Dos preguntas muy diferentes a primera vista. Pudiera parecer que no tienen nada que ver la Guerra Civil y la Transición. Pero sí que podemos encontrar algo en común. Las dos tienen mucho que ver con el enfrentamiento entre españoles. ¿Cuál es la diferencia? Que la primera es la consecuencia del absoluto convencimiento, de que el problema de España no se solucionaría nunca mientras no desapareciese del mapa el diferente; mientras unos no aniquilasen a los otros. Es el exterminio. La segunda también procedente del enfrentamiento, pero con la visión contraria de que el exterminio del diferente no era la solución. La solución venía por la puesta en común de ambas visiones. Mientras la primera no solucionó nada nunca, la segunda fue el principio de la solución definitiva.

Una vez vistas ambas propuestas se yergue ante nosotros un caso singular: España. Una nación de tradición católica e historia turbulenta especialmente desde principios del siglo XIX, cuyo estereotipo más difundido dentro y fuera de sus fronteras la asocia, como recuerdan los grabados de Goya, al dogmatismo y el autoritarismo, a la barbarie y el atraso. El cambio político, social y económico a la España de hoy es lo transcendente, lo importante, lo significativo. No cuando empieza o cuando acaba ese cambio.

El problema es que algunos se empeñan en no dar por acabado el proceso. Algunos, sumidos en la crispación, pretenden rememorar el enfrentamiento, no cruento, pero sí dialéctico.

Julio García-Casarrubios Sainz

http://juliocasarrubios.blogspot.com