El nacimiento de Cristo se resume de manera extraordinariamente breve en los cuatro evangelios oficiales, Mateo solo le dedica dos capítulos, Lucas lo resume en uno y Marcos y Juan sencillamente no dicen nada.
¿Cómo entonces hemos podido montar nuestros belenes si hay tan poca información? La solución se encuentra en los evangelios apócrifos, unos textos expulsados por la iglesia actual pero tenidos como ciertos hasta el siglo XVI, cuando se celebró el Concilio de Trento.
Ese convivir durante siglos con textos ahora vedados, hizo que las historias que narraban pasasen al imaginario de los fieles y de ahí al arte, las festividades y por su puesto la Navidad. Veamos pues qué cosas sabemos de los evangelios apócrifos, aunque no los hayamos leído.

1. La sagrada familia viajaba en burro:
Nada dice la Biblia de cómo viajaron por Nazaret, Belén y Egipto la familia de Cristo, sin embargo, todos tenemos asumido que lo hicieron en burro ¿por qué? Fundamentalmente porque lo dice el evangelio apócrifo llamado Pseudo Mateo en su capítulo 18: “y en llegando a la proximidad de una gruta, quisieron descansar en ella. Por lo que María bajó del jumento y se sentó”

La sagrada familia viajaba en burro


2. Que la Virgen María sea joven
La brevedad con la que se describe a la madre del Mesías en la versión oficial es igualmente llamativa, apenas le dedican unas líneas mientras los apócrifos le dedican libros enteros, como el evangelio Sobre la natividad de María. En este texto se nos dice que cuando casaron a María con José ella tenía 14 años, pero si atendemos al, también apócrifo, Protoevangelio de Santiago la edad de María desciende a los 12 años, en definitiva, a penas una adolescente. Bodas que hoy nos escandalizarían, pero asumidas como lógicas hace más de 2000 años.

La virgen María era una adolescente


3. Que vista de azul
La indumentaria más frecuente de María es un manto azul. Algo que nos remite a las representaciones de la Inmaculada Concepción, donde ese color viene a simbolizar la pureza, es decir que en contra de lo que ocurre con el resto de mortales, María nació “inmaculada”, es decir, sin la mancha del pecado original. Esto, lógicamente, solo podría haber ocurrido de manera sobrenatural y para ello se necesitaba que san Joaquín y santa Ana (los padres de la Virgen) hubiesen tenido una concepción milagrosa. ¿De dónde obtener esta información? Exacto, de los evangelios apócrifos, en concreto el Protoevangelio de Santiago y Sobre la natividad de María.

La virgen María viste de azul


4. Que san José sea anciano
Pocos personajes bíblicos son más incómodos para los teólogos que los hermanos de Cristo. Los mencionan los cuatro evangelios canónicos incluso el evangelio de San Mateo dice que eran por lo menos seis, por lo tanto, es imposible negar su existencia. Ahora bien, ¿cómo aceptar que María fuera virgen con tal tropel de hijos?
La solución fue una pirueta argumental atribuyendo a san José un matrimonio anterior haciendo así que llegase anciano al desposorio con María. El evangelio apócrifo del Pseudo Mateo dice literalmente que José es “viejo” y por lo tanto así se le ha representado durante siglos.

San José es un anciano


5. Que tenga una vara florida.
Si la versión oficial de Jesús dice poco de la Virgen, mucho menos de san José, entonces ¿por qué le vemos siempre con un bastón con flores? La explicación de nuevo sale de los apócrifos donde en Libro de la natividad de María en su capítulo 7 nos dice:
“Pues es bien sabido que (el profeta) Isaías dice: Brotará un tallo de la raíz de Jesé y se elevará una flor de su tronco, sobre ella reposará el espíritu del Señor: espíritu de sabiduría y de entendimiento, espíritu del Señor”.
En resumen, según los apócrifos san José vio como su báculo reverdecía y florecía, incluso también se cuenta que brotó de él una paloma para que se cumpliesen las profecías de que el niño que nacería en su familia era el elegido.

San José tiene una vara florida


6. La mula y el buey.
Otros elementos indispensables en todo belén son la mula y el buey de los cuales no hay ni rastro en la versión oficial. Nuevamente son los apócrifos en concreto el Pseudo Mateo quien lo sitúa en la escena. Su sentido, otra vez, es hacer que las profecías se cumplan pues según dejó dicho Isaías “el buey conoce a su amo, y el asno el pesebre de su dueño”.

La mula y el buey
7. Las dos parteras que atendieron a María
En muchas representaciones artísticas, como los cuadros de Luis de Morales, Zurbarán, Maíno o Pantoja de la Cruz, vemos a dos mujeres bañando al niño o cuidando de María sin que nada sepamos de ellas por los evangelios canónicos, surge entonces la pregunta lógica ¿quién son? Según los apócrifos se tratarían de las parteras Salomé y Zelomi. Esta última era piadosa y creyente pero la otra era desvergonzada e incrédula, por lo que intentando palpar con sus manos la virginidad de María acabó siendo castigada quedándosele la mano seca. Afortunadamente el niño, que ya era precoz para hacer milagros, obró el prodigio y la curó.
Parteras que atendieron a María
8. Los nombres de los Reyes Magos
Otros personajes imprescindibles son los Reyes Magos, cuyas vidas son relatadas con detalle en los apócrifos. De este modo sabemos de sus nombres: Melkon (de donde vendría Melchor), Baltasar y Gaspar gracias al evangelio Armenio de la Infancia. También se nos narra allí sus lugares de origen: Persia, India y Arabia.
Los tres Reyes Magos

9. Que nació en una cueva.
Los evangelios son contradictorios entre sí, según san Mateo los Reyes Magos vieron al niño en una casa, san Lucas dice que después de nacer, el niño fue puesto en un pesebre. Con lo cual ¿de dónde nos montamos la idea de que Jesús nació en una cueva?
Son varios los evangelios apócrifos los que insisten en el nacimiento subterráneo de Cristo, pero es el de Pseudo Mateo, en su capítulo 14, el que aclara la confusión: “Tres días después de nacer el Señor, salió María de la gruta y se aposentó en un establo. Allí reclinó al niño en un pesebre, y el buey y el asno le adoraron”.

Jesús nació en una cueva
10. El Diablo en el belén
Como los belenes son cosa también de niños, es normal encontrarse dinosaurios pastando entre ovejas, superhéroes junto a las lavanderas y demás juguetes varios ¿pero el Diablo? Cómo es posible que el Maligno aparezca en representaciones tan solemnes como el belén napolitano del Palacio Real de Madrid o el tríptico de La Adoración de los Magos pintado por el Bosco. La solución de nuevo se encuentra en los apócrifos, concretamente en el capítulo 8 del evangelio apócrifo de la Historia de José el Carpintero donde se dice que la matanza de los inocentes fue urdida por el mismísimo diablo aconsejando a Herodes.
El diablo en el Belén

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