La soprano Ainhoa Arteta ha dado muestras de una gran fortaleza al declarar tras los graves problemas de salud que ha sufrido después de contraer el coronavirus en marzo pasado que "lo más importante es que me salvé". 

Las secuelas que dejó el coronavirus en la artista agravaron un cólico nefrítico que padeció a finales del mes de julio, por el que tuvo que ser intervenida quirúrgicamente. Las complicaciones provocaron su ingreso en la Unidad de Cuidados Intensivos del Hospital Virgen del Rocío en Sevilla debido a una sepsis por infección. Alí pasó cerca de un mes y el 25 de agosto fue dada de alta tras su recuperación. Sin embargo, poco después sufrió una afección cardíaca de larga duración y sus extremidades acabaron necrosándose, por lo que los médicos no encontraron otra salida que amputarle, de urgencia, parte del dedo índice de la mano derecha y un dedo del pie derecho.

"Las llamo heridas de guerra"

"Para mí lo más importante es que me salvé y por eso puedo decir que el 26 de julio volví a nacer", ha afirmado la soprano española en declaraciones a ABC. "Consecuencia de la intubación y lo que viví tengo lo que llamo heridas de guerra en las manos y pies y entenderás que hoy mi prioridad es cuidarme y sanarme entera y del resto me da igual lo que digan o dejen de decir", ha añadido Ainhoa Arteta sobre la repercusión de su estado de salud.

"Mis hijos, gracias a Dios, están bien y yo tengo que recuperarme. Eso es ahora mismo lo único que puedo comentar", ha dicho la soprano, que el mes de marzo pasado enfermó de coronavirus, que le dejó secuelas que agravaron el cólico nefrítico que padeció en el mes de julio. La artista se encuentra en estos momentos en Bilbao, donde recupera su salud.