recordara con su habitual, alegría, simpatía y belleza, por lo que evitaron visitas y, mucho menos, que fuese fotografiada por la prensa. Su hijo ha querido preservar esa imagen para que sus seguidores se llevasen el mejor recuerdo de Carmen Sevilla. Incluso un fotógrafo que pudo captar unas imágenes de una Carmen deteriorada, encontró la negativa de los medios a comprársela. Un gesto inhabitual que muestra el cariño y el respeto que se la profesaba a la artista.
Hija de compositor y nieta de periodista
Carmen Sevilla, nacida el 16 de octubre de 1930 en el barrio hispalense de Heliópolis, se crió en esta popular zona. Desde muy pequeña vivió el entorno musical, ya que su padre. Antonio García Padilla, era compositor y letrista. También presumió la artista de que su abuelo paterno, José García Rufino, fue un periodista satírico. Tocó todos los palos, desde el teatro hasta la televisión, y lo hizo en muchos países.
“La Maja de los Cantares", su primera película
Se inició artísticamente siendo una adolescente, en la década de 1940, tras presentarse a una audición para el director de cine Edgar Neville. El conde de Berlanga de Duero, la seleccionó para “La Maja de los Cantares”, su primera película. Este film le sirvió de catapulta, pues fue, a partir de ahí, cuando conquista el estrellato y se transforma en una de las actrices más populares de España.
Anuncio Phillips
Sus anuncios publicitarios supusieron más elementos de crecimiento de popularidad y cariño de la gente. En la década de los años 60 fue la protagonista de los anuncios de la empresa neerlandesa Philips. Con su peculiar estilo desenfadado y sencillo, Carmen interpretaba en ese spot una canción titulada "Familia Philips". La sevillana era ya una de las actrices mejor valoradas del momento y era aclamada por sus fans.
Marilyn Monroe, Cary Grant y Sinatra
Carmen, ya en el culmen de la fama, incluso internacional, se codeó con grandes personajes mundiales del momento. Destacado fue el encuentro con Marilyn Monroe: en Estados Unidos, allá por la década de los 50. Se cuenta que Carmen Sevilla se hallaba en el restaurante Romanoff's en Los Ángeles. Al entrar al restaurante la diva norteamericana, se entabló una animada conversación entre ambas. Su actividad profesional en Hollywood cimentó esos contactos. Cabe destacar su interpretación en la película “The Pride and the Passion” en 1957, lo que hizo que compartiera amistades con actores del nivel de Cary Grant y Frank Sinatra.
1961 fue para Carmen su gran año. Vivió su mayor lanzamiento internacional participando en la película “Rey de reyes” pero, al mismo tiempo, contraía matrimonio con su primer marido, Augusto Alguero, padre de su único hijo. Una unión de altibajos debido a las infidelidades del compositor.
Divorcio, nuevo matrimonio y crianza de ovejas y vacas
Lógicamente, este hecho pasó factura y tuvo la consecuencia lógica. En 1985, tras conseguir el divorcio, Carmen se casaba con el empresario Vicente Patuel, el hombre que la hizo feliz y al que se entregó de tal manera que hizo que Carmen se despidiera del mundo artístico para irse a vivir con él a la finca extremeña de Los Valles, en el término de Herrera del Duque. Allí, en paz y tranquilidad bucólica, la pareja criaba ovejas y vacas. 2.000 ovejas, vacas y finca, que compartieron casi 20 años hasta su venta tras la muerte de Patuel. Se hizo muy popular en esa época, las menciones de la artista a las “ovejitas” que cuidaba.
El fallecimiento, en el año 2000 de su compañero, Vicente Patuel, fue terrible para Carmen y le provocó hundirse en una profunda tristeza. Para amigos cercanos a la sevillana, el empresario fue el gran amor de su vida, aún más que el que sintió por su primer marido, Augusto Algueró, quien tuvo una vida desleal y de infidelidades con la artista.
Taurina que llegó a torear de salón
De Carmen Sevilla también fue muy conocida su enorme afición por los toros. Como anécdota de esta afición se cuenta que la artista llegó incluso a torear de salón, así como la amistad que mantuvo con destacados toreos como Antonio Ordóñez.
El Telecupón y su olvidos
La inmensa popularidad y el gran cariño recibido por los españoles, tuvo su momento álgido en 1991. Ese año abandona su retiro cuando el realizador Valerio Lazarov, la repesca para presentar diariamente el icónico “Telecupón” sustituyendo a José Manuel Parada. La audiencia no solo le perdonaba sus olvidos, sino que los admitía como parte de su simpática y peculiar personalidad. De esa manera, cariñosa, se recuerda el día que presentó el cupón premiado, en directo, con unas zapatillas de estar por casa. Cinco años después, la vida le cambia dramáticamente cuando aparece la terrible enfermedad.
“Cine de barrio”
Su actividad siguió creciendo y le llega el momento de máxima fama, cuatro años después, tras ponerse al frente del programa de TVE “Cine de barrio”, en el que estuvo hasta el 2010. Ya entonces se le había diagnosticado que sufría del grave mal del Alzhéimer. Ello le impidió, tiempo después, continuar presentando el programa de los sábados.
No se acostaría con nadie sin papeles de matrimonio
De convicciones muy religiosas, nunca fue amiga de amoríos, por lo que rechazó diversos pretendientes como Yul Brynner, Frank Sinatra, Charlton Heston, Cantinflas, Luis Mariano o Carlos Arruza. Tenía como costumbre devolver los regalos que esos pretendientes le hacían llegar a su camerino. Como la propia artista desveló en vida, el torero mexicano Carlos Arruza, “estuvo conmigo dos años, pero un día me pidió que dejara mi profesión, que él se encargaría de que no me faltara de nada. Y le abandoné. La verdad es que en esos dos años apenas intercambiamos unos besos, nada más”. Se sabe que sus firmes convicciones le impedían acostarse con un hombre sin firmar los papeles matrimoniales.