Pues bien, estos dos personajes, -Rato y Guindos- se han montado, y seguro que seguirán montados, en el péndulo de la política y las finanzas, alternativamente. Y ese péndulo, como envenenado incensario, nos está soltando el humo que nos intoxica. Es inevitable, como estamos viendo, que sus experiencias en la política las trasladan a su mundo mercantil, y llevan a la política los conocimientos adquiridos en los mercados. Y así seguirán. Este fenómeno es muy habitual en el mundo del liberalismo. Habitual y tentativo, porque algunos políticos que no proceden del mundo liberal, han caído en esa dinámica. Quizá porque sea muy lucrativa. Pero a la política no le ha hecho nada de bien. La llenan de “productos tóxicos”.

Estos vaivenes de lo público a lo privado, tienen como consecuencia más inmediata, la invasión de lo privado en lo público. El final de este recorrido es que el mundo de lo privado se apodera de la política. La Sanidad se administra con criterios mercantiles. La Educación se organiza para seleccionar a los ciudadanos. Se olvidan que son servicios, y no operaciones al servicio de intereses monetaristas. Ahora tenemos un ejemplo, tan claro como elocuente. El Gobierno de España, “formado por políticos” encarga a agencias privadas la inspección de nuestro sistema financiero. Agencias que han demostrado en su trayectoria tremendos errores en sus diagnósticos, porque actúan en beneficio de los mercados y de las entidades financieras que representan. Como diría Xavier Vidal-Folch: poner las zorras al cuidado del gallinero. Es una clara crisis política, que nos conduce al desprestigio total de todas las instituciones públicas.

Julio García-Casarrubios Sainz
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