Parece inaudito que en una época en la que no existía la escritura también existiese la mentira, pero más allá de los fraudes que nuestros antepasados pudieran hacerse entre sí, hoy nos ocupamos de las mentiras que nuestros contemporáneos han contado sobre la prehistoria.
En Estados Unidos tuvieron el caso del gigante de Cardiff, en el Reino Unido al hombre de Piltdown, y en Japón las excavaciones de Shinichi Fujimura, pero en España no nos quedamos atrás. Varias pinturas rupestres han sido declaradas fraudes y por tanto parte de la historia falsa de España.
Cuando el arte rupestre se puso en valor, hubo unos cuantos tropezones académicos, como el caso de Émile Cartailhac que consideró falsas las pinturas de Altamira, pero por lo general el conocimiento sobre el arte prehistórico creció parejo a las envidias y el afán de protagonismo de los falsificadores. La aparente sencillez de su trazado propició el fraude, evidentemente no es lo mismo falsificar un bisonte del paleolítico que la Rendición de Breda.

Altamira fue tenida por un fraude

Altamira fue tenida por un fraude. Pero, ¿cuántos fraudes rupestres hubo en España?

No obstante, los pigmentos, técnicas y la infinidad de detalles científicos hacen prácticamente imposible falsificarlas. Por ello, la mayoría de las pinturas rupestres falsas fueron detectadas por puras chapuzas. En España tenemos variados ejemplos. Quizá los más antiguos nos remonten a los años 30 del pasado siglo XX, cuando la protección de estos yacimientos y su consiguiente financiación despertó la astucia de los falsificadores.
El ejemplo más evidente nos remonta a la cueva de Socampo (Asturias) descubierta en 1933 con flamantes pinturas rupestres que a priori no tuvieron mucho recorrido, pues apenas 8 meses después fueron desacreditadas por Francisco Benítez Mellado quien las consideró obra de un bromista.

Desde los años 30 hasta casi la acutalidad la manía de crear pinturas rupestres falsas ha sido constante en España como este caso de la cueva de Cobijeru

Desde los años 30 hasta casi la acutalidad la manía de crear pinturas rupestres falsas ha sido constante en España como este caso de la cueva de Cobijeru (Fuente: htts://artepaleoliticoenasturias.com)

En las investigaciones de esa cueva había colaborado el arqueólogo Cesáreo Cardín Villa, quien ¡oh casualidad! Encontró una cueva con pinturas rupestres justo debajo de su casa. No sería hasta después de la Guerra Civil cuando la cueva conocida como Cuetu Lledías se estudiase y se diese por auténtica pese a las serias sospechas de muchos especialistas.
El acceso de Cardín a material arqueológico y conocimientos técnicos hizo que la falsificación y los retazos auténticos se mezclasen en un enrevesado engaño que terminó saliendo a la luz. La cueva había sido creada por Cardín con un claro interés turístico.

Lo bueno de la cueva falsa de Cuetu Lledias es que sirvió de refugio antiaéreo para su autor durante la Guerra Civil

Lo bueno de la cueva falsa de Cuetu Lledias es que sirvió de refugio antiaéreo para su autor durante la Guerra Civil (Fuente: https://llanaeslife.com/cuetu-lledias/)

También en Llanes nos encontramos otra gruta, la cueva de Cobijeru, de gran protagonismo rupestre porque parte de sus paredes se decoran con presuntas pinturas paleolíticas. En este caso el fraude parece mucho más reciente y a priori sin un ánimo de lucro. No obstante, la mezcolanza de estilos y formas es tan evidente que lo convierte en un anacronismo total. Las figuras humanas del estilo levantino conviven con animales, como el reno, ya ausentes en la Península Ibérica por aquel entonces.
Pero no queda aquí la cosa, en los años 90 otra cueva saltó a los medios, se trataba de Zubialde (Álava) considerada desde la órbita política como: «el mayor hallazgo prehistórico de la última década y el más importante del País vasco».  La polémica se desató cuando desde el mundo científico se puso en duda demostrándose finalmente, con juicio incluido, que el autor había sido su mismo descubridor, Serafín Ruiz, estudiante de historia y espeleólogo.

No solo es que los animales ya habían desaparecido de la Península Ibérica, es que entre los objetos aparecidos surgieron muestras tan poco prehistóricas como restos de un estropajo verde

No solo es que los animales ya habían desaparecido de la Península Ibérica, es que entre los objetos aparecidos surgieron muestras tan poco prehistóricas como restos de un estropajo verde (Fuente: https://macizodelgorbea.blogspot.com/)