El comisario José Manuel Villarejo se ha caracterizado por el secretismo de sus actuaciones. Además de denunciar que el exdirector del CNI, Félix Sanz, filtró una imagen suya a El País que le ponía en riesgo a él y sus operaciones, este domingo fue entrevistado en Salvados con gafas de sol y gorra para proteger su anonimato.

Pero hubo un tiempo en el que Villarejo se prodigaba ante las cámaras, como en 1990, cuando interpretó a Frankestein en la película Aquí huele a muerto… (pues yo no he sido) de Martes y 13.

Aquel filme estaba dirigido por Álvaro Sáenz de Heredia, director que siempre se ha considerado un buen amigo del comisario. Hasta el punto de que ocho años después, en 1998, volvió a contar con él para un cameo en la cinta Papá Piquillo.

Esta vez, Villarejo sí tiene diálogos, porque en su papel de Frankestein sólo emitía rugidos y sonidos guturales. En este caso, en cambio, detiene a dos delincuentes a los que cachea y amenaza con pegar a uno de ellos, hasta que le relaja su compañero. Siempre se actúa mejor con experiencia.