El pasado viernes 22 de junio concluyó la etapa de José Antonio Sánchez como presidente de Radio Televisión Española, casi cuatro años después de que fuera elegido por mayoría absoluta en el Congreso de los Diputados. Tras dos elecciones generales, que diversificaron lo suficiente el arco parlamentario, sus señorías no fueron capaces de entender que entre tesis y antítesis podía haber una síntesis que renovase la dirección de la corporación del medio público. Después de prosperar la moción de censura presentada por el PSOE, ese mismo viernes, el gobierno presidido por Pedro Sánchez aprobaba por decreto ley la renovación de RTVE en el Consejo de Ministros.

A partir de ahí, varios nombres saltaron a la palestra informativa como ‘candidatables’ a presidir la radio televisión pública. Ayer por la mañana, en una entrevista en ‘Espejo Público’, el líder de Podemos, Pablo Iglesias, antes de que se hiciese oficial el nombramiento, desvelaba que el jefe de política de eldiario.es, Andrés Gil, sería el presidente que habrían pactado la formación morada junto con el PSOE para presidir RTVE.

Irritación de profesionales y plantilla

Tal y como era de esperar, el malestar del sector audiovisual se manifestaba a través de las redes sociales. Periodistas como Anna Bosch, Xabier Fortes, Mamen Mendizabal, Carlos del Amor o Esther Palomera, entre otros muchos, han hecho pública su perplejidad ante semejantes formas. Además, desde UGT-RTVE han destacado en un comunicado que este hecho “vuelve a poner de relieve los grandes problemas de base que están asfixiando el futuro de RTVE”.

Sin cuestionar la profesionalidad de Gil, coinciden con la plataforma de trabajadores en que se vuelve a buscar en un medio externo y privado con un marcado posicionamiento político. Al tiempo que añade que “cambiar de cantera mediática, desde las y los profesionales de los medios del ámbito de la derecha a los del ámbito de la izquierda, no va a contribuir a la despolitización de RTVE, tan necesaria para su futuro democrático y empresarial. La sociedad es amplia, plural, y esto no lo refleja, sino que más bien restringe a la sociedad para la que RTVE trabaje para el mundo de la política, y más concretamente del sector político gobernante”.

Si en 48 horas echaron a Rajoy, lo mismo se puede consensuar un presidente

Desde hace tiempo las trabajadoras y los trabajadores de RTVE, están pidiendo la renovación de la corporación, ya que José Antonio Sánchez dejó el ente en uno de los momentos más controvertidos. Ayer se ha celebrado el décimo viernes negro, en el que la plantilla se viste de ese color para ir a trabajar, como señal reivindicativa por la libertad de información. Si terminar con este malestar, según apuntó la portavoz del gobierno, Isabel Celáa, es uno de los objetivos del Gobierno, ya que quiere que la nueva RTVE esté “al servicio del interés general y no de ninguna ideología”, ya que “el objetivo es informar desde la independencia, el pluralismo, la mentalidad, la imparcialidad y la verdad “, el comienzo no ha sido el más adecuado.

A pesar de que este nombramiento es transitorio, ya que está en marcha un concurso público para la elección del nuevo consejero, han fallado no solo las formas, sino también el fondo. Con respecto a las primeras, no es normal que se conozca un nombramiento por un portavoz de una formación que no forma parte del gobierno. Lo relativo al fondo es de mayor calado. Primero porque se trata de buscar a un o a una profesional que conozca la radio televisión pública, ya que no se puede gestionar algo desde el desconocimiento. En este caso el pasado, no solo debe de servir para explicar el presente, sino para no repetir los mismos errores en el futuro. La situación de la radio televisión pública española requiere de un plan estratégico que garantice la independencia, la pluralidad y la despolitización; además de priorizar entre otras muchas cosas, la producción propia, ya que nuestra radio televisión no solo vive de contenidos informativos en donde se cronometra el tiempo y el espacio que ocupan en una escaleta las piezas de política. Nuestra radio televisión es mucho más. Tiene que ser competitiva en el mercado internacional, con todo lo que ello implica. En este caso no solo se trata de encontrar el cómo, primero tienen que hallar el quién.

Está claro que cuando un gobierno progresista llega al poder, genera muchas expectativas entre el electorado socialdemócrata; tantas que pueden generar un efecto boomerang. En este caso, es innegable la esperanza, por lo que no se puede explicar por qué nos han dejado estupefactos. Una vez más la ciudadanía va por delante de la política. Además de ponerse lazos, de solidarizarse con los viernes negros, también es necesario que, aunque se trate de una interinidad, demuestren que saben hacer las cosas y poner al frente a una persona que al menos conozca a fondo el funcionamiento de un medio público de estas características. Tal y como rezan los principios de la Unesco para la Radio y Televisión Pública: “ Ni comercial ni estatal, la radio y televisión pública tiene su única razón de ser en el servicio público .

Es la radio y televisión del público; se dirige a cada uno en calidad de ciudadano. Fomenta el acceso a la vida pública y la participación en ella. Desarrolla los conocimientos, amplía horizontes y permite que cada uno se comprenda mejor al comprender al mundo y a los demás”.