Este año ha sido especialmente intenso en el panorama internacional y nacional, marcado por cambios políticos, crisis sociales, conflictos armados y acontecimientos simbólicos que han dejado huella.
El 2025 comenzó con un giro significativo en la política mundial el 20 de enero, cuando Donald Trump volvió a la presidencia de Estados Unidos tras su investidura en Washington. Su regreso reactivó viejas tensiones diplomáticas y económicas, al anunciar desde el inicio una agenda nacionalista centrada en el proteccionismo y la confrontación con aliados tradicionales.
En abril, el foco informativo se trasladó al Vaticano con la muerte del papa Francisco, cuyo fallecimiento puso fin a uno de los pontificados más importantes de las últimas décadas. Su figura, asociada a la defensa de los más vulnerables y a la modernización de la Iglesia, fue honrada con funerales multitudinarios. Ese mismo mes, Trump volvió a sacudir la escena internacional al anunciar una batería de aranceles comerciales, presentados de forma muy visual con una tabla que se hizo viral. La medida provocó caídas en los mercados y reabrió el temor a una guerra comercial global.
También en abril, España vivió un apagón eléctrico de gran alcance, que afectó a varias comunidades y paralizó servicios básicos durante horas. El suceso generó inquietud social y abrió un debate sobre la seguridad del sistema energético y la gestión de infraestructuras críticas en un contexto de transición ecológica.
Tras semanas desde el fallecimiento de Francisco, en mayo fue elegido el nuevo sumo pontífice, León XIV, iniciando una nueva etapa para la Iglesia católica. Su nombramiento fue interpretado como una apuesta por la continuidad.
El verano estuvo marcado por la tensión social. En julio, los disturbios de Torre Pacheco pusieron destacaron los problemas de convivencia, desigualdad y gestión migratoria, con enfrentamientos que obligaron a un importante despliegue policial. En agosto, la atención se centró en los graves incendios forestales que asolaron amplias zonas de España, favorecidos por la sequía y las altas temperaturas, reavivando el debate sobre el cambio climático y la prevención de catástrofes naturales.
En septiembre, una protesta a favor de Palestina interrumpió una etapa de la Vuelta Ciclista en Madrid, generando un intenso debate sobre los límites de la protesta política en eventos deportivos y reflejando la sensibilidad social ante el conflicto en Gaza. Precisamente en relación con este conflicto, en octubre se anunció un alto el fuego en Gaza, recibido con cautela por la comunidad internacional tras meses de violencia y una grave crisis humanitaria.
Ese mismo mes, España celebró un funeral de Estado en recuerdo de las víctimas de la DANA, un acto de homenaje y reconocimiento institucional al que asistieron rostros como el de los reyes, Felipe VI y Leticia Ortiz, el presidente del Ejecutivo, Pedro Sánchez, e incluso el presidente por entonces de la Generalitat Valenciana, Carlos Mazón, el cual decidió asistir a pesar de las solicitudes de los familiares de las víctimas.
El mes de noviembre estuvo cargado de simbolismo y tensión política. España conmemoró los 50 años de democracia, con actos oficiales y reflexiones sobre la Transición y los retos del sistema democrático actual. Al mismo tiempo, la actualidad se vio sacudida por la sentencia al fiscal general del Estado, Alvaro García Ortiz un fallo judicial que provocó una fuerte polémica y reabrió el debate sobre la independencia de la justicia.
En este mismo contexto de desgaste institucional, se produjo también la dimisión de Carlos Mazón como presidente de la Generalitat Valenciana, abriendo una etapa de incertidumbre política en la comunidad. Aun dentro del plano político, sobre la investigación en torno a la trama Koldo, el Tribunal Supremo decretó la entrada en prisión provisional del exministro de Transportes, José Luis Ábalos, y su exasesor Koldo García, en la cárcel de Soto del Real.
Finalmente, el año se cerró en diciembre con una noticia que se sospechaba durante semanas en el ámbito cultural: España anunció su salida de Eurovisión, una decisión que generó un amplio debate público y simbolizó un final de año marcado por la controversia de la retirada del concurso por la continuidad de Israel en este.
En conjunto, 2025 quedará como un año de cambios, tensiones y decisiones clave, tanto en España como en el escenario internacional, cuyos efectos seguirán marcando la agenda política, social y cultural en los próximos años.