El médico Jesús Candel, más conocido como Spiriman, ha vuelto a generar polémica en redes sociales al cargar contra los farmacéuticos y acusarlos de estar haciendo “caja con la venta de las mascarillas”. Un ataque frontal a un sector que ha estado frente a la pandemia todo este tiempo, reclamando la falta de abastecimiento de ciertos productos, tanto para la venta como para su propia seguridad.

No han sido pocos los que han recordado a Spiriman que este problema nada tiene que ver con su voluntad de hacer negocio. Han explicado al controvertido doctor las dificultades que se están encontrando, la inflación en los precios, sus peticiones a las administraciones y los numerosos llamamientos para poner fin a este problema que han realizado desde que el coronavirus -ese virus que Spiriman catalogaba como pollanovirus- empezó a provocar el miedo de la ciudadanía española.

“Una compra de un conocido esta mañana en una farmacia X del centro de Granada. ¿Ahora os toca a algunos farmacéuticos hacer caja, verdad? ¡Dos mascarillas FFP2 a 18€! ¡Las estoy comprando yo, y mejores que esta, a 1,85€! 1,85 por 2= 3,7. ¡Vaya margen metéis en situación de necesidad!”, ha tuiteado el polémico médico andaluz, siendo posteriormente preguntado por muchos profesionales de las farmacias por su proveedor tan barato, ya que ellos han explicado no encontrar mascarillas en ningún sitio. Por el momento, Candel, después de vanagloriarse de una gestión desconocida, no ha dado detalles.

Este último ataque es solo uno más de un médico prolífico en su uso de las redes sociales. Sus continuos ataques al Gobierno, al resto de trabajadores o a personas del sector son constantes. Sus insultos también.

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Lo que han hecho los farmacéuticos

Y es que los problemas con los precios no son culpa del sector farmacéutico. De hecho, el Consejo General de Colegios Farmacéuticos propuso esta semana ante los precios de compra que estaban teniendo que afrontar que el Gobierno que fijara el precio y distribuyesen las mascarillas de forma controlada a través de la tarjeta sanitaria, "a margen cero, sin ganancia ni beneficio para la farmacia".

Antes de eso, el Consejo había propuesto al Ministerio de Sanidad distribuir las mascarillas “a margen cero, es decir, sin ninguna ganancia ni beneficio para la farmacia, en las condiciones y precio que fije el Gobierno”.

También fueron los primeros en levantar la voz de alarma. Cuando el coronavirus llegó, el acopio de mascarillas fue masivo por parte de la ciudadanía. Pidieron, e incluso rogaron, que se controlara la venta desde las administraciones competentes, además de exigir a la ciudadanía que hiciera un uso racional.

¿Qué hacía mientras tanto Spiriman?

Jesús Candel insulta desde su poltrona particular a todo el mundo. Es un patrón en cada uno de sus vídeos. Sin embargo, lo que no cuenta es lo que decía antes de que la alarma fuera visible para todo el mundo del coronavirus, o “pollonavirus” (que era el término que él acuñaba para reírse del alarmismo).

“Esto si que es EVITABLE y no el contagio de un resfriado de un #pollanovirus de pacotilla”, “me revienta enormemente el gasto sanitario público que se va a producir en nuestra sanidad pública con la ayuda de alarmistas periodistas, políticos y medios de descomunicación irresponsables, que en su mayoría, tienen un seguro privado”, o “el nuevo virus de pacotilla” eran algunas de las lindeces que escribía el susodicho.

 

No es la primera vez

Uno de los momentos en los que Spiriman empezó a labrar su futuro como comunicador tiene que ver con los insultos que dedicaba a Susana Díaz. Su fijación, casi obsesiva, deja en la hemeroteca insultos de todo tipo que acabaron en los juzgados: “Susana Díaz lidera una organización criminal”.

“Susana, eres una hija de puta” o “socialistas de mierda, nazis de mierda” son otros de sus calificativos más sonados. La inclinación casi enfermiza al insulto, la mofa y la frase de brocha gorda es marca de la ‘casa Sipiriman’. Mujeres, periodistas, fiscales, médicos, personal sanitario… para todos ellos ha tenido alguna vez un insulto, aunque hasta ahora sus excesos le habían salido gratis.