En plena oleada por la subida de los precios, los supermercados son uno de los establecimientos que más beneficios están teniendo. La misma semana en la que hemos conocido, según datos del INEque el Índice de Precios de Consumo (IPC) subió en junio hasta el 10,2%, ElPlural.com se ha desplazado para realizar una compra básica hasta los dos supermercados que más diferencias presentan en cuanto a los precios: el supermercado más caro de la Comunidad de Madrid, Sánchez Romero de La Moraleja, y el más barato de la región, Alcampo City de Usera, junto a Madrid Río.

Para ello, hemos decidido comprar 1kg de sandía, 1kg de zanahoria, 1kg de tomate, 1kg de patata, 1kg de melocotón, 1kg de ciruela, 1kg de pollo, 1kg de jamón cocido, 1kg de queso, 1kg de huevos, 1kg de aceite, 1kg de leche, 1kg de arroz, 1kg de lubina y una barra de pan.  Así, nos encontramos con la primera diferencia notable: mientras que en el supermercado ubicado en La Moraleja la compra total asciende a 96.20 euros, en el más barato solo llega a los 58.88 euros. Una diferencia del 63%.

Por productos, encontramos enormes diferencias; artículos como la zanahoria multiplican casi por cinco su precio en Sánchez Romero, con un 485% de diferencia (0,68 frente a 3,98 euros el kilo) y otros tan veraniegos como la sandía aumentan su precio en un 220% (0,59 frente a 1,89 euros el kilo). 

Mientras tanto, la ciruela sube un 168%, la lubina un 112%, el melocotón un 107%, el tomate un 77%, la barra de pan un 64%, el jamón cocido un 55%, el aceite un 53%, el queso un 38%, el huevo un 34%, el pollo un 28%, la patata y la leche un 11%. La sorpresa la da el arroz, que es un 2% más barato en el supermercado más caro.

Estas cifras se convierten en varias decenas de euros cuando sumamos todos los productos y, poco o nada, tienen que ver con la subida de precios generalizada.

"Los agricultores no nos estamos enriqueciendo, son los especuladores"

Rubén Sánchez, secretario general de Facua, aboga por un doble etiquetado que informe a los consumidores del precio en origen y el que ven en el supermercado en aquellos alimentos que no son elaborados y encarecen su precio por la transformación. "Está claro que con la reciente aprobación que prohíbe la pequeña venta a pérdidas se ha dado un gran paso, pero los agricultores que trabajan solos o en pequeñas agrupaciones tienen una enorme presión por parte de quienes les compran los productos", indica.

"La transparencia en ese sentido haría que los consumidores tuvieran información al respecto y conociera cómo se están machando a los agricultores y ganadero", concluye Sánchez.

Sin embargo, contrasta con los datos aportados desde la Unión de Pequeños Agricultores y Ganaderos (UPA). A lo largo de la cadena de suministros los precios aumentan notablemente su precio hasta un 1190% . Así ocurre, por ejemplo, con el tomate, que los agricultores venden a aproximadamente a 0,32 euros el kilo. El único producto que no multiplica varias veces su precio es el aceite, aunque sufre un incremento del 71%.

Antonio Moreno, responsable de Fruta de UPA, señala la "indignación que se está viviendo con los precios que están pagando los consumidores". "No hay razón de ser para que ocurra lo que está ocurriendo. Los agricultores en muchos casos de repercutir el aumento de precios que estamos teniendo y nos encontramos con incrementos del 300% de lo que nos pagan al agricultor desde que dejamos el producto listo para salir al supermercado hasta que llega", denuncia.

"Es importante que el consumidor sepa que el agricultor no se está enriqueciendo y son los que están sufriendo y produciendo el producto. Los que se enriquecen son los especuladores", concluye.