Hace 86 años, tal día como hoy, 26 de abril, pero de 1937, la Legión Cóndor alemana y la Aviación Legionaria italiana llevaron a cabo todo un genocidio en España. Se trató del brutal ataque aéreo sobre la localidad vizcaína de Gernika. Con la complicidad del Ejército rebelde español, en una unidad tripartita y siniestra de los fascismos europeos, llevaron la devastación a un pueblo que simbolizaba del autogobierno y de los fueros vascos.

Técnicamente un genocidio

Los aviones descargaron bombas explosivas y proyectiles incendiarios, causando la destrucción de la emblemática villa. Pero además del daño infligido por la aviación, se ametralló a la población civil indefensa por medios de vuelos rasantes y de forma indiscriminada. Si la denominación técnica de genocidio es la de “aniquilación o exterminio sistemático y deliberado de un grupo social por motivos raciales, políticos o religiosos…”, sin duda el bombardeo de Guernica y la masacre de la Desbandá, lo fueron. Se buscaba la aniquilación de de un grupo social “deliberadamente”, en este caso, por motivos políticos.

El objetivo de los sublevados franquistas fue el mismo de toda su criminal acción represora desde el 18 de julio del 36, es decir, amedrentar, hacer caer el ánimo de la población y extender el terror. Esa era la acción “ejemplarizante” de los golpistas.  Si en paralelo, causaban bajas, destruían ciudades y eliminaban focos de oposición, la acción era completa.

La Desbandá, Durango, Madrid…

Otras ciudades como Otxandio, Gijón o Madrid, desde el inicio del golpe de estado ya habían sido objeto de criminales ataques aéreos, mandados por Franco pero ejecutados por la aviación nazi alemana y la fascista italiana.  Para la historia de la ignominia y del crimen colectivo contra la humanidad, queda el recuerdo de cómo en febrero de 1937, la Legión Cóndor en comandita  con fuerzas aéreas, terrestres y navales franquistas arrasaron a mujeres, niños y mayores en la carretera entre Málaga y Almería, en la Desbandá. También, el 31 de marzo, aviones italianos bombardearon otra localidad vasca, Durango. Hubo más localidades que sufrieron ataques pero fue la ejecutada en la villa de Gernika la de mayor repercusión internacional.

Fueron los corresponsales de guerra extranjeros, quienes informaron de la masacre en Gernika, como fue Pablo Picasso quien creó el símbolo mundial de la guerra y de la barbarie a través de su mural. El Guernica del pintor malagueño, encargado por las autoridades de la II República para la Exposición Internacional de París de 1937, se transformó en un paradigma pictórico del antifascismo y del antibelicismo.

Fue la villa vasca y su bombardeo, un campo de prácticas para el nacional socialismo, una especie de ensayo tétrico de este tipo de ataques aéreos que luego, se repetirían durante la Segunda Guerra Mundial. Dirigentes cercanos Hitler así lo reconocerían, años después, en el juicio de Nuremberg. La guerra civil española fue de las primeras en la que la población civil se convirtió en objetivo militar.

Sin acuerdo en el número de fallecidos

Los cálculos de letalidad no están claros aún. Algunas estimaciones cifran los fallecidos en un rango que abarca de los 120 a los 300 muertos. Más recientemente, Xabier Irujo, codirector del Center for Basque Studies de la Universidad de Nevada y autor de un reciente estudio sobre el tema, cifraba el número de fallecidos en torno a los 2000. El historiador británico, Hugh Thomas, habla de entre 100 y 1600, estimando con más verosimilitud, en torno a 1000 muertos.

Población civil, refugiados y soldados en retirada

La villa contaba antes del ataque con una población de unos cinco mil habitantes. A esta, habría que añadir un gran número de soldados, que se batían en retirada para preparar la defensa de Bilbao. También hay que sumar un buen contingente de refugiados que huían del avance de las tropas franquistas. Guernica carecía de defensa antiaérea pero ubicaba tres fábricas de armas.

El ataque fue terrible mediante una enorme cantidad de bombas medianas de 250 kg, ligeras de 50 kg y más de tres mil proyectiles incendiarios de aluminio de 1 kg sobre el casco urbano de la ciudad. Al mismo tiempo, los cazas, disparaban en vuelo rasante a las personas que huían del lugar.

El incendio no se pudo apagar hasta el día siguiente

Los enormes daños causados provocaron una colosal humareda, por lo que los últimos bombarderos, al no ver los objetivos, descargaron las bombas a ciegas. El dato habla por sí solo: el incendio provocado por el bombardeo no se pudo apagar hasta el día siguiente.

Descripción dantesca de un cura

El sacerdote Alberto Onaindía, en carta dirigida al cardenal Gomá, plasmó así lo dantesco del escenario: “Llegó de Bilbao con el alma destrozada después de haber presenciado personalmente el horrendo crimen que se ha perpetrado contra la pacífica villa de Guernica, símbolo de las tradiciones seculares del pueblo vasco... tres horas de espanto y escenas dantescas. Niños y madres hundidos en las cunetas, madres que rezaban en alta voz, un pueblo creyente asesinado por criminales que no sienten el menor alarde de humanidad. Señor Cardenal, por dignidad, por honor al evangelio, por las entrañas de misericordia de Cristo no se puede cometer semejante crimen horrendo, inaudito, apocalíptico, dantesco. [...] Una ley eterna, la de Dios, impide matar, asesinar al inocente. Todo eso se pisoteó en Guernica ¿Quién será el cruel personaje que en frío y en el gabinete de estudio ha planeado ese crimen espantoso de incendiar y matar a toda una población pacífica”.

Disculpas y reconocimiento del gobierno alemán

En 1997, el entonces presidente de Alemania, Roman Herzog, a través de una carta leída por el embajador alemán en España a los supervivientes del bombardeo con motivo del sesenta aniversario, pidió públicamente perdón por la manifiesta autoría alemana de la masacre.

 86 años después, la villa de Gernika sigue siendo parte integrante y esencial de la memoria democrática, un símbolo de la crueldad de la guerra contra la población civil.