Cuando decimos que Madrid es un cuadro no es porque en agosto de 2001 la policía buscase un canguro en el distrito de San Blas, ni porque en el 2008 unos atracadores con pistolas falsas tuviesen que ser atendidos por el Samur al desmayarse en su fuga (a pie) con dos rehenes. No. Nos referimos a que la capital de España ha sido retratada en tantas ocasiones que hoy día podríamos decir que caminar por sus calles es como adentrarse en una pintura.
Este proyecto lo comencé allá en el 2012 cuando visitando la Vila Medici (en Roma) pude ver el lugar exacto que Diego Velázquez reflejó en uno de sus lienzos. Para el resto de turistas, aquel rincón de los jardines no tenía ningún valor, e incluso la guía que nos explicaba me miró con suspicacia cuando me veía hacer fotos a la aparente nada.
Partido en diagonal, a la izquierda, el paisaje de Velázquez, y a la derecha, la foto de 2012 de ese mismo lugar.
El resultado habla por si solo y aunque se podría hacer en infinidad de ciudades me centré en Madrid (en este documental os explico cómo encontrar esos lugares) creando una serie de foto-cuadros en los que lienzos y fotos se fusionan en una sola imagen.
Goya y el Vicente Calderón
Algunos de estos fotomontajes hoy día serían imposibles, pues en una década la ciudad ha cambiado enormemente. El estadio del Atlético de Madrid ha desaparecido, pero se encontraba en el epicentro de un lienzo de Goya: La pradera de San Isidro (Museo del Prado).
La verbena del 15 de mayo de 1788 fue plasmada por el pintor aragonés con tal lujo de detalles, que incluyó el horizonte madrileño. Allí se aprecia la distancia entre la iglesia de San Francisco el Grande y la de San Andrés, lo cual nos orienta para saber exactamente cual es el lugar que inspiró a Goya.
El mismo ambiente festivo que Goya pintó en su cuadro pervive cada mes de mayo a pesar de los siglos
Velázquez pintando en el Retiro
Uno de los cuadros menos conocido de Velázquez es la Lección de equitación del príncipe Baltasar Carlos (Colección del duque de Westminster). En el que vemos un edificio desde el que los reyes se asoman para ver a su hijo montar a caballo.
Siempre se dijo que el edificio era el antiguo palacio del Buen Retiro, ¿pero exactamente dónde?
Ayudándonos del mapa que Pedro Texeira hizo de Madrid, casi a la vez que Velázquez pintaba el cuadro, podemos entender que lo representado es la cara norte un ala del palacio, conocida como el cuarto del Príncipe.
De hecho, el príncipe estaría montando en corbeta, es decir, en la misma posición que tenía la estatua ecuestre de su padre colocada allí mismo en ese siglo y situada a la plaza de Oriente en el presente.
El lugar exacto, según el mapa de Texeira estaría al Este de la iglesia de los Jerónimos, es decir, en las cercanías de las calles Academia y Alfonso XII.
Las personas diminutas de la Puerta del Sol
Otro aspecto interesante de estos foto-cuadros es que nos permiten descubrir cuanto “mentían” los pintores. El ejemplo perfecto nos lo ofrece Luis Paret, famoso por haber pintado la iglesia del Buen Suceso (hoy desaparecida) y situada en la Puerta del Sol.
Pues bien, al encontrar el enclave exacto descubrimos que Paret exageró las dimensiones de la iglesia haciéndola más monumental y en consecuencia a las personas diminutas.
La Puerta del Sol actual fusionada con el cuadro de Luis Paret que conserva el Museo Nacional de Bellas Artes de La Habana.
Un muerto entre la comida rápida
Hace 400 años el conde de Villamediana fue asesinado en la calle Mayor y llevado al portalón de su palacio donde se confirmó la muerte. Así lo pintó Manuel Castellano en el cuadro que hoy se encuentra en el Museo de la Historia de Madrid (aunque pertenece al Museo del Prado).
El palacio de Villamediana se encontraría en el actual número 4 de la calle Mayor, haciendo que el paisaje del fondo sea la calle Esparteros, una arteria presidida entonces por las Gradas de San Felipe, un mentidero donde antiguamente se difundían rumores y noticias falsas y hoy hamburguesas y patatas deluxe.
No solo es que el fondo sea una cadena de comida rápida, si no que el lugar exacto donde estaría tendido el cuerpo del conde hoy día es una mesa de otro restaurante de cocina 'Tex-Mex'.
El palacio congelado
Nunca sabremos cómo seria Madrid, si el famoso Alcázar de los Austrias no hubiese ardido la fatídica Nochebuena de 1734. Lo que sí sabemos es dónde se situó Jean Cornelius Vermeyen para dibujar lo que él llamó Le chasteau de Madril. En mi opinión serían los Altos del Rebeque, en las cercanías de la calle Bailén, pudiendo ver así el palacio de los Vargas allá en la Casa de Campo. Por lo tanto, así veríamos el Alcázar si lo pudiésemos haber congelado cinco siglos en el tiempo.
.Así sería ver Mardrid por una ventana que nos llevase al siglo XVI.
Patinadores recibiendo a Carlos III
En domingo 13 de julio de 1760 Madrid anunciaba por todo lo alto la llegada del nuevo rey desde Nápoles. Se hicieron arquitecturas efímeras como este arco de Santa María que terminaría inmortalizando Lorenzo Quirós tres años después de los hechos.
Con el pasar de los siglos el lienzo acabó en la Real Academia de San Fernando y hoy día nos sirve de guía para saber cual era el lugar exacto donde ocurrió la celebración. La confluencia entre las calles Mayor, Sacramento y Bailén.
Antaño lugar de homenajes reales y hoy solaz de patinadores urbanos.
El fastidio de las obras durante siglos
Puede que alguien crea que los suelos levantados, las calles cortadas, los escombros y los ruidos es solo cosa de ahora, pero la pintura madrileña también nos demuestra que las obras llevan existiendo siglos en Madrid. En este cuadro, de autor anónimo, se muestran las obras de construcción de la Casa de la Villa, donde los bueyes sustituyen a los camiones y el gentío de Madrid es suplido por espadachines.
Por lo tanto este foto-cuadro sería el sueño que todos los madrileños hemos tenido alguna vez, ver la ciudad terminada de una vez.
El cuardro del Milagro de la Virgen de Atocha muestra la Plaza de la Villa antes de 1695, año en el que se concluyeron esas obras.