Con ser extremadamente grave la aniquilación del Estado de bienestar al que estamos asistiendo con la excusa de paliar el déficit presupuestario heredado -¡vaya lo que da de sí la herencia y menos mal que no recibieron el testigo para gobernar un país más afectado por la crisis que el nuestro como Irlanda, Grecia o Portugal!-, digo que con ser grave el exterminio de los servicios públicos básicos, no lo es menos y con efectos devastadores a más largo plazo, el grave deterioro que están ocasionando a la democracia por la absoluta falta de respeto a sus valores, principios y modos. Pretenden -salvaguardando, cuando no acrecentando, los intereses de quienes representan con medidas como la amnistía fiscal- resolver un desequilibrio en las cuentas públicas, o sea, reducir al máximo un déficit económico que perjudica, fundamentalmente, a la rentabilidad de sus inversiones en deuda soberana ... pero no les importa lo más mínimo generar un profundo déficit democrático.

Hace unos días nos sorprendieron cambiando la normativa vigente con el ordeno y mando de un Decreto-ley para entrar a saco en RTVE -pues la sutileza de los consensos la interpretan como una debilidad y no como una fortaleza del sistema-; en esta semana pasada ha transcendido que Mariano Rajoy estaría valorando si celebrar o no el debate del Estado de la Nación -argumentan en Moncloa que el presidente de gobierno, que prometió transparencia y dar la cara para explicar a los españoles sus decisiones, está muy atareado con las labores propias de su cargo-; y, antes de ayer, según pudo leerse en La Gaceta, nos enteramos que el ministro de Interior tiene la intención de retirarle la escolta a la persona más amenazada de España, el juez Baltasar Garzón.

El secretario de Estado de Seguridad desveló, según este diario, que cuando llegó a Interior, comprobó que las escoltas de Garzón “eran notoriamente excesivas” y que tanto su mujer como su hija también disponían de protección personal. Asimismo, este responsable de la Seguridad -¿de quién? habría que preguntarse- avanzó que, con los nuevos planes de retirada de escolta puestos en marcha hace semanas por el ministerio, Garzón puede quedarse sin ningún tipo de seguridad porque “él ya no ejerce esa función de riesgo”. “La escolta no es un servicio de mayordomía que presta el Estado”, zanjó el número dos de Jorge Fernández.

Los lectores de este periódico -genuinos representantes de la derecha que nos gobierna- le dan la razón al ministerio y opinan que Garzón es “muy valiente con sus escoltas pero que solito seguro que anda cagado ¿También le tenemos que pagar los dodotis?” -quien así se expresa disimula su extraordinaria valentía bajo el nick de “Areso”-. Por su parte, “Lucesita” argumenta que “es inadmisible saber que este personaje camina con escoltas que nos cuesta el dinero de nuestros bolsillos. Esto solamente pasa en un país como el nuestro” y que “Basta ya de tanta sinvergüenzeria de éste hombre” y, por último, alguien con ínfulas de grandeza intelectual porque se hace conocer por “Cervantino” razona del siguiente modo: “¿Es autoridad, cargo público? ¿Funcionario relevante? No. Es un paisano. Hay concejales en las Vascongadas jugándose el tipo, y ese ciudadano nada ejemplar, que tiene un montón de dinero y buenas relaciones con enemigos de España como la Kirchner, y no se sabe cuántas ocupaciones más de famoseo y parafernalia, ¿no puede pagarse de su bolsillo al escolta, si considera que lo precisa? ... Que los recortes del PP lleguen de una vez al individuo ese”.

Lo dicho, andan tan crecidos que dan hasta un poquito de pavor. Que tome nota la izquierda “pura” que se queda en casa el día de las elecciones mirándose el ombligo, porque luego tenemos que salir todos a la calle -la “pura” y la que no lo es tanto porque se conoce de sobra su propio ombligo- para exigir democracia cuando la más trascendente de sus formalidades no ha sido ejercida en el momento en el que había que hacerlo. ¡¡Pues no será porque no hay alternativas en las urnas antes de esperar cómodamente en casita -y en ocasiones criticando desde su atalaya de la “pureza” a los que ejercemos esta facultad democrática- el advenimiento irremediable de la derechona más retrógrada del continente europeo!!

Gerardo Rivas Rico es licenciado en Ciencias Económicas