Parece que el primer ministro de Islandia ha cambiado de opinión. La verdad es que, desde que saliera a la luz su nombre en relación con los llamados ‘papeles de Panamá’, Sigmundur David Gunnlaugsson ha dado una de cal y una de arena.

Pocas horas después de la publicación de la investigación, que destapaba la existencia de cientos de empresas en paraísos fiscales con las que personajes de todos los ámbitos sociales se ahorraban impuestos, el primer ministro islandés adelantó que daría explicaciones ante el Parlamento. Exactamente lo mismo que ocurriría en España, o no.

Tras el subidón democrático por ver a un mandatario compareciendo libremente, Gunnlaugsson dio la de arena: no pensaba dimitir. Es más, según explicó en declaraciones a la televisión pública de su país, prefería agotar la legislatura y esperar a que los ciudadanos dieran su opinión cuando llegase el momento de acudir a las urnas; es decir, esperar hasta la primavera del 2017.

Y el presidente dice que no

24 horas después, la veleta vuelve a girar y, este martes, ha pedido la disolución del Parlamento. Pese a dar este paso, su propuesta ha sido rechazada por el presidente del país, Ólafur Ragnar Grímsson.

Grímsson lo ha hecho, según los medios locales, bajo el argumento de que no se le ha consultado al socio de coalición en el Gobierno, el Partido de la Independencia. Aun así, en los mismos medios se baraja la posibilidad de que se abran consultas para la formación de una nueva alianza gubernamental o que se convoquen elecciones anticipadas.

Los ciudadanos piden su dimisión

A lo largo de la tarde del lunes, más de 10.000 personas se manifestaron en la capital (Reikiavik) exigiendo la dimisión de Gunnlaugsson. Incluso abrieron una petición en una plataforma digital para conseguir el mismo objetivo. Pocas horas después, habían conseguido 23.000 firmas.

Al mismo tiempo, la oposición (formada por los socialdemócratas, el partido Pirata, Izquierda-Verdes y Futuro Brillante) pidieron un voto de censura contra el jefe del Gobierno, una medida para la que todavía no se ha fijado una fecha concreta.

Los 'papeles de Panamá', difundidos por diversos medios y el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ, por su sigla en inglés), muestran que Gunnlaugsson y su esposa, Sigurlaug Pálsdóttir, eran dueños de una sociedad de Islas Vírgenes Británicas llamada Wintris en la que tenían cerca de 4 millones de dólares en bonos de, sorprendentemente, los tres principales bancos islandeses que se vinieron abajo durante la crisis de 2008.