Ya lo hizo Aznar, hace más de diez años, y ahora lo ha hecho Rajoy. Parece como si la mayor satisfacción de algún dirigente político fuese arrimarse al más alto, al más importante, al más poderoso, sin pensar si es lo que más le conviene al colectivo a quien ese político representa. Esa debería ser su prioridad.

¿Es el interés general lo que les mueve?, o es la vanidad y la presuntuosidad. Creo que no. No. Eso sería ser un malpensado. Creo que es sencillamente la idea equivocada, de que cuanto más cerca esté del poderoso más beneficio voy a obtener, y si encima de eso, es de la misma corriente partidista mejor. ¡Falso!

José María Aznar se arrimó ciegamente a Bush, porque era el país más poderoso, y porque era de su misma corriente ideológica. Pero no pensó en que ese árbol no le daba buena sombra a España. Todo lo contrario: “muy mala sombra”. Aznar, entonces, se alejó de la sombra de Alemania, quizá porque en ese momento estaba gobernada por los socialistas. Se apartó del europeísmo.

Mariano Rajoy, hasta ahora, ha seguido la misma táctica. No lo ha hecho con Estados Unidos, porque su presidente no pertenece a su misma onda. Se ha cobijado a la sombra de Alemania, porque es la más poderosa de Europa y porque Merkel pertenece a su mismo partido. Pero no ha pensado en que las políticas de Merkel son tremendamente perjudiciales para nuestro país, como se está viendo. Perjudiciales para España y para Europa. Y terminará siéndolo para Alemania.

La esperanza que nos cabe, es que Rajoy, más maleable que Aznar, se dé cuenta, parece que ya se está dando, de que las políticas que propone Hollande son más adecuadas a la salida de la crisis, aunque sea socialista. Más vale tarde que nunca. Rajoy no va en nombre del Partido Popular, va en representación de España.

Julio García-Casarrubios Sainz
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