La historia, como cualquier disciplina tiene sus errores. Confusiones comprensibles cuando se trata de fallos de traducción, de datación… pero inadmisibles cuando detrás de esos errores se esconden aviesas intenciones.
Es lo que podríamos llamar la historia falsa de España. Un relato donde se usan los mitos, fábulas y leyendas para sacar un rédito político, religioso o económico. Se miente y se dan por ciertas historias redomadamente falsas en un intento torticero de cambiar el pasado a favor de quien lo escribe. Y no son pocos los ejemplos, incluso con reputados maestros como Jerónimo Román de la Higuera, Vicente Juan y Amat y otros tantos historiadores del fraude.

La historia falsa de nuestro país nos lo explica. Arca de Noé en el Beato de Urgell
¿Qué tiene que ver Noé con España? La historia falsa de nuestro país nos lo explica. Arca de Noé en el Beato de Urgell.

 

Como es tan ingente la cantidad de patrañas a lo largo de nuestra historia, empezaremos por la más remota de todas: la famosa arca de Noé. Un relato bíblico que hasta los sacerdotes del siglo XVII pusieron en duda. Por ejemplo: el jesuita Juan Eusebio Nieremberg se planteaba cuántas especies animales se perdieron en el momento en el que los carnívoros salieron del arca si solo había una pareja de cada animal.
Es cierto, que hoy nos asombra como grupos creacionistas siguen defendiendo la existencia real del diluvio (generando así un debate apasionante con los terraplanistas que tendrían que explicar donde ha ido a parar todo el agua del diluvio) pero también se dio como hecho real durante el franquismo y así lo vemos con la famosa enciclopedia Álvarez, donde no solo se daba por cierto el mito, si no que se empleaba para advertir a los niños de la existencia de “buenos” y “malos” en la historia.

Imagen de la Enciclopedia Álvarez en su edición de 1965

Imagen de la Enciclopedia Álvarez en su edición de 1965.

En otras épocas las disculpas son más aceptables. Tal es el caso del historiador visigodo Isidoro de Sevilla cuando leyendo la obra del cronista judío Flavio Josefo interpretó la frase: “fundó Tubal (nieto de Noe) a los tubelos, a los que ahora se llaman iberos” como la Iberia que luego fue Hispania, sin darse cuenta que existe otra iberia en Georgia, que es a la que se refiere Flavio Josefo.
Desde entonces Tudela, Vélez Málaga, Tafalla… se sumaron a esta idea para defender que sus localidades habían sido fundadas por este nieto de Noe.
No contentos con esto, los gallegos también se subieron al carro (o al arca, como quiera verse) argumentando que la localidad de Noia fue fundada en honor a la nuera del patriarca bíblico que se llamaría algo así como Noelia (nombre que por supuesto no aparece en la biblia y podría ser ese como cualquier otro).
A esta corriente conocida como “tubalismo” se le fueron agregando detalles como por ejemplo la fecha en la que desembarcaron Tubal y los suyos: exactamente 4819 años, o que como afirma el famoso cronista vasco Esteban de Garibay, el euskera sea tan peculiar porque es lo que se hablaba antes del diluvio.

El escudo de Noia

El escudo de Noia. Son tantas las leyendas en España sobre Noé y los suyos que de darlas todas por ciertas estaríamos hablando de la llegada incontrolada de inmigrantes a nuestras costas.

Aunque la guinda del pastel se puso en el año 1498, cuando el fraile dominico Annio de Viterbo dijo haber encontrado un documento importantísimo supuestamente escrito por el sacerdote caldeo Beroso, autor del que tan solo se conservaban fragmentos. Ese documento revelaba que Tubal había creado un linaje de reyes que ¡oh casualidad! terminaba en los Reyes Católicos.
¿Pero porqué en la dinastía hispánica y no en la francesa? La solución era sencilla, el afortunado sacerdote trabajaba para el papa valenciano Alejandro VI, el famoso papa Borgia, y si cupiera alguna duda de que la intención era adular al pontífice baste con recordar que ese mismo documento decía que en esa Hispania remota hubo una ciudad llamada Roma, pero como en griego “rhome” es valentía, no podía ser otra que la actual ciudad de Valencia. Por lo tanto, Rodrigo Borgia era papa de Roma por los cuatro costados.
En definitiva, que quien no tiene un pasado glorioso es porque no quiere.

Cómo se le iba reprochar nada Annio de Viterbo si sus mentiras adulaban al papa y a los reyes de España

¿Cómo se le iba reprochar nada Annio de Viterbo si sus mentiras adulaban al papa y a los reyes de España?